Vox presenta en la Eurocámara el Valle de Cuelgamuros, donde yacen cientos de cadáveres robados a sus familias, como un “monumento a la reconciliación”
El grupo de Memoria Democrática del Parlamento Europeo recrimina a la presidenta, Roberta Metsola, que no haya frenado un “blanqueo del fascismo” que abre la puerta, advierten, a actos xenófobos como los de Torre Pacheco


Luces, cámara y exaltación del pasado franquista en el corazón de la Unión Europea. Vox ha inaugurado este martes en la sede del Parlamento Europeo en Bruselas una exposición dedicada al Valle de Cuelgamuros -que ellos denominan de los Caídos, ignorando el cambio de denominación que establece la Ley de Memoria Democrática (2022)- y que reivindica el antiguo mausoleo de Franco como un “monumento a la reconciliación de los españoles”. Según el partido de extrema derecha, el complejo sufre la “cultura de la cancelación” de la izquierda en toda Europa. El Valle de Cuelgamuros acoge los restos de más de 33.800 personas, el equivalente a la ciudad de Teruel, y entre ellos, centenares de republicanos que fueron extraídos de fosas comunes para ser trasladados al mausoleo sin el consentimiento de sus familias.
Pese a las protestas de una decena de parlamentarios españoles ante la presidenta de la Eurocámara, Roberta Metsola, advirtiendo de que se está “blanqueando el fascismo”, la muestra, oficialmente titulada La Cruz como símbolo de las raíces cristianas, continuará expuesta en la sede en Bruselas de la cámara legislativa europea hasta este viernes 18 de julio, precisamente el día en que se conmemora el golpe militar que desató la Guerra Civil.

“Esta muestra no va solo sobre un monumento. Es una defensa de la verdad, la belleza y el alma de Europa contra el odio, el revisionismo y la cancelación cultural”, ha afirmado el jefe de la delegación de Vox en la Eurocámara, Jorge Buxadé, durante la ceremonia de apertura de la muestra, en la que además ha reivindicado el cristianismo — y “no el Tratado de Roma”, como ha subrayado— como el verdadero origen y núcleo de la unidad europea. Por su parte, el portavoz de Vox en las Cortes de Aragón, Alejandro Nolasco, ha calificado el conjunto monumental en la Sierra de Guadarrama como un “monumento a la reconciliación de los españoles tras la Guerra Civil” y ha comparado las acciones en el marco de la ley de Memoria Democrática con la destrucción por parte de los talibanes de las esculturas de Buda en la localidad afgana de Bamiyán.
“Los ataques al Valle de los Caídos son un paso necesario más para ese plan de memoria histórica que consiste básicamente en resetear los conocimientos sobre nuestra propia historia”, ha sostenido Nolasco. “Los defensores de la barbarie, los talibanes modernos, quieren reescribir la historia, diciendo desde el Boletín Oficial del Estado español quiénes eran los buenos y los malos, sentando una especie de cátedra perpetua y eliminando todo vestigio de tiempos pasados que no esté en consonancia con el relato falsario de la nueva historia”, ha insistido ante los aplausos de varias decenas de asistentes, entre ellos varios miembros del Reagrupamiento Nacional (RN) de la líder ultra francesa Marine Le Pen —cofundadora del grupo Patriots donde se integra Vox— y los antiguos miembros de Se Acabó la Fiesta (SALF) de Alvise Pérez, Nora Junco y Diego Solier, actualmente afiliados a los Conservadores y Reformistas Europeos (ECR).
Pese a sus declaraciones, el grupo ultra asegura que el objetivo de la muestra no es político, sino que se busca destacar el “contexto cultural, artístico, espiritual y hasta ecológico” del conjunto monumental erigido por orden del dictador Francisco Franco entre 1940 y 1958.
Aun así, en los paneles explicativos se da una versión parcial de su historia, asegurando que los presos que participaron en su construcción lo hicieron de manera “voluntaria” y que, “en contra de lo que común y erróneamente se ha dado como válido, no eran presos políticos, sino presos procedentes de la guerra civil, condenados por delitos extraordinariamente graves, abundando los de asesinato, y presos comunes condenados por delito posterior a la misma guerra”. Para levantar el monumento hicieron falta 20.000 obreros y 19 años. Convivían hombres libres con presos políticos. Las constructoras pagaban el mismo sueldo, pero en el caso de los prisioneros,el Régimen se quedaba buena parte en concepto de manutención y alojamiento.
La decisión del Parlamento Europeo de permitir la celebración de esta muestra pese a las resoluciones de la propia Eurocámara en contra de la exaltación del fascismo, ha provocado las protestas de una decena de eurodiputados españoles de diverso signo (no del PP, que ha evitado pronunciarse), y que han intentado, en vano hasta ahora, frenar la exposición.
“Han dejado que se realice un acto que es ilegal, que incumple la normativa del Parlamento y, también, la legislación vigente”, ha denunciado el eurodiputado de Compromìs Vicent Marzà en declaraciones a periodistas junto con varios de los denunciantes de la muestra, entre ellos el socialista Juan Fernando López Aguilar, Estrella Galán (Sumar), Irene Montero (Podemos), Ana Miranda (BNG) o Diana Riba (ERC). “Estamos esperando una respuesta de la presidenta Metsola de por qué se usan espacios públicos, contradiciendo normas propias del Parlamento Europeo, pero también insistir en que no vuelva a suceder una situación como esta”, ha declarado Riba. “No se expone todo lo que se quiere, ¿cómo ha podido pasar que se salte esa norma interna y tengamos hoy una exposición que exalta el fascismo?”, se ha preguntado.
El Parlamento Europeo alega que las decisiones en esta materia no están en manos de la presidenta Metsola, sino en los llamados cuestores, responsables de validar este tipo de actos culturales (con dinero europeo), que cada eurodiputado tiene derecho a organizar hasta en dos ocasiones por mandato. Desde Vox se afirma que se envió todo el material de la muestra, incluida la referencia explícita (y reiterada) de la designación “Valle de los Caídos”. Varias fuentes han confirmado a este periódico que el cuestor responsable de validar el acto de Vox (en total hay cinco, de diferentes familias políticas) fue Kosma Zlotowski, del partido ultra polaco Ley y Justicia (PiS) y adscrito en la Eurocámara a ECR.
En una respuesta enviada a los denunciantes de la muestra, y que ha podido consultar EL PAÍS, Zlotowski dice haber “tomado nota” de la “inquietud expresada” por los eurodiputados y asegura ser consciente de la “sensibilidad del tema” y de su “potencial de causar discusiones”. Pero afirma que ello “debe sopesarse con el derecho de los diputados a expresar libremente sus opiniones políticas dentro de las normas” y que “no le corresponde al Parlamento Europeo ni a sus órganos tomar posición sobre las controversias históricas”. Una visión que rebaten los denunciantes. “No podemos seguir blanqueando el fascismo. Lamentablemente, vemos cómo las instituciones europeas se están prestando a ello”, ha lamentado Estrella Galán. Y las consecuencias, ha acotado Irene Montero, van más allá de Bruselas: “Este Parlamento Europeo no puede amparar este tipo de propaganda fascista, porque primero se normaliza la propaganda fascista y después esos fascistas hacen como ha pasado en Torre Pacheco, difunden bulos, mentiras, para perseguir migrantes”, ha advertido.
Los denunciantes no son los únicos que han hecho referencia a los disturbios xenófobos en la localidad murciana de los últimos días, aunque con un giro radicalmente opuesto. En su discurso, Buxadé ha agradecido explícitamente al cuestor y a la presidenta de la Eurocámara por su apoyo a la muestra y ha cargado contra “esos que envían cartas a Metsola (...), los que representan la Europa que cancela, que sanciona y prohíbe y que llama a las cacerías de españoles en Torre Pacheco”.
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