La historia se repite, Davidovich choca otra vez con Davidovich
El malagueño desaprovecha tres bolas de partido ante De Miñaur en Washington (5-7, 6-1 y 7-6(3) y no logra acabar con el maleficio: cuatro finales, cuatro derrotas


Título en mano, el décimo de su carrera ya, Alex de Miñaur habla de la “mentalidad” como clave para haber resistido antes a un escenario así, tan adverso y prácticamente terminal en el epílogo de Washington: tres bolas de partido en contra y Alejandro Davidovich, por fin, acariciándolo, tan cerquita, a solo un tris de lograr su primer trofeo en la élite y de acabar así con el maleficio que a sus 26 años continúa castigándole, porque su proyección y sus condiciones no terminan de encontrar correspondencia. No al menos el premio. De nuevo, al malagueño se le escapa: 5-7, 6-1 y 7-6(3) favorable al australiano, después de 3h 05m. Son cuatro finales y otras tantas derrotas. Bajo la toalla, tocado que no hundido, el español continúa dándole vueltas. ¿Otra vez?
Piensa Davidovich en el qué hubiera sido de no haber entrado esa bola bombeada del rival en plena agonía, cuando De Miñaur ha tirado de todo lo que porta en el maletín de supervivencia para llegar a tiempo, emerger de las profundidades y dirigir la pelota, forzado a más no poder, para salvar por tercera vez el abismo. El bote se intuye fuera, definitorio, pero un dedo besa la línea y el resto se traduce en incredulidad y cuesta abajo para el andaluz, que maldice. Ha dispuesto primero de un 4-1 y 0-30; de un 5-2 y 0-30 después; y de esas tres opciones en última instancia. Sin embargo, todo se tuerce y el bucle se reproduce. Tan cerca, tan lejos. Una circunstancia convertida casi en costumbre para un tenista al que no le acompaña la fortuna.
“He luchado por cada bola durante más de tres horas y aun así no ha sido suficiente”, comenta resignado, después de un duelo parejo en el que la tendencia parecía finalmente acompañarle, hasta que de repente se ha visto rodeado de mil fantasmas otra vez. Duro de pelar De Miñaur, ya se sabe. Con el agua al cuello, el oceánico ha resurgido a base de piernas, escudo y fe. “Es algo que tiene esta pista. Lo hice en 2018 contra Rublev [entonces cuatro bolas de partido salvadas] y, sinceramente, sabía que podía repetirlo”, desliza el campeón, un competidor que va ganando relieve desde el sigilo y que a sus 26 años reaparece en el top-10 y acecha, con esos diez títulos, a dos ilustres compatriotas como Mark Philipphoussis y Patrick Rafter, once.
“Te lo merecías hoy, yo solo he tenido suerte. Eres un jugador increíble, nadie en el circuito quiere jugar contra ti. Esto no es el final, solo es el comienzo para ti”, se dirige a Davidovich, al que se le niega la recompensa. No pudo lograrla hace tres años en Montecarlo ni tampoco esta temporada en Delray Beach ni Acapulco; dolorosa la segunda ocasión perdida —dos puntos de partido frente a Miomir Kecmanovic, en febrero—, como lo es este desenlace casi inverosímil, decidido en ese bote y ese centímetro del globo defensivo que le ha mantenido con vida en el tercer set. Al fin y al cabo, él sigue siendo fiel a un plan que sigue a rajatabla; trabaja y confía en que el fruto termine cayendo tarde o temprano: “Llegará la oportunidad”.
En este presente de dos mundos, divido por la frontera que distancia a Jannik Sinner y Carlos Alcaraz de todos los demás, De Miñaur tal vez pueda encontrar la pista de despegue que tanto ansía, del mismo modo que Davidovich continúa escalando pese al disgusto. Con 32 triunfos, el español es el cuarto que más acumula en 2025 e iguala ya su mejor curso, con cuatro meses todavía por delante. Decimonoveno en el ranking y líder junto al australiano sobre pista dura, ambos 18 victorias, lamenta a la vez que encuentra consuelo: “Teníamos mucho trabajo que hacer antes de empezar la temporada. Nos marcamos entrar en el top-20. Esta semana no hemos conseguido el trofeo, pero seguimos dirigiéndonos hacia nuestros límites y mejorando”.
EL OASIS DE ALCARAZ
Davidovich no pudo culminar una gran semana en la que de camino a la final logró derribar a Jaume Munar, en forma, y a tres representantes locales, dos de ellos de envergadura: Learner Tien, Taylor Fritz (4º del mundo) y Ben Shelton (8º).
Su derrota impidió que el tenis español inscribiera por tercera vez a un ganador en el torneo de Washington, después de que hubieran triunfado Àlex Corretja (2000) y Paula Badosa (2024), al tiempo que circunscribe el éxito del presente exclusivamente a la buena marcha de Alcaraz.
El murciano, de 22 años, ha sumado hasta el verano cinco títulos: los de Róterdam, Montecarlo, Roma, Roland Garros y Queen’s. Al intento de Davidovich se añade el de la jornada anterior por parte del valenciano Carlos Taberner, vencido en la final de Umag (Croacia) por Luciano Dardieri (doble 6-3).
Alcaraz, mientras tanto, ha comenzado a preparar en Murcia la gira norteamericana. Renunció al Masters de Montreal, al igual que Sinner y Novak Djokovic, pero si nada lo impide participará en Cincinnati (del 7 al 18) antes del US Open (a partir del 24).
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