Chile también llora a ‘Pepe’ Mujica, el político de la empatía
¿Por qué se le admiró y provocó tal adhesión, en progresistas y no tanto? Porque supo, entre otras cosas, ponerse en el lugar de los otros. No es común ni en políticos ni en algunos motoristas


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Muy buen jueves, queridos lectores:
Ha muerto Pepe Mujica a los 89 años y medio mundo lo ha llorado. También Chile, desde donde hemos publicado dos muy buenas columnas sobre el uruguayo más famoso del planeta: una de la expresidenta Michelle Bachelet, que escribe sobre “el legado de un hombre libre”, y otra de Alfredo Joignant, que analiza el problema insoluble que su partida supone para las izquierdas. Joignant se pregunta si los líderes de este sector político, ¿están vitalmente disponibles para renunciar a los placeres del capitalismo que se pretende superar?
Tuve la suerte de entrevistar a Pepe Mujica como presidente en 2013 y de verlo en diferentes foros y seminarios. Recuerdo que en aquel verano me recibió en una oficina que, en realidad, era su habitación. Quinto piso, hotel Intercontinental, Vitacura. Un living pequeño y una cama de una plaza sin hacer de uno de sus asesores. Le dije que la austeridad no daba garantías de un buen Gobierno (Mujica tenía un 40% de popularidad en ese momento), y me encontró la razón. “La austeridad no da patente de sabiduría a un gobernante y un gobernante ladrón puede ser un buen ladrón y un buen gobernante al mismo tiempo”, me respondió. Cuando hablamos de su tiempo libre -su pasatiempo era plantar flores y verduras en su chacra-, me aseguró: “Si yo quiero tener libertades, tengo que tener tiempo para vivir”.
Más allá de su personalidad y estilo de vida bastante único y ejemplar, en Pepe Mujica había una empatía hacia los ciudadanos que pocas veces se ha visto, al menos en estas latitudes. Empatía entendida como ponerse en el lugar de otro y hacer de tu vida una práctica coherente con aquel principio. No se trata de hacer payasadas para conseguir al votante -lo que estamos viendo mucho en Chile en esta campaña presidencial 2025-, sino, simplemente, de ponerte en el lugar del otro, con sobriedad. No resulta empático para un ciudadano cuando los políticos frivolizan -recuerdo a un taxista indignado cuando un alto dirigente chileno reveló su condición amorosa-, pero tampoco cuando no hablan en lenguajes sencillos, para que te entiendan todos.
La falta de empatía en Chile está en todos lados. En los políticos, a los que les exigimos, pero también en los ciudadanos. No es empático cuando un señor o señora motorista a la hora que sea hace sonar su máquina por lo largo de una avenida ancha despertando a cientos, si no miles, de personas. Es lo que reflexiono cada vez que escucho a uno cometer este simple acto salvaje que queda -perdón lo grave- absolutamente impune. ¿De verdad que ese ser no piensa en los niños, en los ancianos, en los enfermos, en alguien simplemente cansado?
Es lo que más vamos a extrañar: el ejemplo de empatía de Pepe, que fue un líder, pero jamás se olvidó de estar en la masa.
Otras historias
Gracias por recibirnos en su buzón. Aquí, más abajo, les dejo las mejores crónicas, entrevistas y columnas de la última semana trabajadas desde la redacción de EL PAÍS en Chile.
- La periodista Ana María Sanhueza entrevistó al candidato presidencial del Frente Amplio, Gonzalo Winter, en un texto sorprendente: “Chile sería un país más moderno y alcanzaría más fácil el desarrollo si no hubiesen clases sociales”, dijo el diputado. No me gusta esta palabra, pero la usaré solo por hoy: imperdible.
- Estuvimos detrás del escenario en la espectacular producción de La novicia rebelde en el Teatro Municipal de Santiago. Una crónica de gran calidad que nos relata la trastienda del musical que agotó todas funciones. La autora, Antonia Laborde.
- En nuestra sección Los 10 lugares de... Maolis Castro estuvo con el escritor Simón Soto, un gran conocedor de Santiago de Chile, que le contó sobre sus rincones favoritos de la ciudad. “En el Galpón Víctor Manuel del persa Biobío me convertí en un acumulador compulsivo”, le dijo.
Eso por ahora, queridos lectores. Que tengan un gran jueves y que el fin de semana sea estupendo.
Hasta la próxima semana. Un abrazo.
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