Concentración en Madrid a favor del aborto: “Ayuso, nosotras nos quedamos, márchate tú”
200 mujeres salen a la calle después de que la presidenta de la comunidad rechazase el registro de médicos objetores y de que el PP de Almeida votase a favor de una propuesta de Vox que obliga a informar sobre el supuesto síndrome posaborto, descartado por la literatura científica

Doscientas personas, mujeres en su mayoría, se concentran desde las 19.30 en la Puerta del Sol a favor del aborto libre en la sanidad pública “sin información falsa” bajo el lema “No nos vamos. Ayuso, nos quedamos”. Participan en una protesta que convoca la Comisión por el Derecho al Aborto de Madrid. Exigen un registro de objetores de conciencia de manera inmediata. “Nadie tiene derecho a decidir sobre nuestros cuerpos”, grita Rosario Arcas, de 75 años. “Llevo 50 años luchando por esto”, prosigue tras contar que fue integrante del Tren de la Libertad, la primera gran movilización feminista del siglo XXI, en 2014.
Entonces, miles de mujeres recibían en la estación de Atocha de Madrid a las promotoras de las protestas contra la intención del ministro de Justicia, Alberto Ruiz Gallardón, de reformar la Ley del Aborto. “Hemos peleado mucho. ¿Ahora van a venir estos a decirnos que no puede ser? Ni de broma. Tengo una nieta de 9 años y no estoy dispuesta a que pase por lo que pasaron otras", expresa Arcas tras comentar que acompañó a una persona de su familia a abortar. “Era lo que ella quería y aquí estamos hoy, protestando para no retroceder. No lo van a conseguir”, insiste.
La protesta sucede después de que el 30 de septiembre el pleno del Ayuntamiento de Madrid, en el que el PP tiene mayoría absoluta, votase a favor de una propuesta de Vox para que sea obligatorio informar a las mujeres que quieren abortar de las supuestas consecuencias del síndrome posaborto, descartado por la literatura científica. De esta forma, los trabajadores de los espacios de Igualdad, los de los centros de Madrid Salud y los de Samur Social tendrían que transmitir esta información de manera obligatoria, verbal y escrita, permanente y visible en sus instalaciones.
Esa es la propuesta que llevó al pleno la concejala del partido de extrema derecha Carla Toscan y que los populares apoyaron. “Somos el partido de la vida”, justificó el concejal del partido de José Luis Martínez-Almeida, José Fernández. Pero la indignación de muchas mujeres y de los partidos de la oposición se agravó cuando Isabel Díaz Ayuso rechazó el 9 de octubre crear el registro de médicos objetores que establece la ley y desautorizó públicamente a su consejera de Sanidad, Fátima Matute, que anunció que sí cumplirían con la ley. La presidenta madrileña fue tajante: ¡Váyanse a otro lado a abortar!
El manifiesto de la Comisión por el Derecho al Aborto de Madrid resalta que este asunto no es debate, sino un derecho fundamental de las mujeres, reconocido por el Tribunal Constitucional. Sin embargo, denuncia que es un camino lleno de obstáculos. “La derecha y la ultraderecha atacan nuestros derechos y lo público. Desmantelan la sanidad, impiden las interrupciones voluntarias del embarazo o el tratamiento del cáncer de mama, recortan recursos en educación pública y niegan el acceso de la infancia a una educación afectivo-sexual”, prosigue el texto.
Gemma Candela, periodista de 40 años presente en la concentración, piensa que la situación retrotrae a las mujeres a tiempos que ya creía superados. “En el Ayuntamiento de Madrid esta ofensiva se traduce en la censura y desmantelamiento de los espacios de igualdad, pilares fundamentales para la defensa de los derechos sexuales y reproductivos”, destaca el manifiesto tras defender la garantía del aborto como prevención de la estigmatización y el acoso hacia las mujeres.
Candela reclama un registro de objeción de conciencia “para acabar con la opacidad que permite que servicios enteros se declaren objetores”. Dicho registro, obligatorio y anónimo, debe ser la excepción y no la norma, a su juicio. El año pasado, solo el 0,47% de los abortos realizados en la Comunidad de Madrid se practicaron en centros de la red pública, según recoge el manifiesto.
“No aceptamos que se apruebe un protocolo sobre un supuesto síndrome postaborto que no existe y que está basado en datos inventados, no es científico, esto es vergonzoso”, denuncia Candela. Siente que ahora mismo el derecho a la objeción de conciencia está por encima del derecho a decidir sobre el propio cuerpo.
Pone deberes a la Comunidad de Madrid a la que exige la creación y publicación del registro de objeción de conciencia, el cumplimiento de la ley, la protección de las personas que deciden interrumpir su embarazo y de quienes trabajan en la red pública, con independencia de su situación burocrática. Pero también exige medidas al Ministerio de Sanidad. “La elaboración de la Estrategia Estatal de Salud Sexual y Reproductiva es una herramienta imprescindible para el pleno desarrollo de la ley y la garantía efectiva de este derecho”, explica.
El manifiesto también reclama al Ayuntamiento de Madrid: “Que deje de obstaculizar las decisiones y de atacar a los servicios que apoyan y acompañan. Que cumpla la ley, se base en la evidencia científica y respete los derechos fundamentales”. Mientras, las manifestantes se concentran con pancartas que rezan “el consentimiento en el centro”, “fuera aborto del código penal” o “maternidad libre y deseada”.
Ana, de 64 años, que prefiere no revelar su apellido, considera que las palabras de la presidenta de la Comunidad de Madrid “son intolerables e irrespetuosas”. Cree que cada mujer decide su proyecto de vida y los políticos deben apoyar el derecho al aborto en la sanidad pública. Otra de las participantes en la concentración es Mercedes Ochandiano, de 19 años. Ha decidido salir a la calle ante la postura de la presidenta de Ayuso. “Vulnera nuestros derechos y es increíble que en el siglo XXI estemos con este tema, es una vergüenza”, denuncia.
La joven considera que este es uno de los retrocesos que vive la Comunidad de Madrid en los últimos años. A su alrededor dos centenares de mujeres corean al unísono “Ayuso, nosotras nos quedamos, márchate tú”.
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