Una montaña de trabajo para Xabi Alonso y la letra pequeña de su libreto (tras el 4-0 del PSG)
El Real Madrid, reforzado en defensa pero no en el medio, arranca la pretemporada agarrado al técnico, obligado a intervenir a fondo y desenredar el nudo Vini-Mbappé


Nada más encajar el 4-0 del PSG en las semifinales del Mundial de Clubes, la primera reacción de Xabi Alonso fue dividir la cuenta de la goleada. El torneo y el correctivo parisino, aseguró el técnico, habían sido el final de la temporada, de la que él solo formó parte el último mes, y a la vuelta del verano el contador se pondría a cero. “A cero”, insistió con énfasis. El mensaje lo repitió hasta cuatro veces en 13 minutos de comparecencia en un intento de coger aire.
El mes de entrenamientos, partidos y convivencia había mostrado algunos avances en el Madrid, con tramos de presión alta, energía y líneas más juntas, pero el campeón de Europa lo devolvió a la cruda realidad. Esa tarde de Nueva Jersey confirmó, si hacía falta, que a Alonso le queda un trabajo de cirugía fina y decisiones de fondo. Salvo la certeza de Courtois, todas las líneas le obligan a una intervención profunda, de diversa índole, para recomponer un conjunto que hace un año se anunciaba inabordable y no tardó en revelarse endeble. La pretemporada arrancó este lunes, a solo dos semanas del estreno contra Osasuna en casa, el martes 19 de agosto, y previo paso por Austria para foguearse con el modesto WSG Tirol (día 12, 19.00).
Respecto al cierre del curso pasado hace 26 días, se incorporaron el lateral zurdo Álvaro Carreras, el recuperado Camavinga, el día 14 lo hará Franco Mastantuono (cuando cumpla los 18 años), y no estuvieron por lesión Endrick (le queda alrededor de un mes), Bellingham (unos dos tras operarse el hombro izquierdo) y Mendy (próximo a regresar, según el club). Tampoco los despedidos con honores Luka Modric y Lucas Vázquez, dos salidas que ahondan en la pérdida de veteranos y líderes de la que Carlo Ancelotti alertó varias veces.
La inmediatez del Mundial de Clubes, donde Xabi Alonso tuvo que actuar “a cuchillo” por un título, convirtió los entrenamientos en una preparación de partidos sobre la marcha más que en un trabajo. La letra pequeña de su libreto empieza ahora, sobre todo, en el centro del campo y la delantera, los dos asuntos mollares del Madrid que le han entregado.
La medular que no hilaba pases con Carletto, salvo los fogonazos de Modric y un par de meses de Ceballos, es la misma que tendrá que gestionar el tolosarra, que escarbó en el Mundial la vía de Arda Güler, un joven con buen pie pero poco físico y experiencia en la sala de máquinas para el que Alonso ha reclamado paciencia, comprensión y acompañamiento. No encontró ni aterrizó otra solución para una parcela con pocas luces creativas.
“La plantilla está cerrada en cuanto a llegadas”, acotaban hace unos días desde la ciudad deportiva. El técnico había deslizado después del PSG la posibilidad de fichajes, aunque sin concretar posiciones. “Estamos abiertos a mejorar, margen hay”, apuntó. Y el único que ha aparecido es Carreras, cuya adquisición se daba casi por descontada antes del nuevo torneo.
Ha sido el mercado más activo de los blancos (186 millones en Mastantuono -63,2-, Dean Huijsen -62,5-, Carreras -50- y Trent Alexander-Arnold -10-) desde los 330 millones de 2019, también tras otra campaña en barrena; pero la inversión esta vez ha ido para restañar al fin la zaga, sin tocar, al menos de momento, un centro del campo con evidentes dificultades creativas.
Desde Valdebebas puntualizan que el mercado de llegadas está cerrado. Sacan de la ecuación las salidas. Arriba, la sombra de la duda sobre la continuidad de Rodrygo, que apenas ha disputado 92 minutos desde la final de Copa, no desaparece. A la espera de lo que suceda con el brasileño, el impacto real de Mastantuono y Gonzalo García al acecho, el gran nudo que debe desenredar Alonso en la delantera es la mezcla Vinicius-Mbappé, poco sincronizados entre ellos y rara vez colaborativos en el trabajo defensivo del equipo, vía de fuga de la quiebra del Madrid. Los dos coincidieron solo en una ocasión de inicio en Estados Unidos y fue en el 4-0, con males parecidos a las goleadas contra el Barça (0-4 y 2-5), Arsenal (3-0) y Milan (1-3). Vini, cuya renovación se ha atascado (tiene contrato hasta 2027), fue relevado en el cierre del Mundial de Clubes en el 65, la sustitución más temprana para él del curso.
Si en la media tiene que aliviar la precariedad creativa y en el ataque gestionar los egos, el gran progreso tangible de Ancelotti a Alonso es la cantidad de defensas disponibles después de que el club fichara a dos de los tres más caros de su historia (Huijsen y Carreras), más Alexander-Arnold; y recuperara desde el arranque a Carvajal y Militão, aunque el nivel real de estos dos tras sus graves lesiones se encuentra en cuarentena. Atrás, no será por cantidad, sino por rendimiento. Del técnico dependerá también cuántas veces recurre a los tres centrales, su esquema habitual en el Leverkusen.
El Madrid viene de la temporada con más partidos de su vida (68), según la página histórica Bdfútbol, 11 meses arrastrando los pies que sitúan a Xabi Alonso ante una pila de trabajo y la necesidad de mejoras rápidas. Del Mundial y el aciago encuentro contra el PSG, se vino cargado de información de lo que hay y de dónde parte. Ahora le toca intervenir a fondo.
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