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Los penaltis enmudecen a Sant Pere de Ribes, el pueblo de Aitana Bonmatí

La localidad de la provincia de Barcelona se paraliza para ver la final de la Eurocopa y admirar a su heroína, elegida la mejor del torneo

Aitana Bonmatí mira la medalla tras la final ante Inglaterra.

Se hace el silencio en el casco medieval de Sant Pere de Ribes, en las urbanizaciones, en los encinares y en los carrascales, y también entre la muchedumbre que mira el partido en pantalla gigante, pues Inglaterra acaba de ganar la Eurocopa y en este municipio enclavado entre la sierra de Barcelona y el Mediterráneo se venera la figura de Aitana Bonmatí, hija predilecta, vecina, y también heroína.

Una tanda de penaltis vibrante dejó a la selección femenina española sin su primera y tan ansiada Eurocopa. La actual campeona del mundo, a pesar de asediar la portería contraria, no pudo tumbar a Inglaterra, que revalidaba el título europeo. Pero la ceremonia que acabó en funeral comenzó mucho antes en el pueblo. Todavía no corría el balón en el St. Jakob Park de Basilea, en Suiza, y en la Peña Barcelonista Aitana Bonmatí de Sant Pere de Ribes, el pueblo natal de la futbolista, ubicado a 50 kilómetros de Barcelona, no cabía ni un alma. Tampoco en el centro cultural El Local, donde el Ayuntamiento dispuso una pantalla gigante para aupar a la selección española femenina de fútbol.

La euforia no tardó en llegar cuando un centro de precisión quirúrgica de Ona Batlle facilitó un testarazo imparable de Mariona Caldentey en la primera parte. Los vecinos del municipio, de 30.000 habitantes, dejaron este domingo los planes de playa y se volcaron de lleno con la selección española en el enfrentamiento contra Inglaterra.

Un mural de la futbolista de la selección española Aitana Bonmatí decora una de las avenidas principales de Sant Pere de Ribes, pueblo natal de la jugadora.

La primera mitad del combinado español hizo justicia a la impecable trayectoria del equipo en esta Eurocopa. Los vecinos disfrutaban de la tarde, las cervezas, y el pensamiento ágil de la interior del Barça mientras esquivaba inglesas.

Elegida mejor jugadora de la Eurcopa, la chica hace que todo parezca fácil con el balón en los pies. Pero los comienzos de Bonmatí sobre los terrenos de juego no fueron sencillos. Hasta la categoría de cadete, la futbolista jugó en un equipo mixto, aunque de mixto no tenía demasiado, pues Bonmatí era la única jugadora entre 20 jugadores. “Siempre tuvo ese gen competitivo. Esa misma expresión, del ceño fruncido, ya la tenía cuando perdía el balón”, relata Rubén Bernardo, quien fue su primer entrenador en el Club Deportiu Ribes.

No importa con quien juegue, si con el Barça o con la selección española, que Aitana Bonmatí Conca, de 27 años y actual y doble Balón de Oro, es ya un símbolo de esta pequeña población de las costas del Garraf. “Siento mucho orgullo. Aitana es una vecina más del pueblo. Fuera del campo es muy humilde, y dentro es la jugadora con más garra y espíritu competitivo que he conocido”, explica Bernardo.

Las elegidas por Montse Tomé para hacerse con el primer torneo europeo de la historia de la selección femenina protagonizaron un torneo impoluto: imbatidas y con el mejor registro goleador, con 17 tantos; 3,4 por partido; y una posesión media del 72%. Lo cierto es que Bonmatí ha sido con creces una de las principales artífices de la progresión de la selección hasta la amarga final. Y es que su gol en el minuto 113 que condujo a las españolas a su primera final, en las semis ante Alemania, su bestia negra, despertó entre el vecindario del pueblo, de forma inevitable, el recuerdo colectivo de Carles Puyol alzándose sobre el muro alemán en la semifinal del Mundial de Sudáfrica en 2010.

Sin embargo, el entusiasmo duró poco: en Basilea las cosas no marchan tan bien como marcharon en Sudáfrica en 2010 o en Australia en 2023.

Las inglesas se lanzaron al ataque nada más comenzar el segundo tiempo y Alessia Russo, jugadora del Arsenal y actual campeona de la Champions, igualó el marcador con un cabezazo que dejó clavada a Cata Coll, arquera del combinado español.

Durante la segunda parte reinó el silencio tanto en el recinto del Centro Cultural como en la peña ante las constantes embestidas de las muchachas de Sarina Wiegman. El tramo final del tiempo reglamentario fue un dolor de cabeza para los vecinos del municipio, que vieron cómo se agotaban las posibilidades de tirar de épica. El fallo de Aitana Bonmatí en la tanda de penaltis puso fin a cualquier esperanza de felicidad. La fiesta acabó mal en Sant Pere de Ribes.

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