Sandra Barneda: “Eso de las izquierdas y las derechas es arcaico, un pensamiento que solo sirve para marcar distancias”
La presentadora será la encargada de retransmitir las campanadas junto al humorista Xuso Jones desde Formigal en Telecinco y Cuatro


Sandra Barneda (50 años) no formaba parte en su juventud de ese grupo social que esquía por defecto: “De la misma manera que te digo que toda mi vida he ido de camping, la verdad que no soy una snow girl, no” explicaba aún desde Madrid, ya ansiosa por irse a la estación de esquí de Formigal (en el Pirineo aragonés), desde donde esta noche retransmitirá las campanadas junto al humorista Xuso Jones. Allí intentará hacer sus primeros pinitos sobre la nieve, pero en trineo. “Como me voy a grabar a la isla en enero no me dejan arriesgarme a una lesión…”. Risueña, enérgica e infinitamente optimista, a Barneda no le gustaría que ella y a su compañero los comparasen con aquellos Pocholo y Borjamari de Martes y Trece que se iban a Baqueira Beret para presumir de estatus: “Vamos a celebrar 2026 no 1980. Por fortuna, la sociedad ha evolucionado”.
Pregunta. Usted anunció en un telediario el cambio de milenio. ¿Qué cree que ha mejorado desde entonces?
Respuesta. Yo no soy nada catastrofista, cada vez menos, debo de ir en contra del mundo… Creo que hemos ido a mejor en conciencia colectiva. Vamos hacia lo colectivo y no al individualismo que teníamos en finales del siglo XX. Todavía cuesta mirarnos como grupo pero creo que está cambiando. Quizá, si tuviese que poner un pero, diría que tenemos que cuidar más a los niños y a los ancianos.
P. ¿Por qué ese pero?
R. Creo que la soledad es transgeneracional y aunque estamos hiperconectados hay cierto aislamiento emocional en las franjas de edad más vulnerables. A eso habría que ponerle un poco más de atención.
P. ¿Y usted cree, como dice la famosa firma de embutidos, que estamos polarizados?
R. El divide y vencerás existe desde los romanos. Yo creo más en la unión hace la fuerza y es a lo que me gusta jugar. Lo otro no me interesa.
P. ¿Pero lo dice como comunicadora televisiva?
R. Como comunicadora, como persona, como ciudadana, como amiga.
P. ¿Y en cuanto a la buena salud de “la unión hace la fuerza” también es optimista?
R. La realidad es tan poliédrica… Yo no vivo en una burbuja, también sufro los estragos y golpes de la vida pero quiero ser optimista y tiendo a ver siempre el vaso medio lleno y no medio vacío. Eso no significa que no podamos estar enfadados o con la rabia puesta, pero creo que al final la solución es amarnos mucho a nosotros mismos y a los demás. Quien practica una política de división y del cabreo a mí no me interesa.
P. Dicho lo cual, usted dice a menudo que es muy Juana de Arco y hubo un tiempo que echaba sin miramientos a colaboradores del platós. ¿A quién echaría del Plató Tierra?
R. Parece un topicazo, pero a todos aquellos que propician la guerra y no la paz. Y no vale con que señalemos solo a los líderes. ¿Nosotros qué hacemos? ¿Saltamos a la mínima en una comida familiar o intentamos sostenernos y comprender?

P. No se atreve con un nombre propio, ¿no?
R. Es que eso es divide y vencerás [risas]
P. Imagínese que mañana cuando se levante ya no es famosa. ¿Cuál sería su plan B?
R. Me reinventaría. A mí no me limita ser conocida, me reinvento cada día: siempre pensando en un negocio nuevo, en aprender algo. Por ejemplo, el año pasado dije: “Oye, voy a aprender a montar a caballo”. Estoy enganchada. Y ahora digo: Pues cuando vuelva de la isla, iré dos veces por semana. Ahora estoy terminando mi nueva novela, me andan detrás para que haga un podcast… Ya de pequeña quería ser inventora y lo he sido: de mi propia vida.
P. ¿Nunca ha tenido una depresión?
R. Como tal no. Hace un año perdí a mi sobrino, con solo veinte años, que era mi persona favorita en el mundo, y eso te rompe, claro. Es una tristeza y un dolor horribles. Todavía estamos pasando ese duelo. Pero yo creo que hay un momento que tu instinto de supervivencia te demuestra que el sufrimiento es una elección. El dolor se mantiene, pero hay que aprender a vivir con él, porque puede que no se vaya nunca. Ante una pérdida así solo siento más amor hacia los míos y lo que intento es sentirme más viva que nunca y agradecer las cosas buenas que me pasan, porque las malas llegan y hay que agarrarse. Hay que seguir y celebrar la vida.
P. ¿Cuándo fue la última vez que revisó sus creencias?
R. Yo siempre me estoy revisando, intentando no repetirme, no caer en la rutina, no ir con el perro por los mismos sitios todos los días…
P. ¿Y en el plano de los valores?
R. También siempre estoy dándole vueltas. Por ejemplo, yo antes me colocaba plenamente en la izquierda, pero ahora yo creo eso de las izquierdas y las derechas es arcaico, un pensamiento de los tiempos de los movimientos obreros que solo sirve para marcar distancias, no algo propio de las sociedades digitales del siglo XXI. Creo que los partidos no han evolucionado hacia ideologías adaptadas a nuestros tiempos y nuestras necesidades sociales y entonces me pasa como a Rosalía, me cuesta mucho enmarcarse en un ismo y ya no tengo claro del todo donde caigo. Ya te digo que estoy en la frecuencia de la unión y no hay ningún político que la practique.
P. Usted estudió interpretación. ¿Hay “método” para dar las Campanadas?
R. Mira, ya las di en una ocasión, en 2020, desde Canarias, cuando estaba entrando Filomena, con un frío de narices. Como no nos dejaban reunirnos, fue darlas y sentir un eco enorme. Me tuve que ir a una habitación sola. Cinco años después las doy rodeada de amigas y en la nieve, que eso de las Navidades blancas pues están en nuestro imaginario colectivo desde pequeños y solo eso ya me devuelve mi espíritu de niña y me pone una sonrisa. En ese momento voy a transmitir toda mi mejor energía.
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