El difícil camino de las mujeres del Pacto Histórico que compiten por suceder a Petro
Con menos visibilidad que sus rivales hombres, María José Pizarro, Susana Muhamad, Gloria Flórez, Carolina Corcho y Gloria Inés Ramírez batallan por quedarse con la candidatura del progresismo en las presidenciales del 2026


El primer presidente de izquierdas de la Colombia contemporánea ha sido en muchos momentos de su vida un hombre sin partido. Después de militar en la Alianza Democrática M-19, heredera de la guerrilla a la que perteneció cuando era joven, Gustavo Petro trasegó como congresista, alcalde de Bogotá y candidato presidencial por Vía Alterna, el Polo Democrático Alternativo, Progresistas o Colombia Humana. Llegó a la Casa de Nariño hace ya más de tres años con el respaldo del Pacto Histórico, una coalición de fuerzas progresistas de todo tipo que ahora busca fusionarse en un partido político para buscarle sucesor. Ese movimiento definirá un aspirante presidencial en las urnas el próximo 26 de octubre. En esa carrera de diez competidores, cinco mujeres compiten para que la candidatura unitaria se escriba en femenino.
Se trata de dos destacadas senadoras de la bancada oficialista, María José Pizarro y Gloria Flórez, y de tres exministras de este Gobierno, Susana Muhamad (Ambiente), Gloria Inés Ramírez (Trabajo) y Carolina Corcho (Salud), todas con una larga trayectoria de militancia en la izquierda, llena de matices. La campaña de cara a esa consulta interna –sin encuestas públicas, pues una ley las prohíbe hasta noviembre– ha concentrado los focos en el senador Iván Cepeda y en el exalcalde de Medellín Daniel Quintero, el más resistido por amplios sectores del progresismo. La lista la completan el exsenador Gustavo Bolívar, el líder afrodescendiente Ali Bantú y el exjefe de Despacho Presidencial Alfredo Saade. Ninguna precandidatura ha contado con el guiño público y explícito de Petro. Hasta ahora, se antoja como una lucha por visibilidad y reconocimiento, sin un favoritismo nítido. En esa hoja de ruta, el ganador o ganadora se medirá en marzo en otra consulta para constituir el denominado Frente Amplio.

“Colombia está lista para una conducción femenina del Estado”, reivindica la senadora María José Pizarro (Bogotá, 47 años). Un Estado que dialogue, que escuche, que cuide y que resuelva los problemas del país. Ella ha sido una de las mujeres más notables del Pacto Histórico y una abanderada de la esquiva unidad de la izquierda. También pertenece al Grupo de Puebla o la Internacional Socialista y fue la encargada, al borde de las lágrimas, de ponerle la banda presidencial a Petro el 7 de agosto de 2022, en una toma de posesión cargada de simbolismo. Hija de insurgentes y nieta de militares, su padre, Carlos Pizarro Leongómez, fue el comandante del M-19 que firmó la paz con el Estado, asesinado en la sangrienta campaña de 1990 cuando ya era candidato presidencial. Ella vivió por largos periodos en el exilio y fue activista por la paz y la memoria antes de incursionar en la política. “Hay una historia detrás de la candidatura que es importante”, destaca en referencia a esas raíces.
“Por mi propio talante, mi perfil y mi actuar en política, la mía es una campaña que suma por la capacidad de diálogo, de escucha, de poder conversar con sectores políticos y sociales más allá del Pacto Histórico”, explica Pizarro en una conversación telefónica, en la que subraya su conexión con los jóvenes. Recuerda que el objetivo no es solamente ganar la consulta interna, ese es apenas un primer paso, también se trata de materializar un Frente Amplio. “Nosotros estamos listos para pasar de la adquisición de derechos a la construcción de oportunidades”, afirma al defender la necesidad de una segunda etapa de un gobierno progresista. “Creo que el Pacto Histórico cometería un grandísimo error si no mantiene perfiles femeninos, sobre todo de cara a la conformación del Frente Amplio”, predominantemente masculino, añade sobre los sectores que han defendido una agenda de derechos para las mujeres.
La segunda precandidatura que nace desde el Congreso es la de Gloria Flórez (Bucaramanga, 63 años). Socióloga de formación, perteneció en su día al Polo Democrático, como Petro, de quien fue secretaria de Gobierno durante su Alcaldía de Bogotá, entre 2012 y 2015. El año pasado asumió la presidencia de Colombia Humana, justamente con el mandato de unirse al Pacto Histórico en esa búsqueda de unidad que todavía debe salvar obstáculos formales en el Consejo Nacional Electoral.
En el grupo de exministras, sobresale Susana Muhamad (Bogotá, 48 años), quien brilló en el inestable gabinete de Petro. Durante dos años y medio estuvo al frente del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible, que elevó su perfil en este Gobierno. Ya había sido secretaria de esa misma cartera cuando el hoy presidente era alcalde de la capital. Politóloga de ascendencia palestina con una maestría en Desarrollo Sostenible de la Universidad de Stellenbosch, en Sudáfrica, fue la encargada de aterrizar la visión del Gobierno para uno de los países más biodiversos del mundo, con una porción considerable de la selva amazónica –el 42% de su territorio–. También presidió la enorme Conferencia de las Naciones Unidas sobre Biodiversidad, la COP16 de Cali. Sus reparos públicos a la llegada de Armando Benedetti al gabinete precipitaron su salida del cargo.
Su campaña entiende la diversidad cultural y ecológica de Colombia como su verdadera fuente de prosperidad, explica Muhamad en una videollamada sobre los matices que la distinguen. “Es una candidatura que pretende construir el primer gobierno ambientalista y feminista de Colombia, porque pone ese propósito no como una agenda particular, sino como la forma de transformación de todas las otras agendas”, explica.
La actual dispersión, que podría ser leída como una pluralidad de liderazgos, se ha convertido en un problema para la izquierda, advierte la exministra de Ambiente. “No me preocuparía si todas las candidaturas fueran progresistas y del Pacto Histórico”, explica al ventilar sus conocidos reparos a la entrada de Daniel Quintero, con diversos señalamientos por corrupción, al que acusa de oportunismo político. “En mi visión, él no es un progresista”, valora. “El progresismo y la izquierda deberían ser un espacio que no renuncia a cambiar las formas tradicionales de hacer política en Colombia ni a transformar el sistema político, y eso no lo representa Daniel Quintero. No es un problema personal ni de sectarismo político”, argumenta.
Otra destacada ministra de este Gobierno por más de dos años, Gloria Inés Ramírez (Filadelfia, Caldas, 69 años), es la representante del Partido Comunista en la consulta. Desde el Ministerio del Trabajo, la antigua líder sindical lideró el trámite de las reformas pensional y laboral, los principales hitos legislativos para el Gobierno. El ánimo negociador y dialogante que le conceden propios y extraños contrasta con la última precandidata, Carolina Corcho (Medellín, 42 años). La primera ministra de Salud de Petro, ocupó el cargo agosto de 2022 y abril de 2023 sin poder sacar adelante su polémica reforma del sector, pero despierta entusiasmo en algunas de las bases del Pacto Histórico.
A pesar de esa oferta femenina, la atención se ha posado en Cepeda, un histórico dirigente de izquierdas impulsado por su largo enfrentamiento judicial con el expresidente de derechas Álvaro Uribe, y Quintero, que ha construido su trayectoria política con todo tipo de puestas en escena para llamar la atención. “Estos dos precandidatos han cogido fuerza por la exposición mediática y porque cuentan con un tipo de liderazgo bastante polarizador, que es lo que busca el petrismo en este momento, pues no le interesa que se fortalezcan las candidaturas de centro”, apunta la analista Eugénie Richard, experta en comunicación política de la Universidad Externado. Advierte que perfiles como los de Pizarro o Muhamad, que responden más a la reflexión y las propuestas, y son menos provocadores, se han visto invisibilizados por la dinámica política.
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