El auge de Vox facilita al PSOE la apelación al “voto útil” de la izquierda
Cuatro expertos en comportamiento electoral y estrategia política coinciden en que el contexto es propicio para la concentración del voto progresista. Sumar protege su espacio con exigencias en vivienda e iniciativas sobre trabajo


Pedro Sánchez ve a Alberto Núñez Feijóo “a un tris” de “cederle los escaños” del PP a Santiago Abascal. La frase, dirigida al líder popular por el presidente del Gobierno el mes pasado, es una de las muchas formas que adopta cada semana, cada día, un discurso central del PSOE: el que presenta juntos, como una “amenaza” simultánea, al PP y a Vox. Es un clásico de Sánchez desde la irrupción de Vox plantear las citas con las urnas como disyuntivas entre el PSOE y una coalición radicalizada de derechas en la que marca la pauta la más extremista. Un clásico que ahora ha vuelto con fuerza y es improbable que salga de escena, más aún cuando el partido de Abascal sigue subiendo.
En el barómetro de 40dB. de noviembre, Vox obtiene su segunda mejor estimación de voto desde los generales, un 17,1%, tras ganar cuatro décimas. Si solo se mira la intención directa de voto —es decir, antes de la cocina, que a partir de diversas respuestas da como resultado la estimación de voto—, Abascal ya está por delante del Feijóo. Según el CIS, Vox ya está a solo 2 puntos del PP incluso en voto estimado.
Cuatro expertos en comportamiento electoral, estrategia y comunicación política consultados por EL PAÍS coinciden en que el auge de Vox, junto con el regreso del aborto al debate político, facilita al PSOE la apelación al llamado “voto útil” en el campo progresista, lo que supone un complicado desafío para la izquierda alternativa. En un contexto de volatilidad, son muchos los factores en juego y enorme el margen para imprevistos, como prueban el endurecimiento de la posición de Junts frente al Gobierno, el adelanto electoral en Extremadura, la creciente debilidad de Carlos Mazón en la Comunidad Valenciana y la crisis de los cribados en Andalucía. No obstante, el alza de Vox sigue siendo un fenómeno decisivo no solo en el campo conservador, sino también para ordenar las piezas y estrategias en el progresista.
Así lo ven en el propio Gobierno. La escasa porosidad entre bloques, con pocas fugas entre izquierda y derecha, obliga a los partidos a esmerarse en la movilización de los propios y de los indecisos, que son más que en el arranque de la legislatura, analiza una fuente de La Moncloa. “Para buscar esa movilización”, añade, “tanto la subida de Vox como la caída de careta del PP con el aborto nos benefician. Pero, ojo, no es un marco que hayamos establecido nosotros. Ha sido el PP solito”.
No obstante, puntualiza, nunca es posible recurrir dos veces a un recurso idéntico. Los votantes, agrega la citada fuente del entorno de Sánchez, ya han oído muchas veces “que viene la ultraderecha”, por lo que es importante añadirle contenido al discurso con una defensa, no solo de las instituciones y los derechos, sino también de los “servicios públicos”. “Al PP se le está cayendo la fama de gestor, y eso también es algo de lo que advertir”, afirma en referencia a las residencias de mayores en Madrid, la dana, los incendios y la sanidad en Andalucía. “Decir que vienen la derecha y la ultraderecha también es decir ‘cuidado que no podemos dar por sentados los servicios públicos’”, concluye. Es un mensaje que el Gobierno y el PSOE ya han puesto a circular.
El politólogo José Miguel Rojo, uno de los investigadores de la Encuesta Nacional de Polarización, cree que el crecimiento de Vox “es un win-win” para el PSOE, es decir, una ganancia segura, principalmente por lo que le aporta dentro de su propio bloque. ¿Por qué? “Hace que la amenaza sea real y permite un cierre de filas de toda la izquierda en torno a ellos, lo que equilibra fugas por desgaste y corrupción”, explica. “El argumento de concentrar voto en el PSOE volverá a ser atractivo, especialmente si se une a la pérdida de derechos, y ahí vuelven las mujeres a escena”.
“El contexto facilita al PSOE apelar al voto útil, tanto por el ascenso de Vox como por los problemas a su izquierda. Para empezar, falta articulación. Sumar y Podemos van por separado con un 6% o 7% el uno y un 3% o 4% el otro”, explica el consultor político Eduardo Bayón. “Ese panorama de izquierda italianizada —añade el profesor del máster en Comunicación Política de la Universidad Nebrija— les hace perder atractivo para los votantes que puedan pivotar entre distintas opciones, sobre todo cuando de Sumar no sabemos el candidato, ni está clara la marca, ni qué partidos entrarán. ¿Va a ir Compromís?, ¿la Chunta?”.

Pablo Simón, profesor de Ciencias Políticas en la Universidad Carlos III de Madrid, ve al PSOE en busca de rentabilizar el “error” del PP con el aborto, consciente de que se trata de un marco “movilizador” para sus bases. Esta maniobra supone un desafío para el resto de la izquierda, no solo porque la hipótesis de un retroceso de derechos con una posible alianza PP-Vox ya ha demostrado eficacia, sino porque “de momento Sumar no ha logrado marcar un perfil propio y Podemos intenta una crítica para diferenciarse del Gobierno que, por exagerada, en ocasiones resulta poco creíble, por ejemplo sobre Palestina”.
Especializado en partidos, sistemas electorales y participación política, Simón sostiene que la dinámica favorece al PSOE dentro de su propio bloque, pero lanza dos advertencias poco tranquilizadoras para los socialistas. La primera, que “hay un segmento de la izquierda que antes se queda en casa que votar al PSOE”. La segunda, que “incluso con el PSOE quedando primero” por su crecimiento en el campo progresista, “sin un socio viable entre el 10% y el 12%, el sistema electoral haría su trabajo y la suma [para gobernar] sería muy improbable".
“El ‘que viene Abascal’ le funcionó al PSOE en 2023. Es normal que intente recuperar ese marco, más cuando el PP lo pone en bandeja con el aborto”, señala el consultor político Santiago Martínez; para quien, si la discusión se ubica en esos términos, es sencillo que Sánchez le “coma espacio” a los partidos a su izquierda. Martínez señala cómo la capacidad de resistencia de Sumar, desafiada desde fuera del Gobierno por un Podemos sin ataduras de gestión, es también puesta a prueba por la estrategia de “voto útil” del PSOE. “Para intentar resistir, Sumar tiene que guardar muchos equilibrios, marcando su espacio, pero sin pasarse de transgresor porque está en el Gobierno, y también sin confundirse con Podemos”, cuyas posiciones “no terminan de sacar cabeza”.
El terreno que protege Sumar
En Sumar, el conjunto de fuerzas que pese a sus múltiples incógnitas sin resolver sigue siendo la principal opción a la izquierda de PSOE en las encuestas, se da por hecho que Sánchez recurrirá al “voto útil”. “Y esta vez no lo va a pedir solo contra el PP y Vox, sino contra todo lo que significan [Donald] Trump y el bloque reaccionario”, señala un dirigente de uno de los partidos del grupo.
¿Es una estrategia dañina para la izquierda alternativa? Dos fuentes del espacio de Sumar, el citado dirigente y un diputado, coinciden en que históricamente lo ha sido y en que no es fácil de sortear, pero también en que ahora no tiene por qué provocar un destrozo, gracias al trabajo realizado para marcar perfil propio. “Sánchez sabe que el trasvase entre bloques está casi cerrado, así que tiene que ir a por la izquierda, y lo ha hecho con Palestina y negándose al 5% del PIB [en gasto militar]. Pero en los dos temas podemos marcar espacio. Y sobre todo en vivienda y en derechos”, señala el dirigente.
Ahí hay que encuadrar la dureza de Sumar contra la política de vivienda del PSOE, llegando a sugerir la dimisión de la ministra Isabel Rodríguez. Y también ahí cobran sentido tanto el no rotundo a una subida de la cuota de los autónomos considerada “regresiva” por Sumar —y que el Gobierno acabó rectificando— como la insistente actividad de Yolanda Díaz para no dejar que el trabajo salga de la agenda, con ofensivas para dar más compensaciones por despido, endurecer el control horario en las empresas o conceder más permisos para cuidados o por muerte de un familiar.

Sumar va a mantener la exigencia y la tensión en torno a la vivienda, expone un diputado de uno de los partidos del grupo, que cree que los socialistas van a incidir en temas que permitan establecer “un antagonismo” con la derecha y la ultraderecha en un marco de “guerra cultural” para el que son ideales el aborto y la memoria democrática. Por eso es previsible, añade, que Sánchez alargue la confrontación con el PP y Vox sobre el aborto; y enfatice su discurso antiautoritario en torno al 50º aniversario de la muerte de Franco, el 20 de noviembre, en un mes en el que previsiblemente se volverá a ver un popurrí ultraderechista a las puertas de Ferraz.
El citado diputado, que prevé que el PSOE “se apropie de más banderas de Sumar como ha hecho con la constitucionalización del aborto”, afirma que la estrategia socialista supone un desafío para las fuerzas a su izquierda, pero que el impacto será limitado. “No creo que nos merme. En todo caso, quizás nos impide crecer”, añade, convencido de que “la vivienda y los derechos sociales” servirán a Sumar para afianzar territorio.
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