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El vacío de Zverev: fulminado, en el “agujero” y “muy, muy, muy solo en la vida”

El alemán pronuncia su mal momento con la caída en la primera ronda. Sinner y Djokovic resuelven y Gauff, campeona en París, también se marcha de inmediato

Arthur Rinderknech
Alejandro Ciriza

“Esto parece Murcia, ¿eh?”, se le desliza al padre de Carlos Alcaraz a eso de las doce del mediodía, cuando el pegajoso bochorno de Londres, los más de treinta grados que caen sobre la ciudad y la humedad de Wimbledon Park siguen apretando de lo lindo; más si cabe que el día anterior, cuando su hijo sorteó en la primera ronda a Fabio Fognini y progresó hacia la siguiente estación, que le emplaza a un duelo este miércoles (hacia las 16.30, Movistar+) con el local Oliver Tarvet, el 733º del mundo. “Mah o menoh, mah o menoh…”, se suma el tenista, que ha amanecido con el acento murciano pronunciado y que por la tarde, mientras se relaja con los suyos, observa con buen gesto el curso de los acontecimientos.

A priori, buenas noticias para él, que el día anterior ya había conocido las caídas de rivales de peso como Daniil Medvedev y Holger Rune, además de otros cabezas de serie —14 ya en total— que en un tramo u otro podrían haberse cruzado en su camino; otro de ellos, Alexander Zverev, quien nada tiene que ver en cuanto al desempeño sobre el césped con Boris Becker, el gran bombardero alemán. Becker es el campeón más joven en la historia de Wimbledon, con 17 años, y se coronó en tres ocasiones en La Catedral (1985, 1986 y 1989) tras sublimar el arte del saque-volea; es decir, el día y la noche en Londres, un enclave en el que Zverev, competidor de talla pero incompleto, no ha conseguido siquiera superar los octavos.

“Él ha jugado un partido fantástico. De hecho, no creo que haya jugado un partido así en su vida”, razona el de Hamburgo, refiriéndose al gran día del francés Arthur Rinderknech, un jugador sin cartel pero que se desenvuelve muy bien sobre la hierba. El año pasado estuvo a punto de batir a Carlos Alcarz en Queen’s, hace poco más de una semana volvió a tutear al español en el mismo escenario y, ahora, grito al cielo tras culminar, una victoria que le sabe a gloria: 7-6 (3), 6-7 (8), 6-3, 6-7 (5) y 6-4, después de 4h 40m. “Es la Centre Court de Wimbledon y contra el número tres del mundo. Cualquier tenista sabe lo increíble y privilegiado que es poder jugar aquí”, declara el francés, de 29 años y 72º en el listado de la ATP.

Zverev, en un descanso.

Zverev sabe del simbolismo del grande británico, pero luego, ante los periodistas, aclarará que nunca antes había sentido “un vacío así”. Alcanzó la final del Open de Australia en enero, pero tras caer entonces ante Jannik Sinner (6-4, 6-3 y 6-0 a Luca Nardi), perdió la buena dirección. Tiene 28 años y ha logrado más de una veintena de títulos, 24, de casi todos los colores, pero continúa sin coronarse en un major —tres finales perdidas— y la perspectiva para lo que resta de temporada, salvo volantazo radical, no pinta especialmente bien. Pierde el sitio en el podio. “Es gracioso, pero a veces me siento muy solo ahí fuera, sufriendo mentalmente; intentando encontrar el camino para salir del agujero”, afirma. “No sé, en general, me siento solo en la vida. Muy, muy, muy solo. Y eso no es nada agradable”.

Munar sube otro escalón

Zverev desliza que, por primera vez, tal vez necesite ayuda psicológica, teniendo en cuenta que ha pasado “por muchas dificultades”, “con los medios” y, sobre todo, “en la vida, en general”. Sin ir más lejos, en la final australiana de enero, una espectadora local profirió gritos contra él durante la ceremonia posterior al partido contra Sinner, recordándole al alemán la doble denuncia por violencia machista que interpusieron en su día dos exparejas, resuelta mediante un acuerdo económico. El caso es que su nombre desaparece del cuadro durante una jornada en la que el tenis español encuentra motivo de alegría en el triunfo de Jaume Munar contra Alexander Bublik, el primero que firma el mallorquín a cinco sets desde 2018.

Coco Gauff, tras caer contra Yamstremska.

Tras el 6-4, 3-6, 4-6, 7-6(5) y 6-2, alcanzado tras 3h 24m, el balear aprueba ante los enviados especiales: “Sin duda”. Efectivamente, este es su mejor año. Muescas ante Medvedev, Ben Shelton, Frances Tiafoe y ahora Bublik, que venía de ganar en Halle. “Una victoria como esta es una confirmación, me hacía falta para dar un paso adelante”, agrega. Se enfrentará el jueves al húngaro Fabian Marozsan y siguen su paso tanto el valenciano Pedro Martínez —superior al británico George Loffhagen (2-6, 6-2, 6-4 y 6-2, en 2h 39m) y citado ahora con Mariano Navone— y Jessica Bouzas —6-3 y 3-2 a Ella Seiden, duelo con Sofia Kenin—. Cae, sin embargo, Roberto Carballés, superado por el australiano Alex de Miñaur (6-2, 6-2 y 7-6(2), en 2h 25m).

Ya de noche, a Novak Djokovic se le escapa un set (6-1, 6-7(7), 6-2 y 6-2) frente a Alexandre Muller, sin mayores consecuencias, y el cuadro femenino se contrae al despedirse Coco Gauff, campeona en Roland Garros. La estadounidense, de 21 años y segunda de la WTA, se marcha de inmediato del torneo que la vio nacer, cuando tenía solo 15 y se coló en el cuadro principal en la edición de 2019. Puede con ella Diyana Yamstremska (7-6, 6-1). Antes, su compatriota Jessica Pegula, tercera en el ranking, también ha enfilado la puerta de salida (6-2 y 6-0 con Aslyh Krueger). El torneo programa para este miércoles, además de Alcaraz, las citas de Alejandro Davidovich (Botic van de Zandschulp) y Cristina Bucsa (Donna Vekic).

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Sobre la firma

Alejandro Ciriza
Cubre la información de tenis desde 2015. Melbourne, París, Londres y Nueva York, su ruta anual. Escala en los Juegos Olímpicos de Tokio. Se incorporó a EL PAÍS en 2007 y previamente trabajó en Localia (deportes), Telecinco (informativos) y As (fútbol). Licenciado en Comunicación Audiovisual por la Universidad de Navarra. Autor de ‘¡Vamos, Rafa!’.
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