Palestina en Eurovisión
La candidata israelí se presenta como superviviente de los ataques de Hamás e inaugura el género de la “canción prolimpieza”


Eurovisión es supuestamente una fiesta apolítica, un concurso de talentos que, sin embargo, se ha convertido los últimos años en una metáfora de la política internacional y de la identidad europea en tiempos de guerra. Este año, tristemente, el festival vuelve a ser reflejo de la complicidad de Europa con el genocidio del pueblo palestino, tal y como refleja la aceptación del tema político de Israel y la gestión de las protestas del público por parte de la organización. Con todo, y pese a quien pese, la voz de Palestina se escucha en Eurovisión. Los europeos escuchan lo que Europa desoye.
En esta edición, la candidata de Israel es Yuval Raphael, se presenta artísticamente como superviviente de los ataques de Hamás del 7 de octubre de 2023, y a pesar de ser una cantante apolítica ha inaugurado el género de la “canción prolimpieza”. Digo limpieza sin especificar el tipo porque yo también soy apolítica. Ojo al estribillo que ha pasado el filtro de la UER como tema apolítico: “Un nuevo día amanecerá, la vida continuará. La oscuridad se desvanecerá, todo el dolor pasará, pero nosotros nos quedaremos”. ¿Nos quedaremos? ¿Pero dónde? ¿Y quién se quedará? Eso no lo dice la canción, pero todos lo sabemos: con lo que se quiere quedar Israel después de limpiar étnicamente Gaza es con su territorio, donde ya existen proyectos inmobiliarios de reconstrucción. Algo así como Gaza Ciudad de Vacaciones.
¿Y Europa qué dice? En política internacional hace los coros a Israel, por eso la canción pasa el filtro y por eso tantas cosas, pero en Eurovisión hay quien no respeta la ley del silencio y, entre confeti y purpurina, los belgas se atrevieron a decir en alto la palabra prohibida: Palestina. Y la televisión belga [VRT, el canal público flamenco] abrió la cobertura de la primera semifinal con este mensaje: “Israel tiene voz en Eurovisión. El pueblo palestino no. Nosotros les damos voz”. Y a continuación, la actuación de la candidata israelí se interrumpió por un fundido a negro y un mensaje de petición de alto el fuego: “Condenamos la violación de derechos humanos del Estado de Israel. Además, el Estado de Israel está destruyendo la libertad de prensa. Por esto, interrumpimos la imagen por el momento”. Luego los belgas fueron descalificados, a pesar de que eran favoritos en las apuestas. Creo que porque desafinaron en algún momento.
Más tarde, en los ensayos de la segunda semifinal, otra vez hubo fiesta apolítica. El público recibió a Yuval Raphael entre abucheos, pitos y varias banderas tamaño king size de Palestina. Entonces la organización expulsó a los alborotadores y explicó que era su misión hacer del evento un espacio “neutral, seguro, inclusivo y respetuoso”. ¿Acaso es neutral ver a Israel cantando que “todo el dolor pasará, pero nosotros nos quedaremos” cuando la masacre de Gaza se ha cobrado la vida de más de 50.000 palestinos (15.000 de ellos niños)? En fin. Ojalá los eurofans recuerden a las instituciones europeas que Palestina merece una voz y que los ciudadanos europeos gritan más fuerte que Europa. Y aunque termino el texto sin saber quién ganará, ojalá Yuval haga una buena final y vuelva a casa más diva de lo que llegó. A lo mejor así se aprende la lección española de que “una diva no pisa a nadie” y lo cuenta por casa al llegar.
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