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Feijóo clama en la calle por elecciones en plena pugna con Ayuso por el rumbo ideológico del partido

La presidenta de la Comunidad choca con el líder del PP sobre el modelo de primarias y la ponencia política a menos de un mes del congreso nacional del partido

Feijóo, junto a Ayuso y Moreno Bonilla, este domingo en Madrid.
Virginia Martínez

Apenas 48 horas separan dos imágenes protagonizadas por Isabel Díaz Ayuso marcando su propio camino, distinto de la estrategia de Alberto Núñez Feijóo. El viernes, la presidenta de la Comunidad se levantó de la mesa de la Conferencia de Presidentes ante el uso del catalán y el euskera, enturbiando la hoja de ruta común ideada por el PP. Génova había coordinado un frente con los barones para pedir elecciones uno por uno al presidente del Gobierno en la cumbre de Barcelona. Pero el desplante acaparó todos los focos, diluyendo el efecto del plan de los dirigentes autonómicos, algunos incómodos con el gesto de su compañera. Este domingo, Ayuso volvió a ir por libre al posicionarse, horas antes de la concentración convocada en Madrid por su líder, como no lo había hecho hasta ahora sobre el rumbo ideológico del partido. Y con una postura contraria a la de su jefe de filas.

El daño provocado con la entrevista, que concedió este domingo al diario Abc, escuece más aún hoy en Génova —que no quiere entrar a valorar el movimiento—, al publicarse precisamente antes del discurso de Feijóo. Ayuso, que tenía el freno echado en la carrera al cónclave del PP de primeros de julio, decidió dar un paso al frente y abrir la batalla ideológica justo en el mismo día en el que Feijóo pretendía aunar una amplia mayoría en la calle contra el Ejecutivo de Sánchez. El líder del Partido Popular, que buscaba una protesta sin signos de partido para aglutinar el mayor número posible de adeptos de todo tipo de “sensibilidades”, reiteró su petición de convocatoria adelantada de comicios en una manifestación secundada por 50.000 personas, según la Delegación de Gobierno, y más de 100.000, en datos del PP.

Los disparos de la dirigente madrileña apuntan en distintas direcciones. Por un lado, defiende ya abiertamente el modelo de primarias para elegir al líder del PP que quiere para el futuro de la formación. Este asunto es precisamente una de las cuestiones más espinosas de la ponencia de estatutos porque enfrenta a dos corrientes que existen ahora mismo en el partido. El sistema vigente ahora, y que data de 2017, es el siguiente: una primera vuelta en la que los militantes votan al presidente del PP de entre todos los candidatos registrados; y, una segunda, en la que los compromisarios vuelven a votar pero entre los dos nombres más votados. Quien aglutina más papeletas es designado definitivamente como jefe de los populares. Con este sistema, Soraya Sáenz de Santamaría perdió ante Pablo Casado en 2018. La exvicepresidenta fue la más votada entre los militantes, pero los compromisarios eligieron a Casado en el congreso en Madrid.

Feijóo quiere reformar este modelo de doble vuelta para que el voto de la militancia no tenga tanto peso. La fórmula que sopesa es un sistema en el que los militantes votan a los compromisarios y luego estos compromisarios o delegados deciden entre los candidatos en otra votación. El expresidente de la Xunta coincide en este punto con el dirigente de la Junta de Andalucía, Juan Manuel Moreno. Para ambos, cambiar la doble vuelta tal como está planteada es importante porque prefigura un equilibrio de fuerzas para el congreso, ya que se trata del líder y del presidente de la delegación más numerosa, la andaluza. Y porque sentará la bases del futuro proceso de elección del presidente del Partido Popular, puesto al que podrían aspirar tanto Moreno como Ayuso cuando se produzca la marcha de Feijóo, que entiende será una vez se siente en La Moncloa como presidente.

Por contra, la presidenta de la Comunidad de Madrid apostó este domingo porque “un militante tenga un voto y valga lo mismo esté donde esté”. “Haré, por tanto, las propuestas necesarias para que se cumpla un afiliado un voto en toda España”, subraya a renglón seguido. Pero Ayuso no se queda ahí. La presidenta mete también el dedo en la llaga de la ponencia política —es decir, la ideológica, también sin cambios desde hace ocho años—, otra de las cuestiones peliagudas a nivel interno y externo. Génova, en principio, no pretende entrar en debates profundos, sino hacer del congreso nacional una cumbre en clave electoral contra Sánchez, a quien exigen elecciones anticipadas.

Fuentes de la organización del congreso del PP sugieren que se hablará de la “España que viene” —en referencia a temas como la inmigración o la transición energética—, en lugar de replantear “debates ya superados en la sociedad” —como el aborto, la eutanasia o los vientres de alquiler— que separan a distintos sectores del Partido Popular. Ayuso, sin embargo, quiere más. “Ya tocaba un congreso ordinario y por eso habrá una reforma estatutaria y otra ponencia de ideas, que no es un programa electoral. Son unos principios, unas bases, un ideario”, indica la presidenta de la Comunidad de Madrid, apuntando a que es necesario discutir sobre asuntos engorrosos.

En la concentración de Madrid, Ayuso volvió a verse con muchos de los presidentes autonómicos del PP a los que había importunado en Barcelona. Además, Feijóo hizo el paseíllo codo con codo con la baronesa madrileña tras la entrevista. La presidenta de la Comunidad fue más aclamada que el resto de dirigentes y que el propio Feijóo y la distancia entre ambos también se vio reflejada en sus discursos.

El presidente del PP borró las palabras “mafia” y “capo” de su alocución, en la que reivindicó su discurso de “centralidad”, después de que Ayuso en la entrevista afirmara que la moderación “no es callarte ante la impunidad”, cargase contra la campaña de Génova durante las elecciones del 23-J y asegurar que “hubo mucha gente confundida que tuvo complejos de pensar que por decir las cosas como son les dirían que no querían el consenso”. En la protesta, Ayuso comparó a España con un país bananero inmerso en una “dictadura” construida “sorbo a sorbo”. Todo mientras casi en primera fila había una pancarta en la que se podía leer: “Feijóo, no; Ayuso, sí; moción [de censura] ya”.

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Sobre la firma

Virginia Martínez
Es redactora en la sección de España y ha desarrollado la mayor parte de su carrera en EL PAÍS, donde trabajó en la sección audiovisual hasta verano de 2021. Antes cubrió información local en el diario Granada Hoy. Es licenciada en Derecho por la Universidad de Granada y en Periodismo por la Universidad de Málaga y Máster de Periodismo de EL PAÍS.
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