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El número de desplazados internos en el mundo vuelve a dispararse en 2024 con un nuevo récord de 83,4 millones

Los conflictos y los desastres provocados por el cambio climático impulsan la cifra de personas que se trasladan en su propio país hasta triplicarla respecto a 2008

Israel - Palestina
Lola Hierro

Cada año, los expertos en crisis humanitarias revisan puntualmente la cifra de desplazados internos y siempre encuentran que han alcanzado un nuevo máximo. En esta ocasión, el récord sonroja. Al cierre de 2024, al menos 83,4 millones de personas habían tenido que abandonar su hogar en su propio país, bien por culpa de un desastre natural o bien por la violencia desatada por un conflicto armado. Son casi siete millones más que en el año anterior y más del triple que en 2008, cuando el Observatorio de Desplazamiento Interno (IDMC por sus siglas en inglés), la fuente autorizada mundial de datos y análisis sobre este fenómeno, comenzó a recopilar información.

Con su nuevo Informe Global sobre Desplazamiento Interno, publicado este martes, el IDMC recoge información exclusivamente sobre aquellas personas obligadas a desplazarse, pero sin cruzar las fronteras de su país, a diferencia de los refugiados. En los últimos años, se ha producido un aumento importantísimo debido a los conflictos armados, que provocaron la huida de casi un 90% de los 83,4 millones totales. Una de las situaciones más graves se está viviendo en Sudán, donde la guerra civil desatada el 15 de abril de 2023 ha provocado la mayor crisis humanitaria del mundo, según Naciones Unidas, y con ella, el mayor desplazamiento humano jamás registrado: 11,6 millones de individuos, sobre todo mujeres y niños. Los afectados en este país y República Democrática del Congo (5,3 millones) suponen el 45% del total registrado.

No es menos preocupante la extrema necesidad en la que vive la población de Gaza: prácticamente la totalidad de los dos millones de habitantes de la Franja han tenido que desplazarse no una, sino varias veces, en función de los interminables bombardeos del ejército de Israel sobre todo el territorio, incluidos los campos de desplazados. Por eso, el número de movimientos registrado es mayor que el de personas: 3,2 millones.

Líbano también ha llamado la atención de los investigadores, pues solo entre mediados de septiembre y finales de noviembre, cuando Israel emprendió una serie de bombardeos diarios sobre el país, 1,1 millones de personas tuvieron que dejar su casa. Y en Ucrania, al menos 3,3 millones siguen sin poder regresar a su casa y tampoco han encontrado unas condiciones óptimas para rehacer sus vidas porque la ofensiva del presidente ruso, Vladímir Putin, sigue en marcha pese a los repetidos llamamientos de la comunidad internacional a un alto el fuego. “No se han registrado tantos movimientos de población como en 2022 y 2023, pues muchas zonas ya han sido evacuadas, pero la población y el Gobierno cada vez tienen menos recursos financieros para hacer frente a la situación”, anota Vicente Anzellini, coordinador del informe.

Desastres naturales

En el caso de los desastres naturales, también se ha producido un repunte, principalmente porque 2024 fue un año muy activo en tormentas, tornados y tifones, que causaron algo más de la mitad de los movimientos. Aunque la métrica es más complicada. “Muchas veces tenemos muy buena información del movimiento inicial, pero perdemos el registro de cuanto tiempo permanecen fuera los damnificados”, aclara Anzellini. Se registraron 45,8 millones de nuevos desplazamientos por desastres en 163 países y territorios, la cifra más alta desde 2008, y principalmente en Estados Unidos, Filipinas, la India y Bangladés. Sin embargo, el número de personas que continuaba desplazada a finales de año era de 9,8 millones.

La diferencia tiene una connotación positiva porque muchos de los desplazamientos fueron evacuaciones preventivas dirigidas por los gobiernos, como en Estados Unidos, con más de 11 millones de movimientos después de varios huracanes. “Cerca de un tercio de los países afectados habían puesto en marcha evacuaciones preventivas, es muy positiva: hay medidas que funcionaron y muchas de esas personas pudieron regresar a casa”, subraya Anzellini. No obstante, el informe recalca que estas siguen teniendo un coste humano y financiero que podría reducirse con más inversiones en preparación y reducción del riesgo de catástrofes.

Un fracaso colectivo

Las guerras y las inundaciones son las causas últimas del desplazamiento, también de que aumenten las cifras. Pero la verdadera razón no está en un desencadenante inmediato, sino en problemas de largo recorrido, perpetuados a lo largo de los años, según el IDMC, y en el “fracaso colectivo” a la hora de abordar esas causas subyacentes. La organización se refiere al apoyo insuficiente que los perjudicados reciben para poder volver a casa o para empezar una nueva vida allá donde estén. Pero también a cuestiones como la pobreza y la desigualdad, que cada año añaden nuevos desplazados a los que ya había y que obligan a muchos otros a trasladarse de nuevo, aumentando su vulnerabilidad con cada huida, denuncia el informe.

No incluye a refugiados ni a otras personas necesitadas de protección internacional, que junto a los desplazados ascienden a casi 120 millones de personas, según el Alto Comisionado de la ONU para los refugiados (Acnur). Vicente Anzellini, director del informe, explica que la importancia de visibilizar específicamente la figura del desplazado interno es porque ellos no tienen la misma protección internacional de los refugiados, que pueden solicitar asilo y beneficiarse de una serie de derechos recogidos en la Convención de Ginebra. Y eso que son más que los refugiados, de los que se registraron 43,4 millones en el último año.

Los desplazados internos dependen exclusivamente de las legislaciones nacionales, así que es importante que la comunidad internacional ponga más atención a esas personas que no han cruzado una frontera, pero tienen las mismas necesidades de protección que quienes sí lo hicieron. “La comunidad internacional tiene una responsabilidad limitada, pues este es un asunto más de política interna, el rol de los gobiernos es esencial”, apunta. “Lo que sí debe hacer la comunidad internacional es apoyar a esos gobiernos para que apliquen más medidas y más concretas encaminadas a la protección de los desplazados internos”.

El experto insiste en que los gobiernos deben poner a las personas desplazadas, que son las más afectadas, en el centro de las discusiones sobre reconciliación y paz. En este sentido, el informe de este año recoge un ejemplo de buenas prácticas, el de Colombia, cuya ley considera a los desplazados víctimas del conflicto armado y eso les garantiza una serie de derechos. “Paradójicamente, es otro de los países que ha registrado un mayor aumento de desplazados internos, pero se debe a que el Gobierno de Gustavo Petro revisó los números y concluyeron que había muchas más personas desplazadas y se debía hacer más por ellos”, celebra Anzellini.

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Sobre la firma

Lola Hierro
Periodista de la sección de Internacional, está especializada en migraciones, derechos humanos y desarrollo. Trabaja en EL PAÍS desde 2013 y ha desempeñado la mayor parte de su trabajo en África subsahariana. Sus reportajes han recibido diversos galardones y es autora del libro ‘El tiempo detenido y otras historias de África’.
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