Bolsonaro sopesó pedir asilo político a su aliado Milei en Argentina, según la policía de Brasil
Los investigadores piden que el expresidente y su hijo Eduardo sean inculpados por intentar coaccionar al tribunal que le juzga


Cuando el juez decretó la prisión domiciliaria de Jair Bolsonaro a principios de mes, también ordenó que su teléfono móvil fuera decomisado. Entre los documentos localizados en el celular, una carta de 2024 en la que el expresidente de Brasil solicita asilo político a su aliado Javier Milei, jefe del Gobierno de Argentina. Esas y otras informaciones descubiertas por los agentes le han servido a la Policía Federal para pedir este miércoles a los jueces que el expresidente, confinado en Brasilia, y su hijo Eduardo, diputado e instalado en EEUU, sean procesados por intentar coaccionar al Tribunal Supremo. La corte prevé dictar sentencia a primeros de septiembre. Bolsonaro insiste en su inocencia.
La Policía Federal ha entregado un informe de 170 páginas en el que solicita a los jueces que sumen esta nueva acusación a las que ya pesan sobre Bolsonaro padre. El documento incluye revelaciones detalladas por la prensa brasileña, como la solicitud de asilo en la vecina Argentina. La carta en cuestión es el borrador de un texto modificado por última vez en febrero de 2024, es decir, días después de que el juez Alexandre de Moraes le retirara el pasaporte a Bolsonaro y coincide con una estancia de dos noches en la Embajada de Hungría en Brasilia, que hizo sospechar que planeaba solicitar asilo al Gobierno de algún aliado ideológico.
La policía también ha revelado que los Bolsonaro padre transfirió dos millones de reales a su hijo para su estancia en EEUU. Movieron el dinero a través de las esposas de ambos, según la prensa brasileña. El patriarca envió el dinero a la cuenta de su mujer, Michelle, que al día siguiente se lo mandó a su nuera Eloísa, casada con Eduardo, dedicado a maniobrar ante la Administración Trump para que presione a las instituciones brasileñas para que el jefe del clan no rinda cuentas por el intento de asonada.
El intercambio de mensajes del expresidente Bolsonaro con sus hijos, con Silas Malafaia, un pastor evangélico amigo personal del anterior mandatario, y con otras personalidades de la política brasileña apuntan, según medios locales, a las fuertes tensiones con los distintos miembros de la familia y entre las diversas facciones del bolsonarismo.
El pastor Malafaia ha sido acusado por la Policía Federal de intentar obstruir la investigación judicial contra Bolsonaro. Nada más aterrizar este miércoles por la tarde en Río de Janeiro, recién llegado de Lisboa, los agentes lo han interceptado e interrogado, le han retirado el pasaporte y prohibido comunicarse con Jair y Eduardo Bolsonaro. El pastor Malafaia es el organizador de las grandes concentraciones bolsonaristas.
Bolsonaro padre tiene prohibido usar celular, redes sociales y comunicarse con su hijo Eduardo. El sábado abandonó la prisión domiciliaria para someterse a unas pruebas médicas en un hospital de Brasilia. Sigue siendo el jefe de la oposición, aunque está confinado en su casa e inhabilitado hasta 2030. La acusación de liderar un golpe contra Luiz Inácio Lula da Silva le puede suponer más de 40 años de cárcel. Trump ha intentado neutralizar el proceso judicial contra su aliado brasileño con un castigo tarifario del 50% a las importaciones brasileñas y con sanciones del Departamento del Tesoro contra el juez Moraes.
Brasil está enfrascado hace días en un debate sobre los efectos de esas sanciones, en concreto, sobre si los bancos brasileños deben acatar las órdenes de Estados Unidos y congelar las cuentas del controvertido magistrado. Moraes sostiene que no pueden hacerlo. En cualquier caso, la Bolsa ya ha castigado a las entidades con caídas antes de haber tomado ningún paso concreto.
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