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EUROCOPA FEMENINA
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

El orgullo de Paredes, el dolor de Aitana y por qué no hay que pedir perdón por perder la Eurocopa

Esta España que deslumbra hoy con una generación de oro no tiene que pedir disculpas por fallar en la final, sino seguir hablando solo de fútbol

Perder Eurocopa
Nadia Tronchoni

Irene Paredes, besando la medalla de plata. Me representa. Es todo dignidad. Autocrítica, amor propio y orgullo. Como cuando asume que el gol encajado durante los 90 minutos pudo haberse evitado. Como cuando se emociona y es incapaz de controlar las lágrimas, preguntada por el valor que también tiene el metal que lleva colgado al cuello, aunque no sea de oro.

Alexia Putellas, seria, hierática, jodida, muda. Me representa. Una diva que analiza, que duda, que visualiza, como otras veces antes, también en la derrota. Para entender por donde hay que transitar para volver a ganar. Como hizo tras aquella primera final de Champions perdida con el Barça, que sirvió de acicate para trabajar más y mejor. Camino de unas cuantas finales más. Y la mayoría, entonces sí, las ganó. Ahora sabe que no le quedan tantas en el horizonte.

Aitana Bonmatí, la mejor jugadora del torneo, palmaditas en la espalda y felicitaciones, ante las que no sabe ni qué decir ni cómo dar la gracias. Pesadumbre máxima. Ella sigue en shock. En la marca de cal de los 11 metros. En su fallo. Y pide perdón. La dos veces Balón de Oro. La MVP de la Euro. Pide disculpas. Porque no se permite errar.

Me representa ella y me representan todas esas personas que han seguido este torneo con tanta ilusión como responsabilidad compartida. Con la alegría de comprobar partido a partido que no hay selección ahora mismo que juegue como España. Con su atrevimiento y sus ganas de ganar. Cero especulaciones con el resultado. Con alternativas en ataque. Con su toque, su pausa, y también su verticalidad. Con la brújula de Patri Guijarro, la potencia del chut de Claudia Pina y la osadía de Athenea del Castillo. Con esas suplentes a las que les sobra oficio, como a Adriana Nanclares, la portera titular de los primeros partidos en sustitución de Cata Coll, la del pie salvador. Con jóvenes como Vicky López, que nos recuerdan que el futuro también puede ser suyo si se sigue el camino iniciado hace unos pocos años por las campeonas del mundo.

Lo que vivimos este domingo fue solo eso: fútbol. La crudeza de un deporte en el que tantas veces fallan la probabilidad y la estadística. Si hubiera ganado el mejor, la selección española traería hoy para casa la copa de Europa. Pero como bien dijo Paredes, el fútbol no va de merecer. Y aunque a algunos (ojalá muchos) sí nos importa el qué y el cómo, los partidos los gana el que marca un gol más que su rival. Y en este caso, además, el que menos falla desde el punto de penalti. Y España falló demasiado: malas decisiones, mala ejecución, nervios, exceso de responsabilidad.

Que la crítica analice cuánto se puede trabajar y mejorar el rendimiento de un equipo desde los 11 metros (en lo técnico y en lo psicológico) y cómo de grande es el margen de mejora en la competición femenina (no es España la única que está fustigándose hoy por cómo le fue la tanda; hubo finales de partido en esta Euro realmente terroríficos). Que se hable de fútbol. Y nos olvidemos por fin de aquellos días en que las futbolistas asumieron que no podían ser solo futbolistas. Al final, esta generación de oro ha sudado lo suyo para desprenderse de las etiquetas, para enterrar a las 15, para pasar página con las del #seacabó.

Esta España que deslumbra hoy con una generación de oro no tiene que pedir perdón por perder una final, sino seguir hablando solo de fútbol. Que no sea necesario volver a tener que alzar el puño.

Estas jugadoras no tenían que ganar la Eurocopa para justificar su lucha. Aunque les ha faltado poco para ponerle la guinda. La revolución, pese a todo, está culminada. Y no, no hace falta pedir perdón por perder una final. Lo dijo Vero Boquete. Ella sabe de renuncias. Y de logros. Ahora solo toca pensar en el siguiente objetivo.

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Sobre la firma

Nadia Tronchoni
Redactora jefa de la sección de Deportes y experta en motociclismo. Ha estado en cinco Rally Dakar y le apasionan el fútbol y la política. Se inició en la radio y empezó a escribir en el diario La Razón. Es Licenciada en Periodismo por la Universidad de Valencia, Máster en Fútbol en la UV y Executive Master en Marketing Digital por el IEBS.
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