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Rolando Álvarez, historiador: “Lo que tiene que pelear Jeannette Jara es un discurso más amplio, que espante los miedos”

El académico de la Universidad de Santiago y militante del Partido Comunista (PC) dice que “si se sigue entendiendo que Jara es la candidata del PC, le va a ir pésimo en la elección; hay verla como la candidata de la coalición”

Rolando Álvarez, doctor en historia, en la Universidad de Santiago de Chile

Rolando Álvarez Vallejos (Santiago, 54 años) es hijo y nieto de comunistas, y él mismo milita desde los 16 en la colectividad de la hoz y el martillo. Sin embargo, no es su militancia lo que le ha ganado reconocimiento, sino una actividad historiográfica donde el Partido Comunista (PC) de Chile ha tenido un lugar central y que ha abordado como investigador, pero también con la cercanía de quien conoce la interna.

Académico de la Universidad de Santiago de Chile (Usach) y autor de libros como Arriba los pobres del mundo (2011) e Hijas y e hijos de la revolución (2019), es también una voz con algo que decir ahora que las primarias presidenciales del oficialismo dieron un claro triunfo a la militante comunista Jeannette Jara.

Pregunta. Se ha dicho que la del domingo pasado es la victoria electoral más importante del PC en sus 113 años. ¿Cómo ve este momento, puesto en perspectiva?

Respuesta. Se han dicho lugares comunes o frases cliché, y hay que ver cómo envejecen. Hoy, con la euforia del momento, muchos analistas y militantes han planteado que este es el principal triunfo electoral del Partido Comunista. Yo creo que habrá que verlo en perspectiva y habrá que ver el resultado de la elección [presidencial] de noviembre, porque si ahí le va muy mal, lo que pasó el domingo va a ser un dato menor.

Lo que tal vez no se ha dicho tanto es que esta es la primera vez, desde el retorno a la democracia, que el PC tiene la responsabilidad política de conducir una coalición. Ese es un cambio de eje importante: el PC está acostumbrado a ser opositor, lo que de alguna manera es más simple, y a tener candidatos testimoniales. En cambio, ahora el escenario te obliga a tener más capacidad de coalición, a conducir una coalición. Eso es nuevo. Hasta 2013, fue oposición. Y ser parte del gobierno [la segunda Administración de la socialista Michelle Bachelet] ya fue difícil en el período 2014-2018, fue un aprendizaje. Después, para el gobierno de [Gabriel] Boric, ya había más bicicleta, más experiencia, y ahora, que una militante esté en la conducción, es una experiencia totalmente nueva. Ahí es donde vienen los acomodos y las desinteligencias, como las llamó [el presidente del PC, Lautaro] Carmona el otro día.

P. Ahora las diferencias quedan más a la vista, ¿no?

R. Claro. Hace 20 o 30 años, importaban un carajo las disputas internas del Partido Comunista: aunque eran similares a las de hoy, no importaban porque no tenías diputados, alcaldes, no tenías nada. Pero ahora tienes a quien encabeza la coalición, y eso ha sido un desafío: cómo acostumbrarte a ser cabeza de la coalición y aprender que tus militantes deben tener un nivel de autonomía que permita generar alianzas. Porque, si se sigue entendiendo que Jara es la candidata del Partido Comunista, le va a ir pésimo en la elección, por lo que hay verla como la candidata de la coalición. Ese es el ejercicio que los comunistas van a tener que hacer para que ella tenga éxito, y si eso no se entiende bien, esto puede ser un camino al fracaso y se puede pasar del principal éxito electoral de la historia del Partido Comunista a la peor performance de un candidato de centroizquierda de la historia. Es una apuesta.

P. Encabezar una coalición que busca capturar el 50% más 1 de los votos, ¿hace suponer el pago de nuevos costos?

R. Todo indica que lo que tiene que pelear Jara es un discurso más amplio, que espante los miedos, que deba ser más moderador o más unitario.

P. ¿Más moderador que moderado?

R. Claro, y que esté más conectado con la gente. La gran discusión que tenía el Partido Comunista y que planteó Camila Vallejo en 2013 fue lo de tener “un pie en la calle y un pie en el gobierno”. Y los aliados de aquel entonces, como los demócratacristianos, estaban muy enojados.

P. Alguien decía, a propósito de Gabriel Boric, que no puedes ser presidente y salir a protestar.

R. Es que los comunistas sí creen posible hacer eso. Sí creen que es posible estar en el gobierno y llamar a una movilización social en favor de las políticas del gobierno, que es un poco el imaginario de la Unidad Popular (UP). Y yo creo que es ese imaginario en el que piensa el PC cuando dice “un pie en la calle y un pie en el gobierno”: vamos al mundo sindical, al estudiantil, a los territorios, y hagamos que se movilicen en función de una pedagogía, de explicar los beneficios de las políticas públicas que se están haciendo y que la gente se movilice en favor de ellas, y eso pasa, eventualmente, por apretar al Parlamento.

P. En 1994, el PC dice que en Chile no hay la democracia a la que aspira. 30 años después, en las resoluciones de su XXVII Congreso, donde se declara marxista y leninista, afirma que la democracia “debe ser entendida como un proceso continuo que trascienda los mecanismos electorales tradicionales, avanzando hacia una revolución democrática”. ¿Cómo se aviene esta noción con la democracia liberal representativa?

R. Hay que partir de varios supuestos de base. El PC se define como anticapitalista y se declara partidario del socialismo, y ese es un horizonte de expectativas: un punto de llegada. En esto, es aún muy tributario de una matriz del siglo XX, de una concepción etapista [por etapas] de la revolución. El PC tenía una concepción de que el socialismo era algo para lo cual faltaba mucho, pues primero estaban las tareas antioligárquicas, antifeudales, antimonopólicas, y eso está resumido en el programa de la Unidad Popular. La revolución democrática fue una expresión que el partido acuñó en 1994: dado que la democracia está pendiente, tenemos que romper la institucionalidad de la dictadura por todas las vías, institucionales y sociales, y desmontar el régimen neoliberal, porque la contradicción fundamental es democracia o neoliberalismo, y hay que luchar por un Estado social y democrático. Ahora, el concepto de democracia es un concepto en disputa: los grupos conservadores se declaran democráticos, también los grupos liberales, y el PC debe aspirar a una definición de democracia no liberal, porque, si no, se convierte en un partido del sistema.

P. Pero el PC es un partido del sistema…

R. Es un partido del sistema, pero su apuesta es cambiar ese sistema participando de él. Por eso la izquierda más radical siempre ha acusado a los comunistas de ser muy reformistas por querer hacer la revolución desde dentro del sistema, que fue la experiencia de la UP, y la novedad de la que se vanagloriaban los comunistas chilenos es la de querer cambiar el sistema capitalista por la vía democrática.

P. ¿No hay acá una paradoja?

R. Ese era el mismo debate de la UP, y la apuesta del PC es que hay que dar la pelea dentro de la institucionalidad, con todos sus defectos, para modificarla.

P. Instalado ahora a la cabeza de una alianza amplia, el PC no propondrá un cambio de sistema.

R. Por eso tiene lo que llama políticas de larga perspectiva: hay un camino muy largo que recorrer y hay que dar la lucha para conseguir el apoyo de los ciudadanos. Porque, viendo las condiciones políticas, alguien diría que esto es una quimera.

P. ¿Y estar en política no significa renunciar a las quimeras?

R. Yo siento que el Partido Comunista ha tenido un aprendizaje y ha ido renunciando a esas quimeras. El 2005, se sienta a negociar con la Concertación y apoya a Bachelet en [la segunda vuelta presidencial de] 2006. De ahí en adelante, ha estado disponible a pagar los costos de la política, a hacer pactos para mover un poco la aguja, porque desde las posiciones testimoniales no se mueve. Ahora, ese es un proceso de aprendizaje, y para un partido que se define anticapitalista es difícil. De ahí que surjan algunas tensiones.

P. Desde fuera, sin embargo, ¿no es legítimo preguntarse si una organización con simpatías por regímenes de partido único querría aplicar algo de eso en Chile?

P. Es razonable la inquietud. Lo que pasa es que el PC tiene una concepción antiimperialista y puede ver a países que buscan vías alternativas al imperialismo estadounidense, al capitalismo, con respeto por sus procesos. Ahora, en su defensa, los comunistas dicen que siempre han planteado un camino propio para el caso chileno y se avalan en la historia y en una trayectoria democrática: que sus principios, programas, planteamientos no tienen estas otras concepciones. Pero, claro, hay una tensión y un debate que para las generaciones más jóvenes es más difícil de entender.

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