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La cumbre que rompió todos los puentes

La Conferencia de Presidentes es un punto de no retorno. El PP apuesta por un desgaste lento y La Moncloa cree que la realidad se impondrá

Isabel Díaz Ayuso, pasa junto al rey Felipe VI y el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez este viernes en Barcelona.Foto: Quique García (EFE)
Carlos E. Cué

Desde hace muchos años, el País Vasco, y en particular su partido hasta ahora hegemónico, el PNV, son el eje de la balanza de la política española. Cuando el PNV cambia, todo se mueve. En 1996 pasó de pactar con el PSOE a hacerlo con el PP de José María Aznar. En 2004 volvió a girar hacia el PSOE de José Luis Rodríguez Zapatero. En 2016 ayudó al PP de Mariano Rajoy en sus horas más bajas y en 2018 le dio la puntilla haciendo presidente a Pedro Sánchez. Por eso son tan relevantes las palabras este viernes del lehendakari, Imanol Pradales, al finalizar la Conferencia de Presidentes, que fue un rotundo fracaso.

“Lo ocurrido hoy es bochornoso. Esta lógica no nos lleva a ninguna parte. Es perniciosa para las instituciones, para la democracia y para la ciudadanía. Visto lo visto hoy, no sé si merece la pena volver”, dijo Pradales. No fue el único. El otro presidente que no es ni del PP ni del PSOE, el canario Fernando Clavijo, también salió horrorizado después del espectáculo en el que por primera vez en la historia una presidenta, Isabel Díaz Ayuso, abandonó la Conferencia porque se habló en euskera y en catalán. Clavijo también criticó que las comunidades del PP se estén resistiendo a recibir a los menores inmigrantes que se acumulan en Canarias. “Pueden discutir la ley, pero espero que no la incumplan”, dijo en tono muy preocupado después de que varios gobiernos del PP hayan pactado con Vox que no acogerán ni un solo menor.

La Conferencia de Presidentes fue, para muchos de los presentes consultados por EL PAÍS, un punto de no retorno en la sima que se ha abierto entre los dos grandes partidos en los últimos años. La política española queda completamente rota. Ya no es que no pueda haber acuerdos, analizan varios de ellos en privado, es que empieza a ser muy difícil incluso que haya reuniones. El PP, según explican varios de sus barones, está convencido de que Sánchez ha iniciado su final. Y están dispuestos a hacer todo lo que esté en sus manos para precipitarlo.

“Cada mes que pase, el desgaste va a ser peor. Esto no va a parar. El panorama que viene por delante no le dará ninguna tregua. Habrá decisiones judiciales cada vez más duras. Si él quiere, va a resistir hasta 2027, pero su partido va a llegar desfondado. La izquierda española puede acabar como la del resto de Europa”, sentencia un barón del PP.

La dirigente madrileña, Isabel Díaz Ayuso, fue por libre y rompió la estrategia de Génova, que quería centrar la Conferencia en la petición coordinada de elecciones anticipadas para instalar la idea del fin de ciclo que quiere consolidar con la manifestación de este domingo. Ayuso fue protagonista a su aire, como siempre, y fue la única que se levantó y plantó durante un rato a los otros presidentes y se llevó toda la atención mediática.

El Gobierno quiere ver ahí un PP “roto por sus disputas internas”, según un ministro. Pero aunque el resto de barones no estén en eso, sí hay una especie de ambiente destituyente coordinado en la oposición. “Al final Sánchez va a acabar convocando las elecciones a palos”, dijo Juanma Moreno. Esto es, por las buenas o por las malas ―la Junta explicó después que “a palos” en Andalucía quiere decir forzado por las circunstancias, no tiene ninguna referencia violenta― el PP cree que Sánchez no va a poder resistir el desgaste.

Pero en el Gobierno y en las pocas autonomías controladas por el PSOE lo ven de una manera completamente diferente. “Esto es algo completamente artificial. El PP logra atraer la atención mediática con su apuesta por el fango, pero la realidad es que los ciudadanos no están en esto. Esta ofensiva política no se corresponde con la realidad social y económica del país. Esto es un asedio al presidente desde la oposición, pero no hay tensión en la calle, la gente está a otra cosa”, explica un presidente autonómico.

De hecho, la imagen en Barcelona este viernes era muy significativa. Dentro del Palacio de Pedralbes, la tensión fue máxima. Pero fuera, en la calle, apenas medio centenar de personas se acercaron a gritar contra Sánchez o a defender la independencia. Una imagen impensable hace solo unos años, cuando el Rey, que estuvo en el arranque de la cita, tenía dificultades para hacer actos públicos en Barcelona.

“Esta estrategia de Ayuso es suicida para el PP en Cataluña y en Euskadi. Ha ofendido a mucha gente. Pero también en Baleares, en la Comunidad Valenciana, en Galicia, en Navarra. Esto puede servir para Madrid, pero fuera genera mucho rechazo. El PP está pasando todas las líneas rojas, pero eso se va a volver contra ellos. Nos cohesiona a nosotros”, sentencia otro presidente.

“¿Qué busca el PP dinamitando por ejemplo la negociación para las lenguas cooficiales en la UE? ¿Qué relación va a tener después de eso con Junts, con el PNV, con socios potenciales? Está quemando todas las naves. Hacen el clima irrespirable, pero esto es sobre todo una cosa madrileña. El resto de España no está en esta lógica. No pueden aguantar dos años así. Sánchez no tiene ningún incentivo para adelantar elecciones. Mientras el ciclo económico sea positivo, él va a seguir y el PP no se sabe adónde va”, señala otro.

Los populares tienen una visión opuesta. Creen que el desgaste de Sánchez es imparable. “Todo lo que retrasen la decisión de adelantar las elecciones va a ser peor para el PSOE. Ellos sabrán, pero nosotros no vamos a parar”, señala un barón del PP. Todos ellos, los más duros y los más moderados, están esta vez juntos en la estrategia de acoso y derribo a Sánchez. Y todos se unirán hoy en la manifestación en Madrid. El antisanchismo es el pegamento más fuerte para la derecha en este momento.

En el Gobierno, mientras, se respira una cierta inquietud por la desafección hacia la política que genera todo este clima tóxico, del que culpan al PP. En algunos sectores preocupa que el PSOE se ve como paralizado por el escándalo de las maniobras contra la cúpula de la UCO de su exmilitante Leire Díez, que se pasea por las televisiones contando su historia. El PSOE está en silencio. Nadie explica nada. Y los socios del Gobierno están inquietos porque nadie se cree que ella estuviera haciendo un trabajo periodístico de investigación.

Leire Díez y Víctor de Aldama, el pasado miércoles.

Sánchez lleva desde el 28 de abril sin contestar una sola pregunta de la prensa, y así ha evitado estos temas espinosos. Pero en algún momento tendrá que dar una explicación. La oposición está tratando de forzar una comparecencia en el Congreso que podría tener los votos con el apoyo de ERC.

En el Ejecutivo insisten en que su agenda es otra, la que interesa a los ciudadanos: la vivienda, las reformas sociales, las ayudas. Si el PP no les sigue, el resto de autonomías sí, incluida Euskadi y Canarias, no gobernadas por el PSOE, que sí aceptan el plan del Ejecutivo para triplicar la inversión en vivienda que se planteó en la Conferencia de Presidentes. “En este momento, aguantar es ganar. Nosotros vamos a seguir con nuestra agenda. Por mucho que se empeñe el PP, los ciudadanos están en otra realidad. Basta ver las previsiones que tenemos para este verano, que será de nuevo de récord”; explica un ministro.

Lo que nadie se plantea ni por un momento es que Sánchez ceda y tire la toalla. “El mensaje del PP es muy claro: o me entregas el juguete o se acaba el juego. Y nosotros no vamos a entregarles el juguete porque eso no es democrático”, señala un ministro. “Nosotros le damos vueltas a todo, tenemos muchas posibilidades de actuación encima de la mesa, y tenemos socios para sacarlas adelante. Pero no vamos a rendirnos porque estos es la democracia y nosotros tenemos una mayoría en el Congreso y ellos no. ¿Por qué no presentan una moción de censura si no?”, explica otro.

Sánchez hizo una broma durante la Conferencia para despejar este fantasma que siempre sobrevuela todo, la idea del adelanto electoral. Les ofreció a todos que pidan ser sede de las próximas reuniones. “Habrá tiempo para todos porque las elecciones serán en 2027, cuando tocan”. La distensión duró segundos y volvieron las caras de circunstancias. Ni siquiera está claro que pueda haber una próxima reunión, dado el fracaso de Barcelona.

El Gobierno seguirá intentando volver a su agenda normal e impulsará las reformas que tiene en cartera. El PP, por su parte, seguirá echando toda la carne en el asador, logre o no su objetivo de tumbar a Sánchez. En poco tiempo se sabrá cuál de las dos estrategias tiene más fuerza. Pero lo que ya parece seguro es que la política española está rota por un largo periodo de tiempo.

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Sobre la firma

Carlos E. Cué
Es corresponsal político de EL PAÍS, encargado de la información del Gobierno y de los viajes del presidente. Antes fue corresponsal en Buenos Aires y está especializado en información política, siguiendo a distintos gobiernos y a varios partidos. Ex alumno del Liceo Italiano de Madrid, se licenció en Economía y cursó el máster de EL PAÍS.
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