Ir al contenido
_
_
_
_

Álex de Miñaur: “Estoy aprendiendo, ya no muero por los resultados”

El australiano, una bala, ha derrotado a Djokovic, Nadal y Murray, pero busca el salto definitivo. Y lucha entre dos aguas: la vieja guardia que se va y el espíritu Z

Alex de Miñaur, durante el partido contra Roberto Carballés.
Alejandro Ciriza

En Wimbledon se habla de piernas, y pocas en el circuito más veloces que las de un correcaminos llamado Alex de Miñaur (Sídney, 26 años). Tipo discreto él, en constante crecimiento y cada vez más cerca de asentarse entre los diez más fuertes. Un salto que se le resiste, pero que ahora percibe con otros ojos puesto que el tenis masculino se encuentra en plena transición y han ido abriéndose puertas que antes no existían. El top-10 va reformulándose y renovando a los miembros, y a esa cota aspira el oceánico, tenaz, trabajador, silencioso. Recuenta victorias contra Novak Djokovic, Rafael Nadal y Andy Murray, pero en conversación con EL PAÍS, confía y desliza: tarde o temprano, “llegará la oportunidad”.

Pregunta. Es, sin duda, uno de los tenistas más veloces del circuito, de los que mejor se mueven. ¿Cuestión de genética?

Respuesta. Hay algo de genética, pero también ha habido mucho trabajo fuera de la pista. Siempre he dicho que la razón por la que ahora me muevo tan bien es porque de pequeño era de los más bajitos y más flaquitos, y jugaba siempre contra jugadores más grandes que yo, así que tenía que encontrar otras vías para ganar. A partir de haber hecho mucho trabajo físico he podido encontrar ese puntito que es tan importante para mi tenis. Eso sí, hay una parte de velocidad pura y dura, pero al mismo tiempo hay un componente de anticipación.

De pequeño era de los más bajitos y más flaquitos, así que tenía que encontrar otras vías para poder ganar

P. ¿Le costó mucho la transición hacia la élite?

R. Cuando entré en el tour [circuito], con 16 o 17 años, la situación era muy similar. Yo pesaba solo 69 kilos y, obviamente, al jugar contra hombres que tenían tanta fuerza se notaba mucho la diferencia; luego fui creciendo y desarrollándome, y cogiendo poquito a poco más peso. He ido poniéndome más fuerte y eso me ha ayudado a estar donde estoy hoy [undécimo, aunque en abril era séptimo y en febrero sexto].

P. El tenis está en plena transición. ¿Es su momento para meter definitivamente la cabeza entre los mejores?

R. Sí, ese es mi objetivo desde hace un año, más o menos. Ahora hay oportunidades, así que el plan es estar ahí todas las semanas, ir ganando partidos y esperar la oportunidad para dar el salto definitivo. Creo que todavía no me ha llegado, por la razón que sea; por mala suerte quizá o por no haber jugado bien los partidos que tenía que haberlo hecho, pero yo tengo la confianza de que esa oportunidad acabará llegándome. Donde estoy ahora no es mi tope, porque aún tengo margen para mejorar y llegar todavía más lejos.

De Miñaur, ante Roberto Carballés.

P. Es un tenista muy completo, ¿qué le falta para culminar el salto?

R. Mi mente siempre ha sido un arma de doble filo. A veces supone una ayuda increíble, porque me permite luchar hasta el final durante los partidos, pero otras no tanto porque no hay nadie en el mundo que vaya a exigirme más que yo mismo. Nunca estoy satisfecho. Eso es algo que me ha ayudado a progresar, pero al mismo tiempo, en ocasiones no me doy la recompensa que a lo mejor merezco y en vez de eso, sigo pensando solo en cómo subir el siguiente escalón y en cómo seguir mejorando. En qué debería hacer mejor.

P. ¿Va portándose mejor consigo mismo?

R. Es algo que he ido mejorando con los años, el no vivir única y exclusivamente para el tenis y el no morir por los resultados. Desde hace un tiempo intento tener una vida más allá de mi profesión, que los resultados no repercutan tanto en la faceta personal. Antes, cuando perdía estaba muy cabreado y tardaba dos o tres días en que se me pasara el enfado, porque me preguntaba todo el rato qué había hecho mal o qué podía haber hecho mejor, pero ahora se me va dando un poquito mejor e intento pasar página más rápido. En ese sentido, sigo aprendiendo.

Seguro que Federer, Nadal y Djokovic también iban a tomarse algo. Hoy, el tenista ya no tiene privacidad

P. Entonces, está alineado con el mensaje de la última generación y de Carlos Alcaraz: hay vida más allá del tenis.

R. Lo bonito del mundo del deporte y, del tenis en concreto, es que hay 100 o 200 jugadores, todos los de la ATP y de la WTA, que son completamente diferentes. Esto es como la vida, a cada uno le gusta hacer las cosas de una manera distinta. A unos jugadores les gusta estar más relajados e intentar alejarse un poco más de la presión, y hay otros que prefieren pensar en el tenis las veinticuatro horas del día. No hay una versión correcta y otra incorrecta, sino que simplemente debes encontrar lo que más te ayude a competir mejor. Lo más difícil de nuestro deporte es que jugamos desde el 27 de diciembre hasta el 27 de noviembre, viajando por todo el mundo, y eso no sucede en ningún otro. Es complicado entrar en la pista día tras día, así que el factor mental es determinante. Al final, esa es la clave: encontrar el equilibrio adecuado para competir bien.

De Miñaur, en al acceso al área de entrenamiento.

P. Nadal, Djokovic y Federer marcaron unos estándares muy férreos para alcanzar el éxito. ¿Es necesario un cambio de chip para comprender que los jóvenes tienen otra mentalidad?

R. La exigencia es cada vez mayor, tanto física como mental. Jugamos muchos partidos y ahora hay mucha más visibilidad por parte de la prensa y en las redes sociales; ahora, da igual lo que hagas, porque si sales a la calle hay 20.000 personas que pueden hacerte un vídeo y todo el mundo sabe lo que haces. Ya no hay privacidad. Seguramente, en sus tiempos libres Roger, Rafa y Novak también iban a tomarse algo, pero no trascendía ni se visibilizaba, pero ahora todo eso ha cambiado. Hoy te ven por un microscopio y vamos hacia un mundo en el que el jugador tiene muy poca privacidad, y en el que el espectador puede ver lo que haces desde que te levantas hasta que te vas a dormir.

P. Davidovich dice que sufre más de lo que disfruta con esta profesión. ¿En qué lado está usted?

R. Es difícil, porque se puede ver de dos maneras. Por una parte, sabes que, casi seguro, cada semana vas a perder, así que tienes que estar dispuesto a aceptarlo y a levantarte una y otra vez, porque va a haber muchos momentos duros; pero, por otra, también sabes que tu familia no va a tener ningún problema económico durante el resto de su vida, y eso es muy tranquilizador. Yo soy de los que prefiere ver el lado positivo y, por eso, durante los últimos años he ido portándome mejor conmigo mismo, siendo consciente en todo momento de por qué estoy sacrificándome. Hay mucho sacrificio, pero este deporte también te aporta cosas muy buenas.

P. Tal y como habla, diría que es un hombre con los pies en el suelo.

R. Eso siempre. Desde el primer día hasta el último.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Alejandro Ciriza
Cubre la información de tenis desde 2015. Melbourne, París, Londres y Nueva York, su ruta anual. Escala en los Juegos Olímpicos de Tokio. Se incorporó a EL PAÍS en 2007 y previamente trabajó en Localia (deportes), Telecinco (informativos) y As (fútbol). Licenciado en Comunicación Audiovisual por la Universidad de Navarra. Autor de ‘¡Vamos, Rafa!’.
Rellena tu nombre y apellido para comentarcompletar datos

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_