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Laura Zommer, ‘Armando.info’ y Patrícia Campos Mello: la excelencia periodística reconocida en los Premios Gabo 2025

Las periodistas argentina y brasileña, y el medio digital venezolano, reciben este sábado en Bogotá el galardón por su rigor en el oficio y su compromiso con la verdad. “La historia del buen periodismo en nuestra región es en gran medida la historia de su resistencia”, dijo el jurado

Excelencia periodística premios Gabo 2025
Santiago Triana Sánchez

Ser periodista, dice Ewald Scharfenberg, es parecido a ser bombero. El periodista venezolano, cofundador del sitio Armando.info, cree que en ambos oficios siempre habrá riesgos que asumir. “Si tú eres bombero y tuviste esa vocación, sabes que en algún momento te vas a enfrentar al fuego”, dice. “Pero si eres bombero y al momento de enfrentar el fuego dices ‘No, eso es muy peligroso’, pues nunca fuiste bombero, sino simplemente un empleado”. Con esa metáfora, Scharfenberg resume parte de lo que ha sido su trabajo periodístico en el que el fuego han sido las presiones del poder, y por el que este año la Fundación Gabo le otorgó, junto a las periodistas Laura Zommer, de Argentina, y Patrícia Campos Mello, de Brasil, el Reconocimiento a la Excelencia 2025 que recogen este sábado en el teatro Jorge Eliécer Gaitán, en Bogotá.

Es la primera vez que el galardón, uno de los más prestigiosos para el periodismo en español, se divide en tres. El hecho coincide con las tres décadas de existencia de la fundación creada por el premio Nobel colombiano Gabriel García Márquez en 1995. El ejercicio riguroso del oficio del periodismo y su compromiso con la verdad en una época atravesada por la desinformación los hicieron a Armando.info, a Zommer y a Campos Mello merecedores del premio, anunciado el pasado 9 de mayo en la Casa Gabo, en el barrio San Diego de Cartagena de Indias.

La decisión de hacer una premiación triple fue tomada por el Consejo Rector de la Fundación Gabo, que se reunió en varias sesiones desde marzo de este año. Ese consejo está integrado por los periodistas argentinos Leila Guerriero y Martín Caparrós, los brasileños Natalia Viana y Rosental Alves, el colombiano Germán Rey, la chilena Mónica González, la española María Jesús Espinosa de los Monteros, el estadounidense Jon Lee Anderson, la mexicana Carmen Aristegui, los nicaragüenses Carlos Fernando Chamorro y Sergio Ramírez, el puertorriqueño Héctor Feliciano y la venezolana Luz Mely Reyes.

Mónica González fue la encargada de dar a conocer a los ganadores de este año en mayo. En ese momento, tras mencionar los nombres, reflexionó acerca de la situación actual del periodismo, marcada por retos y amenazas “sin precedentes”. Aquel día, González dijo: “La crisis global de la información está alcanzando una magnitud sin precedentes, haciendo más urgente que nunca la necesidad de un periodismo independiente comprometido con la ética, con la verdad, con la vida”. A pesar de esa crisis, celebró las respuestas “audaces y de excepcional calidad” como una manera de enfrentarla.

Así, Laura Zommer fue reconocida por su labor pionera en la verificación de información en América Latina y su trabajo emblemático contra la desinformación como arma de manipulación masiva. Armando.info, por su rigor y su valentía en la investigación periodística, y por su resistencia frente al acoso y la persecución del régimen venezolano, incluso desde el exilio. Y a Patrícia Campos Mello, por su trabajo de investigación para escudriñar los mecanismos de desinformación que buscan afianzar el autoritarismo, también por su coraje y resistencia frente a la intimidación del poder.

Joseph Poliszuk, Roberto Deniz, Ewald Schafenberg y Alfredo Meza, periodistas de Armando.Info.

Los propios premiados han identificado, desde su propia trinchera y contexto, los problemas más urgentes que padece el oficio. Scharfenberg —cofundador de Armando.info junto a Joseph Poliszuk, Alfredo Meza y Emilia Díaz-Struck—encuentra difícil hablar de un problema unitario en América Latina, aunque cree que un área en que se puede mejorar mucho es en tener una vocación más marcada de enfrentarse al poder. “No me refiero a solamente al poder político, sino también a los económicos, a la iglesia, etcétera. Todavía siguen siendo muy de nicho los medios y los periodistas individuales que tienen esa actitud de enfrentarse al poder”, dice desde Miami, donde vive exiliado, tras recibir presiones del régimen de Nicolás Maduro por sus investigaciones. Observa, sin embargo, otro defecto: “El periodismo en todos nuestros países, en general, se corporativizó tanto y se volvió como un periodismo de redacciones, de oficina”.

Zommer, por su parte, considera que el mayor reto actual es el hecho ahora ya no son los medios los dueños de la distribución de la información, sino las grandes plataformas tecnológicas, que, al menos desde este año han reconocido que no necesariamente van a priorizar contenidos verificados. “Como yo digo muy frontalmente sacaron la careta y un poco asumen que el lucro es su misión, y no necesariamente fortalecer la democracia”, explica, tras ofrecer un taller en Bogotá. “Nuestro reto, en todo caso, es cómo encontramos maneras alternativas de llegar a las audiencias que nos necesitan”, añade, convencida de que, contrario a una creencia generalizada, la gente no solo quiere entretenimiento, sino también información de calidad para tomar decisiones. En ese sentido, abraza una postura entre lo innegociable y lo flexible: “Estoy convencida de que el camino es no negociar los valores, el rigor y los principios, pero ser superflexible, abierto e innovador y audaz en los cómos, en las formas”.

Campos Mello considera que uno de los principales retos del oficio es el de mantener la relevancia del periodismo profesional. El entorno es adverso: la desinformación circula cada vez con mayor facilidad, y la distribución del contenido periodístico ya no está en manos de los medios, sino de las grandes empresas tecnológicas. “El reto es como hacer con que el periodismo de calidad, con compromiso con el equilibrio y exactitud, sea financieramente sostenible y llegue a las personas”, escribe desde la Patagonia, antes de abordar uno de los tres vuelos que la llevarán a Bogotá. En un mundo marcado por la Inteligencia Artificial, la información verificada, equilibrada y justa es preciosa.

El Festival Gabo, un lugar para no estar solos

Campos Mello señala como virtud del Festival Gabo el hecho de que, en su opinión, no deja que la gente se olvide de la importancia del periodismo investigativo. “El festival es esencial para la valorización del periodismo, es un apoyo y un incentivo esencial para los reporteros de la región que todavía enfrentan a los poderosos y a las big tech para poder reportar de manera justa”, añade. Cuenta, además, que su orgullo por recibir el Reconocimiento a la Excelencia va más allá del galardón, porque también le garantiza un acercamiento a dos de sus “ídolos”, como considera a las periodistas Dorrit Harazim, de Brasil, y Marcela Turati, de México.

Zommer define a la Fundación Gabo como un lugar de resistencia del periodismo, donde se insiste en la idea de que “se puede seguir creando, se puede seguir haciendo periodismo de grandísima calidad en contextos hiperdesafiantes”. Cuenta que, desde que está afincada en Estados Unidos, fue mucho más consciente de las dificultades del oficio en América Latina, pero también de las muchas maneras que encuentran los periodistas de la región para rebuscar. “Este festival es una apuesta a decir, ‘Bueno, toca seguir siendo audaz, y toca seguir siendo mejores’. La opción no es ‘Bueno, me doy por vencido”, añade. Pero eso lo compara con una especie de baile en medio de la oscuridad, y lo describe como un lugar para tender puentes y para inspirar a quienes cultivan la vocación del periodismo.

Scharfenberg, por su parte, menciona la importancia del premio y del festival como una vitrina, en la que hay enormes oportunidades de ser reconocido. Pero, sobre todo, valora al festival como un lugar en el que reporteros de investigación como él, que ejercen un oficio solitario casi que por definición, se sienten acompañados. “Sirve como una especie de gratificación, de compañía, de saber que alguien te ha visto, que a alguien sí le ha importado y te ha visto padecer en el proceso del trabajo de periodismo de investigación, que es muy laborioso”, cuenta.

Sin embargo, no solo el Reconocimiento a la Excelencia y su vocación periodística han puesto en el mismo lugar a Laura Zommer, a Patrícia Campos Mello y al medio Armando.info. Los tres, cada uno desde sus orillas, sus trayectorias y sus contextos, forman también parte de una historia de la que habló Mónica González en mayo, cuando mencionó sus nombres como ganadores del premio y que es, en el fondo, uno de los motores de la Fundación Gabo: “La historia del buen periodismo en nuestra región es en gran medida la historia de su resistencia”.

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Sobre la firma

Santiago Triana Sánchez
Periodista de EL PAÍS en la edición América Colombia. Ha pasado por la sección de Cultura y por la redacción del Diario AS, en Madrid. Es egresado de Periodismo de la Universidad Javeriana y Máster en la Escuela de Periodismo UAM-EL PAÍS.
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