Alarma en Galicia ante una ola de incendios incontrolable: “Es como intentar parar un tsunami”
Los indómitos fuegos de Ourense baten récords históricos de superficie quemada sin dejar de avanzar y centran la preocupación del Gobierno

Galicia es tierra curtida en combatir olas incendiarias pero como esta, ninguna. Lo repiten los vecinos, los bomberos, los agentes forestales, los ecologistas y, ahora ya, las autoridades. Nunca jamás se habían afrontado fuegos tan indómitos, de tales dimensiones, durante tanto tiempo y sin vislumbrar el final en los partes meteorológicos. “Esto es imparable, es como intentar parar el tsunami de Indonesia”, ilustra Rubén Cuiñas, que lleva 22 años de bombero forestal en el distrito de Ourense, la provincia que más arde de España. Las alarmas han saltado también en Madrid. Galicia es ahora la comunidad en llamas que más preocupa al Gobierno de Pedro Sánchez después de la devastación alcanzada en Castilla y León, con dos fallecidos.
Los voraces fuegos de Ourense fulminan marcas sin dejar de avanzar. El de Chandrexa de Queixa lleva nueve días fuera de control y ya es el más destructivo de la historia de Galicia tras llevarse por delante 17.000 hectáreas. Esta ola le ha arrebatado el triste récord a la de julio de 2022, cuando las llamas calcinaron 12.800 hectáreas en Folgoso do Courel (Lugo). Anteriormente hubo crisis incendiarias muy graves, pero no con estos megafuegos tan difíciles de parar.
El segundo fuego más virulento de estos días, el de Oímbra, sigue activo también y con sus 11.000 hectáreas quemadas hasta el momento supera ya a los focos más graves de las dos anteriores olas de este siglo. La del otoño de 2017 arrasó 35.500 hectáreas en toda la comunidad en dos días, frente a las 46.000 hectáreas de esta semana solo en Ourense. Entonces, el peor incendio fue uno de Pontevedra de 8.800 hectáreas. En agosto de 2006, la provincia más afectada también fue Pontevedra, con 43.000 hectáreas de las 88.000 de toda Galicia. El fuego más trágico se produjo en Cerdedo, con 7.300 hectáreas y tres muertos.
Con las llamas saltando ya de Ourense a Lugo, Galicia es la comunidad en la que la situación más preocupa al Gobierno, señalan desde La Moncloa. Son 14 los fuegos activos, 11 de ellos en la provincia de Ourense, según datos de la Xunta. Los que más preocupan son los orensanos de Larouco, que amenaza núcleos de Lugo, y de O Ribeiro, que este sábado ha obligado a confinar a una veintena de aldeas. El viernes, cuando Pedro Sánchez hizo la ronda de llamadas a los presidentes de Galicia, Castilla y León, Extremadura y Asturias, tenía especial interés en comunicarse con el primero, Alfonso Rueda (PP), en vista de la cada vez más inquietante evolución de las llamas en su territorio.
La Xunta admite que su dispositivo, formado en Ourense por un millar de efectivos, está desbordado. Este sábado Rueda ha reclamado a Sánchez 20 vehículos para movimiento de tierra, dos helicópteros o aviones, 30 motobombas, tres nodrizas para abastecimiento de camiones de extinción y unos 200 soldados para vigilancia y control. También ha anunciado que pondrá en marcha ayudas “de manera prácticamente inmediata” para los ganaderos que se han quedado sin pastos y para los vecinos que han perdido su vivienda u otros bienes. “Ya lo hicimos otras veces. No es la primera crisis incendiaria que Galicia padece, pero estaremos a la altura de la intensidad y de las pérdidas”, ha prometido Rueda.
El BNG propone la creación de un fondo urgente de 200 millones de euros para la “recuperación social y ambiental” de las zonas afectadas. “No podemos aceptar como normal que el país arda año tras año”, afirma su líder, Ana Pontón, que pide que esta tragedia sea “un punto de inflexión”. Los socialistas exigen a Rueda “más transparencia”, que comparezca a diario para informar sobre la “dimensión real” y las previsiones de los técnicos sobre un desastre del que no se atisba final.
Situación muy complicada
El presidente gallego ha demandado más medios al Ejecutivo central mientras convocaba de urgencia y en festivo la cobertura de 177 plazas del servicio contraincendios que los sindicatos aseguran llevar meses reclamando, según lo ha denunciado el jefe de brigada y presidente del comité de empresa de la Consellería de Medio Rural en Ourense, Óscar Rodríguez.
El llamamiento a los profesionales en listas de contratación se produjo este viernes, en pleno caos, para cubrir puestos de emisorista-vigilante, bombero forestal, jefe de brigada y conductor de motobomba. CC OO recuerda que lleva desde el pasado febrero alertando sobre “la grave situación que atraviesa el dispositivo” debido a que la Xunta no ocupa los puestos que crea sobre el papel y no sustituye a los trabajadores con bajas de larga duración. Medio Rural, por su parte, niega que la convocatoria sea para cubrir bajas largas sino las que “se están produciendo a lo largo de estos días”. “El índice de cobertura de plazas es de casi el 100%”, sostienen fuentes de la consellería, un dato que los sindicatos desmienten con rotundidad.
Esta cobertura de vacantes en medio de la ola incendiaria no parece que vaya a servir para reforzar las brigadas en estos días tan complicados. Fuentes sindicales ya advierten de que los trabajadores que sean contratados se incorporarán en el mejor de los casos en el plazo de una semana. “Con estas oleadas, no llega ni con el doble ni con el triple de los efectivos actuales”, apunta un agente forestal. Sin embargo, CC OO advierte de que estas carencias de personal son peligrosas: no solo condicionan la eficacia del operativo sino que aumentan los riesgos para los profesionales que sofocan los fuegos.
Mientras, la fatiga física y psicológica invade a los equipos de extinción. “La situación en Ourense es dantesca”, describe el jefe de brigada Óscar Rodríguez. Los efectivos que combaten las llamas afrontaron este sábado una jornada muy complicada, una más, con el desafío de los vientos cambiantes y el calor sofocante. Las llamas avanzan ya por la comarca de Valdeorras (Ourense). La policía local de O Barco (13.000 habitantes) recorrió este sábado las aldeas para alertar a los vecinos de la cercanía del fuego y de la necesidad de evacuar a niños, mayores o personas enfermas o con discapacidad ante “una situación extremadamente grave”.
Rodríguez explica que la intensidad creciente de los incendios en Galicia es consecuencia del cambio climático al que acompaña una “política forestal absurda”. Con cansancio, augura que cuando todo pase se abrirá, al igual que después de las otras olas, un debate sobre cómo prevenir estas catástrofes. El presidente de la Xunta ya ha prometido que tomará medidas en esa línea. “Pero me temo que una vez más se quedará en nada”, lamenta este trabajador contraincendios.
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