Gonzalo Winter: “La moderación como bandera no nos permitirá quitarle votos a Kaiser ”
El diputado y candidato presidencial del Frente Amplio, el partido de Boric, dice que “Chile sería un país más moderno y alcanzaría más fácil el desarrollo si no hubiesen clases sociales”

Gonzalo Winter (Santiago, 38 años) fue proclamado el 4 de abril como la carta presidencial del Frente Amplio (FA), el partido del mandatario chileno Gabriel Boric, y se medirá en las primarias oficialistas del 29 de junio de la izquierda y centroizquierda, que busca una candidatura única para las presidenciales de noviembre. Competirá con Carolina Tohá (PPD), de la coalición Socialismo Democrático; Jeannette Jara, del Partido Comunista (PC); y Jaime Mulet, de la Federación Regionalista Verde Social (FRVS). Quien triunfe tendrá una tarea compleja: la encuesta CEP de este miércoles, por un lado, reveló que la aprobación a la Administración de Boric descendió ocho puntos, de 30% a 22%, la peor de su mandato. Por otro, posicionó con ventaja a los tres candidatos de la oposición: Evelyn Matthei, de la derecha tradicional, con 15% de las preferencias; el republicano José Antonio Kast con 11% y Johannes Kaiser, del Partido Nacional Liberario, de la ultraderecha, con 6%. Aun así, la elección está abierta: un 52% no ha elegido abanderado.
Winter, muy cercano a Boric desde que estudiaron Derecho en la Universidad de Chile, está en su segundo periodo como diputado. Su familia, dice en esta entrevista de un jueves con lluvia en la sede del FA en el centro de Santiago, ha sido una gran influencia en su camino. Es nieto del destacado penalista Alfredo Etcheberry (1931-2023) e hijo de María Elena Etcheberry, exsuperintendenta de Isapres en el Gobierno del democristiano Eduardo Frei Ruiz-Tagle (1994-2000). “Tuve el privilegio de tener una familia materna de centroizquierda y una familia paterna de derecha, lo cual me hizo comprender, desde muy niño, que muy buenas personas podían tener posiciones contrarias y eso me hizo parecer aún más fascinante la política”, dice.
Pregunta. Ha dicho que no nació “pensando en ser presidente”. ¿En qué momento quiso?
Respuesta. Es una decisión bastante reciente. Lo que no quita que me fasciné con el fenómeno de la política desde los seis o siete años. La del mundo, la de Chile, la de mi curso en el colegio [Verbo Divino], la de mi grupo de amigos, porque en todos esos espacios hay política.
P. Una de las razones que influyó para aceptar su candidatura fue su paternidad reciente, en diciembre. ¿Qué cambió y por qué la emprendió?
R. Muchas cosas cambiaron. Uno de los principales privilegios de ser diputado es que la gente quiere contarte su historia. Eso me ha generado un liderazgo dentro del Frente Amplio muy importante. Al tener un hijo, consideré que en este momento de la vida necesitaba concentrarme mucho en él. Y, ante los dolores de Chile, la automatización, la robótica, el cambio climático, el crimen organizado, le pedí al partido que me diera un espacio para reflexionar, para renovar mis ideas y para dudar.
P. ¿Y qué lo hizo decidirse?
R. Hubo dos conversaciones y una que fue importante, con alguien que no es del Frente Amplio, a quien le dije: “No quiero ser candidato, porque en este momento quiero espacio para dudar, porque la duda nos vuelve inteligentes”. Y me dijo: “Gonzalo, esa honestidad frente a la duda es lo que a mí me hace sentirme liderado por ti. En este momento del mundo, el que finja que se las sabe todas me resulta insoportablemente inverosímil”. Y la segunda es que empecé a percibir las dudas que yo había tenido sobre tener un hijo, y cuando nació, me di cuenta de que, evidentemente, nada me podría haber hecho más feliz. Pero hasta hace pocos meses tenía incertidumbre y duda.
P. ¿Duda de qué?
R. De ser padre. Tenía incertidumbres respecto de cómo entraba mi hijo en el tipo de vida que llevo. Y vi a tanta gente en Chile, con tanta incertidumbre y con la incapacidad material de poder tener un hijo, queriéndolo, y que viaja tres horas al trabajo, ¿y a qué hora tiene un hijo? Hay una respuesta política para eso: si viajas tres horas al trabajo es porque nos dijeron que la ciudad no se debería planificar, sino que el mercado la planificaba sola. Y si no tienes salud ni educación de calidad, tiene que ver con un abandono histórico de parte del Estado de Chile para que aquello se convirtiera en un mercado.
P. ¿Eso lo impulsó?
R. Sentí que debía asumir mi deber y responsabilidad en plantearle al país su sueño de futuro, que hiciera que quien quiera tener un hijo pueda, y consideré que no había otros candidatos proponiéndolo. Porque, al frente, tenemos una derecha que abandonó las banderas del piñerismo, que ahora reivindica el terrorismo de Estado y que cree que todas las interacciones humanas deben estar mediadas por el mercado. Y estoy convencido de que si todas las interacciones humanas están mediadas por el mercado, en 10 años más nadie que no sea rico va a poder tener un hijo. Y en ese sentido también veo a ciertos sectores de la centroizquierda o del centro.
P. Pero el centro no tiene candidatos.
R. Pero hay un espectro grande que oscila entre distintas candidaturas.
P. Defina, porque no hay candidaturas de centro.
R. Minorías dentro del Socialismo Democrático, que creen que la única forma de enfrentar a la derecha es incorporar alguna de sus ideas, agachar la cabeza y pedirles disculpas por haber sido lo que somos. Sectores que, cuando la editorial de La Tercera o El Mercurio critican las reformas de la presidenta Michelle Bachelet, en vez de defenderlas, titubean. Y yo considero que no vamos a ganar así, sino que vamos a ganar proponiéndole al país, y en particular a la juventud, un futuro donde la vida sea posible. Y ese futuro requiere cambios muy profundos, y algunos creen que hay que dejar de proponerlos. Si no proponemos cambios profundos, vamos a perder, porque inclusive la gente que está votando por Kaiser los quiere.
P. ¿Cómo sabe que los votantes de Kaiser quieren cambios profundos?
R. Porque camino por las calles, ando en micro y en metro. Soy diputado por comunas como San Joaquín, La Granja, donde el mundo popular se expresa y me toma el brazo y me dice: “Diputado, déjeme contarle lo que pienso”. Conozco a mucha gente que vota por Kaiser y la escucho. Y me parece que ese sentimiento no lo interpreta el discurso de la moderación, y el discurso de ‘mire, los cambios no tienen que ser profundos’. El discurso de la moderación como bandera no nos va a permitir sacarle votos a Kaiser. La gente que vota por Kaiser no es toda de derecha. Es gente que se siente abandonada por un modelo, por un sistema. Kaiser ha interpretado bien esa frustración y nosotros la hemos interpretado mal.
P. ¿De quién habla? ¿Del Frente Amplio?
R. No. Hablo de la suma de todos los progresismos.
P. ¿Y cuándo se ha interpretado mal?
R. Lo interpretamos mal cuando la Lista del Pueblo hace su discurso, siendo que principalmente nos llevaron al desastre de la Convención. Pero también lo interpreta mal el que cree que cuando lo critica la editorial de El Mercurio, es eso lo que el pueblo está diciendo.
P. Pero el Frente Amplio también apoyó el primer proceso constitucional.
R. El resultado. Yo no me avergüenzo de eso; había cosas muy interesantes ahí. Lo que digo es que hay una interpretación equivocada del malestar de los chilenos que quieren cambios, y la Lista del Pueblo es una buena metáfora de eso. Pero también es una mala interpretación cuando sectores de la centroizquierda creen que lo que de verdad el pueblo quiere, es lo que dice la editorial de El Mercurio.
P. Si la gente quiere cambios, como usted dice, ¿cómo se explica que el Gobierno de Boric, que presentó muchas reformas, esté con un apoyo del 22% según la encuesta CEP?
R. Primero, porque una parte de las reformas que se han propuesto no se han logrado implementar por las minorías parlamentarias. Segundo, porque algunas de las reformas que sí se han logrado, por el ritmo propio del sistema legislativo, no han llegado a hacerse carne en la vida de las personas. Y tercero, porque nosotros hemos sido derrotados en el diálogo social. La derecha ha invertido mucho dinero en hacer algo que es brillante: convertir todas las críticas al modelo que nosotros hemos hecho durante décadas, en una crítica a Gabriel Boric.
P. ¿Su Gobierno sería una continuidad de la Administración del presidente Boric?
R. Va a ser un contexto del país muy distinto. Voy a hacer una continuidad de los principios y valores que lo inspiran y de los cambios que propone, lo que no significa que mi Gobierno vaya a ser igual a este. El presidente me va a dejar un seguro social en materia de pensiones, insuficiente, pero existente. Y los acuerdos que se han hecho con Brasil, con la India, con China y que vienen con Indonesia, van a ser extraordinariamente importantes para mi Gobierno, que propone una nueva economía, con ciertos factores de una reindustrialización táctica. Y que el Estado lidere una estrategia nacional de desarrollo, que a los privados les dé certeza, y en el norte de eso está convertirnos en la potencia mundial de energía renovable. Para eso se requiere sofisticar nuestros procesos e invertir muchísimo en la educación media técnica. Eso es infraestructura, creación de empleo y la diversificación de los mercados a los que exportamos, que es algo que el presidente va a dejar.
P. La encuesta CEP señala que la seguridad y el crecimiento son hoy las principales preocupaciones de la ciudadanía, dos temas que han sido tradicionalmente parte del discurso de la derecha. ¿Qué opina?
R. No es cierto que sean temas de la derecha. Son temas que la derecha utiliza de manera eficiente para atacar a Aylwin, Frei, Lagos, Bachelet y Boric. Los años de mayor crecimiento económico de Chile siempre han sido con gobiernos de centroizquierda. En cualquier caso, la economía es el pilar central de mi programa junto con la seguridad. ¿Qué ha hecho la derecha en la seguridad? Discursos.
P. ¿Qué propone?
R. Severidad en la persecución del delito, sí. Pero aquí hay que actuar con evidencia. Cuando uno se va a operar un cáncer, que es de vida o muerte, uno quiere que el doctor actúe con base científica, no en base en sus pasiones ni a cuánta pena le da mi dolor. La seguridad también es un tema de vida o muerte. Y la evidencia dice que hay que tener menos armas en las calles, mientras la derecha está proponiendo más armas en las calles. Y que hay que ocupar el espacio público, porque si no, lo ocupa el crimen organizado. Y hay que transnacionalizar la persecución del delito, porque hoy los delitos que ocurren en Chile son transnacionales.
P. El crecimiento y seguridad son temas que el Gobierno del presidente Boric, que es del FA, comenzó a abordar más tarde. ¿Qué piensa?
R. Cuando surge el Frente Amplio, el principal motor, no de los fundadores sino lo que sopla las velas de ese barco, es una generalizada y centenaria percepción de injusticia nacional, que es innegable. El que crea que la percepción de injusticia alimentó al Frente Amplio, nunca ha caminado por las calles de Chile. Y el que no entiende eso, tiende a creer que el estallido social fue producto del K-Pop. Ese énfasis en lo injusto que era el país, dejó quizás en segundo plano el énfasis en la construcción de la prosperidad. Entonces, ¿yo reconozco que el Frente Amplio hablaba más de la justicia social que del crecimiento económico? Sí. Lo que no acepto es que el bajo crecimiento o el estancamiento de la productividad sean responsabilidad del Frente Amplio, sino todo lo contrario.
Tohá, Jara y Allende
P. Jeannette Jara ha resaltado su origen popular, nacida en una población, ¿qué le parece?
R. Es su estrategia. Cada candidato tiene su historia. Así como hay 18 millones de historias que todos los candidatos tenemos que lograr interpretar.
P. Ella lo ocupa como un argumento para decir que sabe lo que viven y quieren los chilenos. ¿Cuánta calle tiene usted?
R. Evidentemente, yo no vengo de un origen popular. Más que eso, he sido una persona privilegiada. Sin embargo, he dedicado mi vida a escuchar a las más diversas personas en Chile. Y la verdad es que en Chile hoy hay bastante diversidad, desde el río Lluta hasta el cabo Froward: diversidad de sentimientos, de dolores, de esperanzas, de posiciones, de biografías que llevan a esas posiciones, de clases sociales, de nacionalidades de origen. Y eso hace que todos los candidatos tengamos la obligación de tener métodos de escucha que vayan más allá de la propia vivencia.
P. Carolina Tohá ha dicho que la izquierda en Chile debería ser universalista, más que una suma de causas individuales. ¿Concuerda?
R. Obvio. La izquierda nace para defender a la inmensa mayoría de los chilenos que eran trabajadores.
P. ¿Cuál es la diferencia del Frente Amplio respecto al PC y Socialismo Democrático?
R. Esta elección está empezando. Lo que yo sé, y estoy confiado, es que el Frente Amplio tiene una propuesta de futuro. Y no tenemos miedo de presentar cambios importantes, pero los vamos a hacer con tranquilidad, con alegría y con mayoría. Los cambios que vamos a hacer son profundos y a la velocidad que el país demande. Hay unos que tienen que ser lentos y otros, rápidos.
P. En una entrevista dijo que era de una izquierda allendista.
R. Sí, me considero allendista.
P. ¿Por qué se considera de una izquierda allendista?
R. Son distintos planos, porque hay uno que tiene que ver con la visión de futuro y hay otro que tiene que ver con quién es uno. En el plano de quién es uno, son los valores y principios con los que uno decide vivir la vida. Soy allendista en un sentido de que creo que un mundo sin clases sociales es posible y es más eficiente.
P. ¿Un mundo sin clases sociales?
R. Y más eficiente. Eso es bien importante, porque no es solo un asunto ético, sino que creo es más eficiente. Creo que alcanzaríamos más fácil el desarrollo y que Chile sería un país más moderno si no hubiese clases sociales.
P. ¿Eso no es una utopía?
R. Creo que habría más trenes eléctricos y mejores empleos y más producción de baterías de litio, si no hubiera clases sociales. Y eso quiero que quede consignado. Pero tengo que hacer una distinción: una cosa es entender quién es uno, que tiene que ver con los principios y valores que a uno lo ordenan. Y yo digo que soy allendista en un sentido de que creo que una sociedad sin clases sociales es posible. Y, además, porque lo veo dentro del marco de la democracia y de la política.
P. ¿Tiene alguna crítica a Allende o a su Gobierno?
R. Por supuesto. No soy un hombre religioso. Allende es un político, y evidentemente que aquello salió mal. El que no lo quiera ver está medio impedido de realizar acción política eficiente. Pero que el Gobierno de Allende sea algo que salió mal, no quita que uno pueda ser allendista. Es la justicia social, pero en el marco de la democracia representativa, que es parte de la historia de Chile.
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