El fracaso de la Conferencia de Presidentes confirma la ruptura total entre Gobierno y PP
Los populares usan la cumbre para pedir elecciones, que Sánchez descarta hasta 2027. Ayuso va por libre y se levanta cuando hablan euskera y catalán
La primera Conferencia de Presidentes en Barcelona, casi ocho años después del procés, nació torcida y terminó en un rotundo fracaso. La política catalana está mucho más tranquila que en 2017, pero la política española parece rota definitivamente a pocas horas de una manifestación del PP en Madrid con el lema “mafia o democracia”. Todo ha empeorado en esta cita sobre la última, en Santander. Sigue sin haber acuerdos, pero es que ahora además hay desplantes, enfrentamientos directos, y un tono muy crispado que ya invade todas las relaciones entre los dos grandes partidos y ha llegado también a los barones territoriales, que hasta ahora mantenían más las formas, con Isabel Díaz Ayuso como gran protagonista de todos los excesos de una jornada que deja un poso muy amargo para todos los presentes.
El PP quiere transmitir la idea de fin de ciclo, mientras el Gobierno intenta mostrar normalidad y garantizar que la legislatura está solo a la mitad. Los presidentes del PP, que son mayoría en este órgano —13 de los 19, incluyendo a Ceuta y Melilla— se coordinaron el día anterior con la dirección nacional para pedir uno detrás de otro delante de Pedro Sánchez que adelante las elecciones ante la “situación política crítica”, que les llevará este domingo a manifestarse en Madrid con el lema “mafia o democracia”. Sánchez les contestó con claridad: no habrá elecciones hasta 2027, “cuando tocan”. El presidente y algunos barones socialistas, como el asturiano Adrián Barbón, trataron de rebajar la tensión que dominaba el ambiente con algunas bromas, pero con poco éxito.
Barbón le dijo a Sánchez en broma que esperara para convocar esas elecciones que le pedían los del PP porque él querría hacer la próxima Conferencia de Presidentes en Asturias. Y Sánchez le respondió que no se preocupe, que eso no va a pasar, y animó a los demás en la sala a ofrecerse para albergar otras reuniones de este tipo porque habrá tiempo a muchas de ellas porque las elecciones serán en 2027. El intento de distensión fue infructuoso, porque el tono del PP estaba prefijado y fue de extrema dureza, y por supuesto no hubo ni un solo amago de intentar llegar a un acuerdo en materias como vivienda, la propuesta estrella de Sánchez.
Como es habitual, Isabel Díaz Ayuso, la presidenta madrileña, acaparó buena parte de la atención mediática por la mañana por dos episodios muy tensos. Primero, porque le negó el saludo a Mónica García con un desplante: “¿Vas a saludar a una asesina?“, le lanzó por las acusaciones de Más Madrid sobre su responsabilidad en la muerte de 7.291 ancianos en las residencias durante la covid. García le contestó que ella nunca la ha llamado asesina y una persona de protocolo de Presidencia tuvo que interrumpirlas para que siguieran los saludos porque se estaban enzarzando.
Después, Ayuso se levantó y abandonó la sala cuando el lehendakari, Imanol Pradales, empezó a hablar en euskera. No volvió hasta que no había terminado Salvador Illa, que hablaba en catalán —aunque la primera vez que lo hizo, en el saludo inicial, no se levantó— y entró justo para escuchar al gallego Alfonso Rueda, del PP, que arrancó en gallego, una contradicción evidente con la postura de Ayuso, y dijo en este idioma que él respeta todas las lenguas cooficiales, también el euskera y el catalán que acababa de escuchar, pero prefería usar el castellano para evitar hablar ”con intermediarios".
Ayuso fue por libre en todo momento. Los demás presidentes del PP se han quedado sentados escuchando a Pradales e Illa y varios de ellos se han colocado los pinganillos con la traducción. La presidenta madrileña defendió esta discrepancia interna. “Yo tengo libertad para manifestar lo que o me parece bien y para ser coherente, no voy a participar en esta farsa, y los otros presidentes también tienen libertad para hacer lo que estimen oportuno”, explicó.
Después varios presidentes de los dos partidos hablaron también brevemente en sus lenguas cooficiales, sin que Ayuso ya se volviera a levantar porque entendía que solo era un saludo. El asturiano habló un poco en bable, y la navarra, María Chivite, en euskera. La de Baleares, Marga Prohens, del PP, lo hizo brevemente en mallorquín, y Carlos Mazón saludó en valenciano, aunque ambos explicaron que es mejor hablar en castellano en esta reunión para entenderse. Illa explicó que las lenguas cooficiales son una riqueza para el país y es lógico que se hablen en un organismo autonómico. “Entender esto es entender España”, insistió.





















Más allá del gesto de Ayuso, que acaparó como siempre mucho protagonismo mediático y provocó la reacción indignada del lehendakari, del líder del PNV, y de varios políticos catalanes, la discusión de fondo político que centró la reunión fue la petición de elecciones por parte del PP y el rechazo tajante de Sánchez. El presidente, que dirige la reunión y puede intervenir cuando quiera, tuvo un cruce con el murciano Fernando López Miras, del PP, que muestra la discrepancia de fondo entre el Gobierno y el PP a la hora de analizar el momento político. López Miras concluyó su intervención diciendo que “el sistema de financiación autonómica está caducado” y que, “si el Gobierno no es capaz de reformarlo, debería convocar elecciones”.
Sánchez le contestó de forma clara. “El sistema de financiación autonómica caducó ya en 2014. Por aquel entonces, gobernaba un presidente del PP con mayoría absoluta y aun así no fue capaz de actualizarlo. Nadie le pidió que adelantara las elecciones por ello. Tampoco los barones populares. Así de difícil es alcanzar un consenso para llevar a cabo esa reforma. No es exclusivamente una cuestión de partidos”, le dijo el presidente.
Al arrancar, Sánchez había intentado calmar la situación y había pedido a los presidentes autonómicos que intentaran rebajar el tono y buscar algún debate constructivo en temas que interesan mucho a la sociedad, como la vivienda, en la que las competencias son compartidas y, por tanto, es imprescindible un acuerdo para desarrollar políticas. Sánchez propuso triplicar el presupuesto para vivienda en los próximos cinco años, hasta 7.000 millones de euros, y que el Gobierno pague el 60% y las comunidades el 40%, pero los barones del PP rechazado de plano esta iniciativa porque creen que no está claro cómo se pagaría y qué condiciones tendría. Varios presidentes reprocharon a Sánchez y al Gobierno que no había preparado la reunión.
El presidente había pedido “dejar la crispación en el perchero”, pero fue inútil, porque todos fueron muy duros aunque nadie hizo un desplante como el de Ayuso. “Esto no da más de sí”, dijo la presidenta de Cantabria, María José Sáenz de Buruaga. El andaluz Juan Manuel Moreno también reclamó elecciones “ante la situación política crítica, la falta de mayoría social y parlamentaria de Pedro Sánchez, incapaz de presentar un proyecto de Presupuesto y la creciente desconfianza en la política”.
Al final de la cita, se produjo de nuevo un choque entre varios barones del PP —que pidieron que se votaran algunas de sus propuestas— y el presidente, que rechazó de plano esa idea. En la Conferencia de Presidentes los acuerdos se aprueban por consenso y las recomendaciones necesitan el apoyo de dos tercios de los líderes autonómicos y del presidente del Gobierno. Sánchez explicó el reglamento, donde se deja claro este sistema, y dijo que en la cita se ha constatado que no hay consenso en ninguno de los temas, ni los propuestos por el Gobierno, con la vivienda como estrella, ni los que ha planteado el País Vasco, ni los que sugiere el PP. “¿Esto quiere decir que no aceptas ninguno de los ocho puntos propuestos por el PP?“, le preguntó el gallego Rueda. “Eso es. Si no, se aprobarían, pero el Gobierno no los acepta”, contestó Sánchez.
El Ejecutivo explica que los puntos del PP eran inaceptables, porque todos suponen una enmienda a la política del Ejecutivo. La Conferencia fue así “un fracaso”, en palabras del andaluz Moreno y del aragonés Jorge Azcón, y según otros presidentes en un tono mucho peor que la última en Santander, que también terminó sin acuerdos.

El sentimiento de desazón tras la jornada fue manifestado también por parte de dirigentes de distinto signo político. “No puedo ocultar que me voy con sensación de absoluta decepción y tristeza. Lo ocurrido antes y durante la celebración de este foro es muy preocupante”, señaló el lehendakari ante la prensa de manera genérica, pero con alusión velada a la actitud de los populares. Mientras que el presidente de Castilla-La Mancha, el socialista Emiliano García-Page, se reafirmó en su petición de convocatoria de elecciones en su intervención posterior. “Para mí sería desleal con los ayuntamientos y autonomías socialistas ponerlos por delante y llevarse las bofetadas de la política nacional”, ha enfatizado. De puertas para dentro, García-Page fue muy duro frente a Sánchez en materia de financiación autonómica. También en las concesiones que, sostiene, se ha hecho en las competencias de inmigración a favor de Junts. Según los barones populares, Sánchez se ha negado a la convocatoria de un Consejo de Política Fiscal y Financiera.
El PP cree que esto muestra el deterioro de la vida política española y la necesidad de ir a elecciones. El Gobierno, por el contrario, cree que la conferencia ha evidenciado que el PP “está roto”, porque Ayuso fue a su aire con su voluntad de boicotear la reunión con sus desplantes.
Lo único seguro es que la política española ha entrado en un modo de ruptura total donde ya no solo los acuerdos son inviables, sino que incluso las reuniones solo para hablar se tornan casi imposibles, algo que según se lamentaban varios de los presentes en la cita no hace sino empeorar la imagen de la política ante los ciudadanos, ya muy desgastada.
Segunda oportunidad
La propuesta estrella del Gobierno en la Conferencia de Presidentes, rechazada de plano por las comunidades del PP, tendrá una segunda oportunidad con cinco regiones. El plan del Ejecutivo para triplicar la inversión pública hasta alcanzar los 7.000 millones de euros para el periodo 2026-2030 se negociará con el País Vasco, Cataluña, Navarra, Asturias y Canarias, con las que el Ministerio de Vivienda comenzará a trabajar de manera bilateral a partir del lunes. “No hace falta reglamento ni estatutos para decir sí a más presupuesto para vivienda, sí a protegerla para siempre y sí a más transparencia”, ha sostenido la ministra del ramo, Isabel Rodríguez, en una comparecencia posterior, y en referencia a la actitud de las comunidades del PP, que no se han sumado al acuerdo.
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