Ir al contenido
_
_
_
_

El periodismo enfrenta la “podrida grandeza” de dictadores y autoritarios

Las periodistas Luz Mely Reyes y Mónica González analizan el rol del periodismo frente a gobiernos de la región en el marco del 13° Festival Gabo

Las periodistas Luz Mely Reyes y Mónica González.

Un periodista que hace cobertura del poder debe guardar una distancia precisa: “Ni tan cerca que queme al santo, ni tan lejos que no lo alumbre”. El adagio lo trae a colación la periodista venezolana Luz Mely Reyes al abordar la relación del periodismo con los poderosos. El poder puede ser observado, mirado, contado, pero confundirse con él es cambiar de bando. Según Gabriel García Márquez, que hace 50 años publicó El otoño del patriarca –el mismo año de la caída de Franco en España– el poder es un “tema apasionante” para la escritura. También lo es para los periodistas, pero no para ejercerlo al modo de un dictador, sino para observarlo y sacar a la luz sus irregularidades. Aunque el riesgo puede acarrear que un dictador o un gobernante autoritario con ínfulas de todopoderoso te señale o expulse de tu país.

Los periodistas –la ciudadanía en general– “enfrentamos una amenaza que combina todos los elementos: dictadores, autoritarios, déspotas, mafiosos, crimen organizado”, dice la periodista chilena Mónica González. Ambas periodistas han sido obligadas a exiliarse. Han expuesto la corrupción. Han fundado medios periodísticos. Como integrantes del Consejo Rector de la Fundación Gabo, este fin de semana, en Bogotá, hicieron parte de la ceremonia del Premio Gabo y de encuentros en la decimotercera edición del Festival Gabo, que en cada edición se pregunta sobre cómo indagar en las sombras del poder y resistir a los intentos de silenciamiento. El panorama para el oficio en la región es alarmante: exilios, censura, asesinatos; desinformación a galope con la inteligencia artificial; y, si ampliamos el mapa, hay periodistas masacrados en Gaza, sobre lo que múltiples organizaciones periodísticas han levantado la voz.

“Se paga un costo por no quedarse callado”, dice Reyes. “Tomamos decisiones de vida cuando estamos haciendo periodismo. El hecho de que los periodistas podamos indagar y hacer preguntas críticas es incómodo para cualquiera, por más que se respete la libertad de expresión. Y más para los que llegan al poder, sobre todo en política, y creen en él como algo personal, más que como una herramienta para transformar las vidas de los demás”.

García Márquez dijo que “para expresar la soledad del poder” no había “arquetipo mejor que el del dictador latinoamericano que es el gran monstruo mitológico de nuestra historia”. Ese monstruo se ha transformado, o es una medusa de muchas cabezas que González compara con una trenza. “Hoy día, hay que investigar, defender la veracidad de lo que escribes, develar una trenza de poderes institucionales, congresistas, miembros del ejecutivo, grandes empresarios, mafiosos”. En consecuencia, la libertad, el derecho a la vida y a la democracia están en peligro. “Ya no se necesita bombardear palacios presidenciales, sacar miles de soldados a la calle. Se hace desde dentro. Se cooptan los poderes judiciales y los congresos, se dictan nuevas leyes y la democracia queda pendiendo de un hilo”, añade.

Charla ‘Exilio y resistencia: voces del periodismo latinoamericano' en el Festival Gabo 2025, en Bogotá (Colombia), el 25 de julio de 2025.

En 50 años, González cree que, sin darnos cuenta, el periodismo ha forjado una noción de identidad. “El periodismo se convirtió en una herramienta principalísima de defensa de la ciudadanía, la democracia, la libertad y del acceso a la buena, veraz y oportuna información para salvar vidas”. Por otra parte, existe “una industria de la desinformación” a la que América se enfrenta y que “empieza por Estados Unidos”. Parte de su labor consiste en desacreditar a periodistas haciéndolos pasar por mentirosos, tergiversadores o manipuladores de la información. “¿Para qué? Para que cuando nosotros decimos la verdad y de qué manera los presidentes, los gobiernos, los congresistas actúan en concomitancia con las transnacionales y con el crimen organizado, por ejemplo, para manipular el agua, para sacar más petróleo del que se debe sacar, para apropiarse de nuestras riquezas, no nos crean”.

García Márquez conoció de cerca al dictador Fidel Castro. Narró la caída del dictador Marcos Pérez Jiménez en Venezuela (algunos dicen que por entonces afirmó que escribiría la novela sobre un dictador). Sus intereses, sin embargo, eran universales: se interesó por Julio César o Mussolini. Uno de sus autores favoritos era Sófocles, cuya tragedia Edipo Rey ilustra cuánto la ignorancia y el poder carcomen y enceguecen.

Quizá el presidente argentino, Javier Milei, es un ejemplo: “No odiamos lo suficiente a los periodistas”, dijo en mayo de este año. “Lo que nos ha demostrado la historia en estos últimos 25 años, es que el autoritarismo no tiene que ver con una ideología, sino con una forma de ejercer el poder”, dice Reyes. Y recordando al viejo dictador de la ficción de García Márquez, y a otro presidente, que murió joven, dice: “Por más poder que tengas, no tienes poder sobre la muerte”. Y después de la muerte, el olor a “podrida grandeza” de un extinto patriarca.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Rellena tu nombre y apellido para comentarcompletar datos

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_