De Moratalaz a Carabanchel, pasando por la sierra: terrazas donde tomar cervezas de calidad en Madrid
Bares de barrio y una escapada a la sierra madrileña donde brindar con buenas bebidas artesanas

Cuando el termómetro sube, también lo hace el deseo de escapar al ritual de siempre: compartir platos y cerveza bajo el cielo abierto. Pero no cualquier cerveza. Si estás leyendo esto, probablemente ya sepas que hay vida más allá de la caña de siempre. Y si no, este recorrido por algunas terrazas con alma cervecera te puede abrir una puerta.
Un favorito reciente, abierto el pasado mes de mayo, es Artizanale (Santa Engracia, 68), una pizzería de barrio, situada en el corazón de Chamberí, que apuesta por dos cosas: masa madre bien trabajada y cerveza artesana de calidad. Aquí las pizzas se cocinan con tiempo, con ingredientes frescos y una base crujiente que combina perfecto con la amplia gama de cervezas locales e internacionales que ofrecen en sus grifos. Su terraza, aunque pequeña, es un refugio para los que quieren huir de lo industrial y sentarse a saborear sin prisa.

En el barrio de Carabanchel, La Piazzola (Avenida de Oporto, 40) propone otra combinación infalible: hamburguesas y una carta rotativa de cervezas artesanas, muchas de ellas nacionales. La terraza es amplia, cómoda, perfecta para una comida con amigos o una cena improvisada. El maridaje estrella: Buey macerado en Guinness, queso azul, cebolla morada, tomate seco junto a una porter o una brown ale. El dulzor del plato se equilibra con las notas tostadas de la cerveza. Y si eres más de IPA, también tienen algunas joyitas bien frescas en la nevera.
También en el barrio de Carabanchel, alejado de las rutas turísticas, pero lleno de encanto, El Rincón de Luigi (Castrojeriz, 10) se ha ganado un lugar entre quienes valoran la comida casera y el trato cercano. Este negocio familiar sirve desde cachopos gigantes a ensaladilla rusa. Y para beber, siempre hay una selección rotativa de cervezas artesanas locales, que van desde estilos suaves y refrescantes hasta opciones más complejas. La terraza es sencilla y sin pretensiones.

Y si hablamos de terrazas con identidad propia, no podemos dejar fuera a Moraima y el primero de sus tres locales, ubicado en la calle de la Marroquina, 10. Esta terraza de Moratalaz es una de esas que se llenan de familias y vecinos. Aquí puedes pedir desde lacón a la gallega hasta torreznos, y acompañarlas con una lager artesanal o una saison que corte la grasa y potencie los sabores. A 750 metros se encuentra el segundo Moraima, ubicado en el número 40 del camino de los Vinateros, donde su terraza es la estrella todo el año con gran selección de cervezas, incluso la suya propia. Por último, en Vallecas, Moraima inauguró hace poco más de 1 año su tercer local, en la calle de Mohernando, 6, donde la terraza, ubicada en una plaza, cuenta con la sombra natural de los árboles. Bajo el mismo concepto que los anteriores, buena cerveza, buena comida y amplia terraza para disfrutarlo.


Y en una escapada a la sierra, donde el aire huele distinto y la cerveza también, en Bustarviejo, está el bar de Bailandera (Plaza de la Constitución, 9), un clásico para quienes buscan salir de la ciudad sin renunciar al placer de una buena cerveza artesana. Abren solo en temporada, pero cuando lo hacen, lo hacen bien. Su terraza tiene vista a las sierras y el menú incluye platos sencillos, con producto local y mucho mimo. La cerveza, elaborada en su propia fábrica, es el centro de todo. Su IPA es fresca, aromática, con ese amargor que limpia el paladar después de una buena ración de tortilla o una tabla de quesos.
Este recorrido no pretende ser exhaustivo. Madrid está llena de rincones donde la cerveza artesana va ganando terreno y donde se puede levantar el vaso sabiendo que hay alguien detrás que cuidó esa receta.
Y ya que estamos, algunos consejos de disfrute. Siempre recuerda pedir agua. Por moderación, nunca está de más, y porque la cerveza se aprecia mejor cuando uno está hidratado. Un vaso de agua entre cerveza y cerveza limpia el paladar y permite seguir disfrutando sin saturarte. Otra aliada del disfrute cervecero es la patata frita de corte grueso o el pan neutro. Entre bocados intensos o platos con aliños potentes, un bocado de pan ayuda a resetear las papilas.
También vale la pena recordar que la cerveza, como la comida, tiene temperatura de servicio. Las IPAs no se disfrutan igual si están heladas que si tienen un par de minutos de servida. Y una stout servida casi congelada pierde todo su potencial. En estos bares que mencionamos, hay que prestar atención a estos detalles. Pero si pides tu cerveza y notas que no huele a nada, espera. Dale unos minutos. Acerca la nariz. La cerveza, como la comida, se toma en serio. Y más cuando hay sol, amigos y una mesa para compartir.
Así que este verano, cuando busques una terraza, piensa también en lo que vas a beber. Hay cervezas que cuentan historias, y bares que saben contarlas. En la sierra, en el centro o en barrios con alma. Elige una mesa con sombra, brinda con alguien querido y que no te falte nunca una cerveza con cuerpo, con frescura y con verdad.
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