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Los 10 lugares favoritos de... Arturo Duclos: “Cocinar no era bien visto entre los hombres de mi generación, pero lo hago y es parte de mi cultura”

El artista visual habla de su conexión por el Centro Cultural Matucana 100, donde próximamente exhibirá ‘La belleza y la furia’; de la nostalgia por su primera casa en el barrio República y de las vacaciones de la infancia en la casa de su abuela

Arturo Duclos y el Centro Cultural Matucana 100.
Maolis Castro

El Canelo, en el Cajón del Maipo. No solo representa una ida hacia mis ancestros, sino también el recuperar ciertas visiones familiares que me acompañan hasta hoy. Mi familia, del lado de mi padre, tenía casas en El Canelo, de donde tengo recuerdos lindos, de los enamoramientos y de mis primeras instancias emocionales. Con mi familia, nos juntábamos en las noches frente a la fogata, con guitarras, conversábamos. Era un ambiente muy protegido, pero al mismo tiempo artístico porque teníamos un tío que era músico. Él tocaba la guitarra, animaba la fiesta. Eso se ha perdido mucho porque hoy la gente está encerrada, escuchando música en Spotify. Hoy quedan como tres casas de unos tíos, pero el resto se vendió, incluyendo la de mi abuela María Marina Filomena Gómez León, con quien me quedaba. Ella fue influyente en mi formación, cocinábamos juntos. Me enseñó a hacer panqueques, mazapán, que eran parte de su acervo cultural. Cocinar no era bien visto entre los hombres de mi generación, pero lo hago y forma parte de mi cultura. Luego desarrollé estos elementos de la cocina en el arte: esa idea de la dedicación, lo minucioso, las dosis. (Primera Calle 5081, El Canelo, San José de Maipo, Región Metropolitana).

Colegio Hebreo Jaim Weitzman. Guardo recuerdos entrañables y lecciones de vida de ese lugar. Estudié en este colegio entre los años 1973 y 1979, aproximadamente. Gran parte de la riqueza cultural de mi obra proviene de mi formación allí. Tenía un profesor de cultura hebrea, con quien leía poesía, y ahí empezó gran parte de mi interés en el arte. (Etchevers 368, 2581931 Viña del Mar, Valparaíso).

Pontificia Universidad Católica de Chile. Estudié arte allí, donde tuve mis experiencias en el arte y la vanguardia con profesores como Eduardo Vilches, Jaime Cruz, quienes fueron mis principales mentores. En esa época, la escuela de Arte estaba ubicada en el campus El Comendador, que queda en el sector Pedro de Valdivia norte, en Providencia, un barrio muy hermoso. La escuela era un lugar gratificante, bucólico, al pie del cerro San Cristóbal, adonde teníamos clases de dibujo. También en la escuela, en ese campus con una casona muy antigua rodeada de árboles, hacía tropelías con mis compañeros. (El comendador 1916, Pedro de Valdivia Norte, Providencia).

Campus de la Pontificia Universidad Católica de Chile.

Instituto de Anatomía de la Universidad de Chile. Cuando tenía clases en la universidad había mucho énfasis en el estudio anatómico del cuerpo, y un día alguien me dice: “Oye, pero tienes que conocer el Instituto de Anatomía”. Y yo de estudiante, un poco curioso, entré allí y fui acogido desde ese momento. Todavía sigo frecuentando porque es un sitio donde conozco gente, tengo amigos, y ha sido parte de la creación de mi obra. El Instituto de Anatomía fue una manera de formación. Está en un edificio antiguo, de los años 40 o 50, con una arquitectura brutalista. Es uno de los lugares más importantes de Santiago, aunque sea marginado por su connotación. (Avenida Independencia 1027, Independencia, Santiago).

Calle Matucana 19. En los años 80, una vez que salí de la universidad, estuve nublado por toda la escena de vanguardia artística chilena. Eso fue en plena dictadura, y el barrio Matucana era un lugar que frecuentábamos mucho. El Garaje Internacional de Matucana, que era mecánico, que transformó en un centro de eventos culturales, donde se hacían eventos, conciertos o exposiciones. O, incluso, el anfiteatro, donde pasaban grupos como Los Prisioneros o La Ley. Para mi generación era un lugar habitual, a pesar de que quedaba en sectores de la ciudad mirados en menos. Hoy ese lugar ya no existe, dejó de existir en los 90, y ahora se ven bodegas y comercios. (Calle Matucana 19, Estación Central, Santiago).

La primera casa, en el barrio República. Ahí tuve mi primera casa con su taller, en la calle Claudio Gay. Mientras todos iban a vivir a Las Condes y Vitacura, yo me fui a República, un barrio muy a la antigua. Estaba el negocio de la esquina, el mecánico que vive al otro lado y el amigo del frente que llevaba a mi hija al colegio. Tenía algo de vida provinciana, con un encanto de lugar sin novedad, donde las cosas no cambiaban mucho. Hoy es más universitario. Pero fue ahí donde desarrollé gran parte de mis cuerpos de obras. (Calle Claudio Gay 2020, en República, en Santiago).

Parque Forestal. No solo representa el espíritu de urbanización de Santiago, sino que siempre me gustó y vivo allí. En el Parque Forestal desarrollé una de mis obras más importantes, en los años 1980, al hacer una intervención en la época de la dictadura con el poema de Nicanor Parra, Hay un día feliz, y específicamente con los versos: “Lo reconozco bien, este es el árbol que mi padre plantó frente a la puerta”. Le pegué un cartel con este texto a todos los bancos de madera del parque. Eso tenía que ver con los desaparecidos, las historias de la búsqueda, las ideas de nostalgia y de encuentros, porque se trata de un padre que no existe, pero que representé en estos bancos de madera, elaborados del árbol plantado por el padre.

 El barrio París-Londres en Santiago.

Centro Cultural Matucana 100. Lo he frecuentado mucho, así que lo he visto evolucionar. He presenciado cómo se construyeron los teatros, los distintos sectores, y es algo en lo que, de alguna manera, participé activamente porque formé parte de su directorio. Además de conectarme con todo un sector que fue parte de mi juventud, es un eje que tuvo énfasis en el desarrollo del país porque fue una de las primeras corporaciones creadas después de la dictadura. Ahí expondré La belleza y la furia, entre el 13 de agosto y el 12 de octubre, cuyo nombre es muy acorde al Centro Cultural Matucana 100, porque se muestra la belleza en términos artísticos y también la furia en sentido de la crudeza de este lugar. (Avenida Matucana 100, Estación Central).

El taller artístico. Tengo mi taller en el barrio París Londres, en el centro de Santiago. Me han acogido en un centro cultural que se está armando, llamado Espacio Londres. Está rodeado de sitios importantes, como el Museo Colonial, la Iglesia San Francisco, lugares de memoria, y restaurantes, cafeterías gourmet y de vida cultural. Me alegra ser parte del auge cultural de este sector, que está reviviendo a partir del arte. (Calle Londres 55, Santiago centro).

Tunquén. Lo frecuentaba desde los años 1990. La primera vez me invitó mi amigo Mario Fonseca, quien tenía una casa ahí. Está muy escondido en la costa, es como una antiplaya, con acantilados y muchas piedras, poco accesible para bañarse. Es espacio contemplativo, donde se respeta el entorno. Toda la energía es por paneles solares, donde el agua llega del pozo, y hay poca intervención urbana. Es tan tranquilo que aún circulan pajaritos, conejos. Suelo ir hasta cuatro veces al año, de vacaciones. Es nuestro refugio, el de mi mujer y mi hijo pequeño. (Tunquén, en la región de Valparaíso, a 122 kilómetros de Santiago).

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Sobre la firma

Maolis Castro
Es periodista de EL PAÍS en Chile desde 2024, antes estuvo en el medio económico Bloomberg Línea. Trabajó para EL PAÍS desde Venezuela entre 2016 y 2019. También estuvo en el portal de periodismo de investigación Armando.info y El Nacional. Ha colaborado para medios como Pulso (Chile), The Wall Street Journal y ABC (España).
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