Ir al contenido
_
_
_
_

El puerto de Palma servirá de refugio temporal para los migrantes que llegan en patera

Tras meses en los que los refugiados han dormido en la calle sin agua y sin comida, Delegación de Gobierno y Autoridad Portuaria acuerdan asistirlos en la terminal mientras esperan su ferry a la Península

Refugiados somalíes que llegaron en patera a Mallorca se ven obligados a dormir en la calle mientras esperan el ferry que les lleva a la Península.
María Martín

Los migrantes y refugiados desembarcados en Mallorca tras sobrevivir a un viaje en patera ya no se verán obligados a dormir en la calle mientras esperan a que los trasladen a la Península. Tras muchas noches en las que decenas de hombres y mujeres exhaustos y hambrientos han improvisado campamentos frente a la terminal del ferri de Palma, la Delegación de Gobierno y la Autoridad Portuaria han llegado a un acuerdo que sirve al menos de solución temporal: desde este fin de semana se mantiene abierta por la noche la estación marítima 3 con el objetivo de ofrecer un techo, un baño, comida y agua a los recién llegados.

“De este modo, se evita la situación de calle”, explican desde la Secretaria de Estado de Migraciones, que ha liderado la iniciativa. Cruz Roja será la ONG que los asistirá con comida y mantas “para cubrir sus necesidades básicas durante las horas que permanezcan en estas instalaciones”. Una vez en la Península, los migrantes sí son acogidos en centros estatales. “Se trata de un acuerdo provisional, mientras se avanza en la dotación de dispositivos de primeras llegadas en Ibiza, Formentera y la propia isla de Mallorca”.

La situación en las islas Baleares era ya crítica. Las llegadas en patera se han disparado desde el año pasado, pero no existen recursos de acogida suficientes ni siquiera para atender a los migrantes durante las primeras horas, antes de que tomen un ferri a Barcelona, Valencia o Alicante. Las únicas plazas de acogida están en Palma y reservadas para perfiles muy concretos: mujeres solas, con hijos o familias. Y son solo 44. El recurso se queda muy corto si se tiene en cuenta que, solo en los primeros seis meses del año, llegaron más de 3.000 personas.

El pasado 7 de julio fue un ejemplo del desborde que ―como se ha visto en los últimos años en Canarias― está ahora macando la gestión de las llegadas a Baleares. Ese día, se rescataron cuatro pateras y dos de ellas, con algo más de una treintena de personas a bordo, fueron desembarcadas en Mallorca. Después de pasar el triaje policial —donde se los identifica y se les entrega ropa limpia—, casi todos fueron trasladados en furgones policiales hasta la terminal del ferri de Palma. Apenas habían bebido un poco de agua y comido unas galletas. Estaban hambrientos, agotados y sin información. Su prioridad era avisar a su familia de que estaban vivos, pero no tenían acceso a enchufes ni a internet.

Aquel grupo, en el que había cuatro mujeres, pasó esa noche en un parque donde los vecinos acostumbran a pasear a sus perros. La gran mayoría eran somalíes, la nacionalidad más común de los que están llegando a las islas. Solo a la mañana siguiente aparecieron dos trabajadores de Cruz Roja con comida, agua y los billetes de ferry, pero solos para la mitad de las personas que allí se encontraban. El resto tuvo que quedarse una noche más en el parque. Aziz, un marfileño que se encontraba entre ellos, intentaba comprender por qué él no podía ir en ese barco y pedía desesperado conectarse con su teléfono. “¿Y nosotros?, ¿mañana podremos irnos?, ¿vendrán a buscarnos?, ¿volvemos a quedarnos aquí?”, interrogaba. Tras viajes que en algunos casos han durado años, ninguno se quejó.

Como tantas otras, esa noche fueron los vecinos, muchos organizados a través de Les Baleares Acollim, los que se ocuparon de darles algo de comer.

La Secretaria de Estado de Migraciones, Pilar Cancela, y la Delegación de Gobierno llevan meses buscando alternativas para reforzar esas 44 plazas de acogida, pero no está siendo fácil en unas islas con un grave problema de acceso a la vivienda. Cancela estuvo en Ibiza y Mallorca el pasado 8 de julio y anunció la apertura de un espacio en el puerto de Ibiza, donde “próximamente” un espacio en el que prestar esa primera asistencia tras el desembarco. En Formentera y en Mallorca la búsqueda de ubicaciones sigue activa.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

María Martín
Periodista especializada en la cobertura del fenómeno migratorio en España. Empezó su carrera en EL PAÍS como reportera de información local, pasó por El Mundo y se marchó a Brasil. Allí trabajó en la Folha de S. Paulo, fue parte del equipo fundador de la edición en portugués de EL PAÍS y fue corresponsal desde Río de Janeiro.
Rellena tu nombre y apellido para comentarcompletar datos

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_