La quinta velada de Ibai Llanos redobla su récord de espectadores y aplaca el bochorno en Sevilla
El evento tuvo un pico de 9 millones de dispositivos conectados y congregó a 80.000 personas con combates de boxeo entre ‘streamers’ y conciertos


Así se llena un estadio: “Hemos conducido nueve horas porque venimos de Valdoviño (A Coruña) y tenemos ganas porque ya estuvimos en Madrid el año pasado, aunque hace mucho calor”, apuntaba este sábado Daniel Breijo justo antes de comenzar La Velada del año 5 en el estadio olímpico de Sevilla, con 80.000 personas a 38 grados. Dentro, las gradas se movían al ritmo de los abanicos para soportar el bochorno, hasta que a las 19.58 apareció Ibai Llanos, maestro de ceremonias del espectáculo con muy poco hueco en el estadio de La Cartuja. Cuando el creador de contenidos apareció, la ovación fue tremenda y sus fieles olvidaron por un segundo que sudaban como pollos.
Tras sus cuatro primeras ediciones en Barcelona, Badalona y Madrid, la gala retransmitida por la plataforma Twitch se mudó este sábado a la capital andaluza en plena canícula con el récord de 9 millones de dispositivos en el minuto de oro, más del doble que el año pasado (3,85 millones). A pesar del sofoco, duró siete horas con siete combates de boxeo amateur entre personajes populares de Internet en España y Latinoamérica, además de conciertos de estilos dispares, de la canción ligera al reguetón, hasta las 2.38 de la madrugada.
Poco antes de la medianoche, Luis Linares, llegado de Valencia, explicaba por qué había repetido tras acudir a la segunda edición: “Fuera de aquí no sigo el boxeo, pero es curioso ver gente que se pasa el día sentada transmitiendo, fuera de su zona de confort y luchando a puñetazos”, explicaba mientras veía el combate entre la influencer RoRo y la comentadora de videojuegos Abby, que ganó esta última. “RoRo es la cara bonita, habla dulce y cae bien a todo el mundo en Instagram y Tik Tok. Mientras que Abby viene del Internet profundo y es de la vieja escuela, muy feminista y se moja en temas políticos y sociales. A Abby la odia todo el mundo en Internet, pero yo estoy con ella”, añadía mientras el público la abucheaba.

Un enorme escenario negro con forma de martillo copaba el centro del estadio, con un ring y escalera de neones, rodeado de 12 pantallas que acercaban el show a una audiencia entregada. Aspersores de agua y ventiladores gigantes para bajar la temperatura, juegos de luces y efectos visuales de impacto. En un extremo, los cuatro comentaristas con Llanos a la cabeza y al otro, el escenario donde desfilaron grupos y cantantes como Melendi, Myke Towers, Aitana o Los del Río, entre otros. Decibelios de sobra para dos estadios, llamaradas de fuego efímeras y síncronas al ritmo de la música, y animadores a la americana. Entre compases de misterios televisivos de fondo aparecía cada artista y cada púgil, muchos de ellos escoltados por una tropa de fieles que jaleaban cada combate.
La audiencia pitaba cuando los presentadores, con voz ronca, maneras de cantante heavy metal, gafas de sol y de negro al completo uno, de blanco total el otro, se desgañitaban a gritos, arrastraban las sílabas y daban entrada a los participantes latinoamericanos y españoles. Eso sí, la audiencia ovacionaba a estos últimos en un alarde patrio tras otro. “Quiere apagarle la sonrisa al rival”, “le dará una ensalada de puñetazos”, “duelo de titanes histórico”, repetían como introducciones.
La quinta velada tuvo presencia de artistas y streamers mexicanos como Grupo Frontera, Rivaldios y Alana, transmisores de directores metidos este sábado a dar derechazos. “Viva México cabrones”, gritó Alana tras ganar su combate, el segundo de la noche. De Latinoamérica también vinieron púgiles aficionados como el youtuber humorístico argentino Gaspi. Unas cinco mil personas seguían el espectáculo desde la platea, con entradas en pista y tribuna entre los 100 y 170 euros. Retransmitían 36 cámaras, 45 trailers de apoyo y mil personas trabajando para que el evento estuviera a la altura.

“Siempre he visto las veladas en Internet y ahora estoy de turismo en Sevilla. Esta edición la veo más profesional que las anteriores, antes no se lo tomaban tan en serio. Las peleas me gustan, hay emoción y tengo ganas de gritar”, contaba Almudena Granda, estudiante de Medicina en Madrid.
A las 22.05 el dúo sevillano Los del Río, que pusieron el acento más castizo de una noche nada carroza, entonaron por fin su himno Macarena y casi todo el estadio se levantó para bailar la internacional coreografía. En sus cuatro canciones colaron varias veces a gritos sus “viva Sevilla” y “viva Andalucía”, y el cantante Antonio Romero dio varios muletazos con su chaqueta mientras el público aplaudía enfervorizado.
Cada 15 minutos y para enganchar a la audiencia, entre combate y combate la organización sorteaba guantes de boxeo firmados por Llanos. Algunos boxeadores entraban a ritmo de cumbia y otros con músicas posmodernas, casi todas con volumen pasado de rosca. Los patrocinadores, hasta en la sopa. Incluso en los cascos acolchados de los púgiles. Entre los combates y los sorteos publicitados se colaban falsas peleas al estilo de la lucha libre estadounidense que el público del estadio de La Cartuja espoleaba encantado.

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