Katie Drummond: “La democracia en EE UU está bajo una amenaza impulsada cada vez más por la tecnología y quienes la desarrollan”
Desde 2023, esta canadiense licenciada en Filosofía dirige la publicación más influyente en el ámbito de la tecnología. Fue pionera en comprender lo que hoy resulta evidente: la conexión, ya inseparable, entre ese mundo y el poder. Desde las elecciones que ganó Donald Trump, ‘Wired’ cubre también la información política de Estados Unidos. Las suscripciones se han disparado


Las oficinas del grupo editorial Condé Nast están en el One World Trade Center de Nueva York, junto al lugar donde se derrumbaron las Torres Gemelas. Espero a Katie Drummond (Kingston, Canadá, 39 años) en la sala reservada para la entrevista, con vistas al distrito financiero de Manhattan y al río Hudson de fondo. La mujer que en 2008 comenzó su carrera como becaria en Wired —la revista líder en tecnología en su relación con el poder, la cultura y el futuro— ha vuelto por la puerta grande: desde agosto de 2023 ocupa el cargo de directora editorial global.
En esos 15 años de recorrido de un punto a otro, trabajó como editora en The Verge, Bloomberg, Gizmodo, Medium y, más tarde, como vicepresidenta del equipo de noticias de Vice Media. Una trayectoria sólida que la ayudó a que, nada más llegar a Wired, se atreviera a impulsar un cambio radical y arriesgado que transformó por completo la estrategia de la revista: iniciar una cobertura política. Las suscripciones se dispararon, confirmando su intuición. Durante sus primeros 21 meses como directora editorial global, el promedio diario de suscripciones aumentó un 51% en comparación con los 21 meses previos. Fue pionera en comprender lo que hoy resulta evidente: la conexión, ya inseparable, entre tecnología y poder.
Drummond entra en la sala de reuniones apenas cinco minutos más tarde de la hora acordada. Sonríe, se disculpa por el retraso debido a una reunión previa. Es imposible ver ninguno de sus 13 tatuajes, asegura que viste de una forma muy distinta a cuando trabajaba en Vice Media. Viste de negro de pies a cabeza, como una neoyorquina más. Se mudó a la ciudad hace ya 15 años, justo después de licenciarse en Filosofía por la Universidad de Queen, en su ciudad natal. Habla muy rápido, con claridad, mira a los ojos y no deja ninguna pregunta sin responder. Sonríe de forma distendida varias veces a lo largo de la conversación, pero no se permite ni un sorbo de agua hasta que terminamos. Una muestra sutil de la concentración con la que gestiona incluso una entrevista.
¿Qué la llevó a dar un giro estratégico nada más incorporarse a Wired y empezar a cubrir política por primera vez?
Lo primero que hice al incorporarme a Wired fue contratar a un editor y a tres periodistas para crear un equipo de noticias, porque no solo había unas elecciones presidenciales en 2024 que determinarían el futuro de Estados Unidos, sino que también se celebraban otras elecciones presidenciales importantes en otras partes del mundo. Era un gran año de actividad política que había que cubrir, porque hoy día la tecnología es muy difícil de desvincular del poder. Están íntimamente conectados y hay muchos ejemplos que lo muestran, desde cómo la inteligencia artificial generativa influye a los votantes y su acceso a la información hasta el posible hacking en los procesos electorales, pasando por cómo influye en dónde ponen la atención y el dinero los ricos de Silicon Valley como Elon Musk y Jeff Bezos. Wired es una revista que cubre lo que va a pasar, el futuro de la tecnología, así que era necesario empezar a cubrir la política de forma consistente y seria.
Anna Wintour, la mítica editora de Vogue y actual directora de contenido mundial de Condé Nast, ¿apoyó completamente este giro editorial?
La empresa y Anna me apoyaron 110% en todo el proceso, tanto en la idea de crear un equipo de noticias como en la decisión de hacer una extensa cobertura en torno a Musk y el DOGE [Departamento de Eficiencia Gubernamental], que no era especialmente fácil ni estaba exenta de riesgos. Pusieron al equipo legal y de recursos humanos a mi disposición. Hubo un periodo de adaptación, claro. Pero las preguntas y dudas que en principio se plantearon en torno a la nueva creación de un equipo de noticias se aliviaron con la constatación de la conexión entre política y tecnología, que se hizo evidente cuando Musk se involucró en las elecciones y posteriormente en el Gobierno. El equipo al completo estamos profundamente orgullosos del giro que dimos hacia la política.
A principios de 2025, la revista ganó 62.500 nuevos suscriptores solo en las dos primeras semanas de febrero, lo que evidencia que el cambio de estrategia fue un éxito.
Seguimos viendo un crecimiento significativo en nuestra base de suscriptores, mantenemos las cifras en nuestro sitio web y tenemos una comunidad de lectores muy activa. Nos enorgullece ver cómo toda nuestra cobertura está contribuyendo a construir esta base de suscriptores considerablemente más amplia, y también constatar que dedican tiempo a leer nuestros contenidos.
¿Cuál es su mayor objetivo como directora editorial?
Quiero que Wired sea la publicación de referencia para este momento histórico tan importante que estamos viviendo, en el que la democracia en EE UU está bajo amenaza, y esa amenaza está siendo impulsada cada vez más por la tecnología y por quienes la desarrollan. A medida que la inteligencia artificial transforma todos los ámbitos en los que vivimos y trabajamos, creo que Wired está en una posición única para convertirse en el medio más influyente del mundo. Sí, soy ambiciosa.

¿Hay que empezar a tratar a los billonarios tecnológicos como si fueran políticos?
Me preocupa la salud de la democracia estadounidense. Podemos ver, día a día, una rápida erosión de la democracia, de las buenas prácticas y de las normas democráticas, facilitada por la Administración de Trump, que es la mayor responsable pero no la única. Hay personas increíblemente ricas que estaban en primera fila durante la investidura, junto al presidente. Es difícil no considerarlas parte de lo que está ocurriendo. Hay una oligarquía en EE UU beneficiándose de un gobierno autoritario.
¿Cómo consiguió crear noticias y posicionarse en primera fila, por delante de medios que llevan años dedicándose a la política?
Tenemos una posición única, porque además de un equipo de noticias brillante liderado por Leah Feiger, Wired tiene una larga historia y mucha experiencia y conexiones en negocios. Teníamos estudiada la forma en que Elon Musk funciona y los pasos que sigue cuando entra en una empresa, lo que nos permitía predecir qué era lo siguiente que podía hacer en el Gobierno federal. Nuestra forma de abordar las noticias también es diferente al resto: no vamos a ruedas de prensa ni hablamos con políticos a diario. Entramos por las ventanas, por la puerta lateral. Adoptamos un enfoque menos convencional porque no somos un medio tradicional y no nos regimos por las mismas normas del periodismo político, lo que nos permite mirar en otras partes y de otra forma. Mientras los otros medios seguían observando lo de siempre, nosotros buscábamos en otra parte. Además, gran parte de lo que estaba haciendo Elon Musk en el DOGE tenía que ver con cómo funcionan los sistemas y cómo se mueve la información entre distintas agencias y nosotros, al tener una comprensión muy profunda de la tecnología, de los sistemas y de cómo funcionan las cosas, somos capaces de explicárselo bien a los lectores.
Ahora que abordan política y aspectos internacionales, ¿por qué no cubren lo que está ocurriendo en Gaza? ¿No es acaso uno de los ejemplos más claros de poder, tecnología y vulnerabilidad? ¿O no se siente tan libre para hablar de ciertos temas?
Creo que tenemos la libertad de cubrirlo todo, pero tenemos en cuenta nuestra localización y las regiones en las que operamos. Para nosotros lo importante es encontrar nuestro ángulo, no queremos estar en el día a día de deliberaciones políticas o geopolítica, lo importante es tener la certeza de que podemos cubrir una noticia estando bien informados y pudiendo aportar algo nuevo a los lectores.
Los mileniales siguen constituyendo gran parte de sus suscriptores, ¿cuál es su estrategia para interesar a la generación Z?
Una de mis prioridades, además de crear el equipo de noticias, es convertir Wired en una multiplataforma. No limitarnos a la revista y la web, sino transferir y adaptar eficientemente todo nuestro periodismo a nuestras redes (Instagram, TikTok, YouTube), newsletters y podcasts. Es la forma de llegar a esas audiencias.
¿Cómo gestiona las diferencias en las necesidades de cobertura local, entre Estados Unidos, Europa y Asia? ¿Cuáles son los principales temas tecnológicos que distinguen a estas regiones?
No quiero que la cobertura de Wired de Estados Unidos se imponga a otras regiones, aunque el tema de Trump y Musk causaba fascinación fuera de América. Para mí es fundamental que cada región publique trabajos relevantes para sus audiencias en esa parte del mundo. Hay temas que son globales, como todo lo relacionado con inteligencia artificial, y otros más concretos. En Italia hay un interés por la política, en Japón por la longevidad y la salud, en México por el cambio climático y la sostenibilidad…
¿De qué forma empresas como OpenAI, Meta y Google están transformando el periodismo y los medios de comunicación?
Empresas como esas están, colectivamente, poniendo el periodismo patas arriba con todo tipo de disrupciones que están ocurriendo muy rápidamente, y muchos de esos cambios están teniendo un efecto devastador en las redacciones y en la capacidad de las personas para acceder a noticias directamente desde las fuentes —ahora lo que reciben es un resumen generado por IA cuando buscan algo—. Pero también creo que hay oportunidades para asociarse con empresas de IA y generar ingresos encontrando formas interesantes de ofrecer información a través de herramientas de IA. Los editores han pasado años persiguiendo el algoritmo de Facebook o el posicionamiento en Google, buscando maneras de vender su periodismo. Y ahora que la capacidad de esas plataformas para llevar audiencia a los medios prácticamente ha desaparecido, dependemos únicamente de la excelencia de los periodistas contando sus historias. Esta es una oportunidad para recuperar una relación directa con nuestras audiencias sin que esté mediada por Facebook o Google.

¿Cuál es el futuro del periodismo en una era marcada por la desinformación, los algoritmos que determinan lo que leemos y el contenido generado por inteligencia artificial?
La IA generativa no puede investigar, escribir ni conseguir exclusivas; no puede generar noticias de interés público. Tenemos que valorar la narración producida por humanos. A los recién graduados en Periodismo les aconsejaría que mantuvieran los ojos bien abiertos y se posicionasen como narradores humanos, capaces de contar noticias de una forma que la IA no puede imitar. Sinceramente, creo que en el futuro ese tipo de información tendrá un valor añadido, porque la gente querrá saber si lo que está leyendo es real, verídico y reportado por un periodista humano.
Ha mencionado abiertamente que su equipo utiliza IA para generar ideas y titulares. No hay duda de que mejora la eficiencia y la productividad, pero ¿cuáles son los efectos negativos a largo plazo que ya está empezando a notar?
Es muy importante considerar la IA como una herramienta que puede ayudar especialmente con las tareas administrativas, pero que en ningún caso puede reemplazar la creatividad humana. En Condé Nast tenemos reglas estrictas de lo que podemos hacer o no con Gen AI, no generamos historias, ni imágenes ni diseños usando IA.
Jay Graber en Bluesky, Meredith Whittaker en Signal… Hay varias mujeres liderando importantes plataformas tecnológicas de cambio, ¿podemos hablar de tendencia?
Tengo que creer que algo está cambiando o no sería capaz de dormir por las noches. Ciertamente varios de los cambios más importantes que se están dando en tecnología actualmente están dirigidos por mujeres. Cada vez somos más las interesadas en este mundo. Las mujeres hacemos que las cosas sucedan, y ya sea en tecnología o en cualquier otro sector, estoy convencida de que veremos a más mujeres al frente.
En varias ocasiones ha mencionado que empezó como becaria porque al editor, Noah Shachtman, le gustaron sus tatuajes. Aunque en EE UU la carrera se rija principalmente por la meritocracia, ¿cree que también es necesaria la suerte?
Totalmente. Tener una buena carrera profesional depende de una mezcla de habilidades y talento, mucho esfuerzo, acceso, recursos y el azar más absoluto, como coincidir con alguien en un bar.
Debe de haber sido interesante volver a la redacción de Wired 15 años después y convertida en directora editorial…
Definitivamente la gente es más agradable conmigo ahora que cuando era una becaria [ríe]. Pero lo más interesante es que por entonces, en 2008, trabajaba en la parte digital, que era bastante secundaria y, sin embargo, he vuelto en 2023 como directora editorial cuando la parte digital es lo más relevante. Otra de las cosas que más valoro después de haber trabajado en otros medios es que en Condé Nast tenemos una infraestructura y un modelo de negocio sostenible: podemos hacer dinero, pagar a un equipo brillante, hacer un trabajo ambicioso y seguir creciendo.
¿Cuál diría entonces que es el mayor reto al que se enfrenta?
Asegurarme de que la redacción no se queme, que mi equipo tenga todo lo que necesita: apoyo y recursos para hacer bien su trabajo a largo plazo. Esto va a ser un maratón, hay mucho trabajo por delante. Estamos al inicio de lo que creo que será un camino muy largo, dramático y aterrador, con muchas consecuencias. Quiero que mi equipo esté preparado para enfrentarse a lo que viene, que pueda hacer un trabajo valioso y que tenga impacto, y sobre todo que se sienta seguro.
¿Hay alguna noticia en la actualidad a la que cree que no se está prestando la debida atención mediática?
Hay muchas. Como sabe, los medios de comunicación tienen el mal hábito de dejar de hacer seguimiento a una historia tan pronto como haya otra nueva que perseguir o tan pronto como pierda el atractivo. Cuando Elon Musk anunció que se iba de DOGE y rompió con Donald Trump en redes sociales, los medios de comunicación cubrieron la noticia y pasaron a otra historia. Sin embargo, que Musk se haya marchado no quiere decir que las decisiones tomadas por DOGE no sigan teniendo consecuencias severas y me preocupa que la gente no siga teniendo información de lo que está pasando.
¿Ha rechazado alguna historia últimamente por polémicas?
No, nunca. Si algo es cierto lo publicaremos.
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