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La lengua mapuche en la primera infancia: “Todo puede aprenderse en mapuzugun”

Dos jardines infantiles de la Araucanía ponen a los niños mapuche en el centro de un importante proceso: la revitalización de su lengua a través de cantos, juegos y aprendizaje. Es una nueva entrega sobre infancia de la escritora chilena María José Ferrada para EL PAÍS

Paula Huenumilla y Alberto Huenchumilla, en el jardín infantil Txempeyem.

En el frío invierno del sur de Chile, dos grupos de pequeños niños mapuche, de entre uno y cuatro años, realizan una importante tarea: aprender mapuzugun. Si llegan a lograrlo –como efectivamente lo están haciendo, según sus ñañas (educadoras, hablantes de la lengua mapuche, encargadas de la enseñanza)– demostrarán que el jardín infantil puede ser un espacio importante para la recuperación de una lengua, que en las últimas décadas ha perdido a un gran porcentaje de sus hablantes.

Sin saber nada de cifras –el último estudio realizado por el Instituto de Estudios Indígenas e Interculturales (IEII) de la Universidad de la Frontera habla de un 14% de hablantes fluidos– los niños comienzan la mañana saludando y contándoles cómo están a las ñañas y sus compañeros, en esa lengua que empiezan a entender. Y lo más importante, poco a poco, a utilizar. La historia comenzó antes, cuando los jóvenes mapuche que durante los últimos años han realizado un intenso trabajo de revitalización del mapuzugun, a través de cursos e internados lingüísticos para adultos, notaron que sus hijos podían sumarse al proceso. Con una ventaja que no todos ellos tuvieron: comenzar en los primeros años.

“Hubo un momento en que los padres mapuche dejaron de hablarle a los pichikeche –niño en mapuzugun– en su lengua. No fue mi caso, a mí mis padres me criaron en mapuzugun y adquirí el castellano en la escuela. Los motivos de ese cambio de conducta pueden ser varios, entre ellos los castigos que sufrieron esos adultos en la escuela por hablar su lengua. O el miedo a que el mapuzugun afecte el uso del castellano”, explica Alberto Huenchumilla, unos de los encargados e impulsores de Txempeyem mapuzugun mew, el único jardín infantil de Temuco –capital de la Araucanía, región que concentra gran cantidad de la población mapuche en Chile– que propone la inmersión total como método de aprendizaje de la lengua.

Fachada del Jardín infantil, Xempeyem mapuzugun mew.

Paula Huenumilla, directora de Txempeyem y pareja de Alberto, cuenta: “Comenzamos este proyecto hace dos años porque queríamos criar a nuestro hijo en mapuzugun, y vimos que había otras familias mapuche en la misma situación. Hemos enfrentado dificultades, pero también hemos podido ver los resultados: niños que entienden y que, a medida que avanza el año, comienzan a usar el mapuzugun fuera de la sala, mientras juegan en el patio o en sus casas. Eso teniendo en cuenta que la fuerza del español efectivamente es muy grande. Nuestro hijo, por ejemplo, que con nosotros habla solo en mapuzugun y fue uno de los primeros alumnos del jardín, habla perfecto español, porque es la lengua que predomina en casi todos los demás espacios”.

En ese contexto –agrega Paula– el número de horas para lengua y cultura que propone el Programa de Educación Intercultural Bilingüe, no es suficiente. “Nosotros proponemos la inmersión lingüística: solo mapuzugun. Esto se ha hecho en otros territorios que han logrado la revitalización de su lengua, como el caso del euskera, en el país Vasco. Esas experiencias nos dicen que es posible lograr nuevos hablantes y que los niños son una esperanza”.

Materiales de algunos de los alumnos que acuden al centro educativo.

El centro se sustenta con el aporte de los padres, que se ajusta a la capacidad económica de las familias, y de CONADI, pero, según explican, no es suficiente. “Hemos crecido –explica Alberto– y necesitamos más profesionales. También un apoyo en el largo plazo que nos permita proyectarnos y acoger a más pichikeche porque cada día son más las familias que preguntan. Para eso necesitamos que el Estado nos reconozca como institución educativa y garantice nuestra continuidad”.

Cuando los niños dejan la educación parvularia, se abrirá a su vez un nuevo desafío: dar continuidad al proceso en los niveles siguientes. Parte de la esperanza está en la formación de profesionales capacitados en pedagogía y mapuzugun, como la que hoy impulsan diversas universidades en Wallmapu. Profesores con conocimiento de lengua mapuche, dispuestos a dar un paso más en materia de mapuzugun y educación. Y es que como insiste Paola: “los niños mapuches tiene derecho a un sistema que les permita educarse en mapuzugun”.

La mañana avanza y un segundo grupo, de diez niños, se encuentra en Mapuzugun ñi Choyun, ubicado en Puerto Saavedra –localidad costera de la Araucanía–. También creado en 2023, nació de necesidades similares a Txempeyem y comparte sus mismas dificultades. Pero nada de eso parece desanimar a los niños que tras el saludo, comienzan a cantar, guiados por Lucrecia Córdova, una de sus ñañas.

Lucrecia Córdova, educadora del jardín de niños.

“Después de preguntar a los niños cómo están, dedicamos un tiempo a los cantos. Tenemos un tablero de emociones y si al llegar alguno muestra que está enojado, por ejemplo, entre todos le cantamos algo para que se alegre. Así, vamos aprendiendo vocabulario y también que el mapuzugun nos sirve para nombrar nuestras experiencias del día”, explica Lucrecia, quien además de ser educadora es apoderada del jardín.

“Tratamos de compatibilizar los objetivos de aprendizaje –de las bases curriculares de educación parvularia– con el mapuche kimün (conocimiento mapuche). Y la lengua es la columna vertebral a través de la que se mueve ese kimün. El mapuzugun nos permite conocer nuestra mapu –tierra–, los cerros, el mar, los animales y todo lo que habita junto con nosotros en este territorio. Por lo mismo, no podríamos imaginar la vida sin mapuzugun”, agrega.

Durante lo que queda de la mañana, los niños nombrarán las hojas de distintos árboles y las clasificarán. Se trata –según nos explica su educadora– de actividades orientadas a ejercitar el pensamiento matemático: “Porque son cosas que los niños deben ir aprendiendo. Y como sabían los abuelos, todo puede aprenderse en mapuzugun”.

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