Daniel Quintero agita el orgullo patrio en el diferendo con Perú para dar visibilidad a su aspiración presidencial
El exalcalde de Medellín, precandidato por el Pacto Histórico, iza una bandera colombiana en la isla Santa Rosa de Loreto, en la frontera del Amazonas, objeto de disputa entre ambos países


Si agitar y envolverse en la bandera nacional ha sido una imagen propia de los sectores políticos más conservadores de Colombia, Daniel Quintero parece tener otros planes. El exalcalde de Medellín, ahora precandidato del oficialista Pacto Histórico para las elecciones presidenciales de 2026, quiere usar ese gesto para dar vuelo a su campaña. Un video que ha publicado este martes en sus perfiles de redes sociales muestra al político antioqueño mientras iza la bandera tricolor de Colombia en la isla Santa Rosa de Loreto, en la frontera con Perú, el pequeño territorio que está en el centro de un diferendo entre ambos países y que es la más reciente batalla internacional del presidente Gustavo Petro. Pero Quintero va más allá: si el jefe de Estado ha sido cuidadoso en afirmar que se debe definir de quién es la isla, el aspirante dice que es colombiana.
Pese a esa diferencia, el video de Quintero es un eco de lo que hizo el presidente Petro el pasado 7 de agosto, cuando celebró en Leticia, la capital del departamento del Amazonas y a dos kilómetros de la isla, el desfile por la conmemoración de la Independencia. El exalcalde ha decidido también apelar al nacionalismo, al orgullo patrio, a la belleza de Colombia, a los expolios territoriales que según él ha padecido el país en el pasado, para sumar puntos antes de la consulta del próximo 26 de octubre, en que la militancia del partido unificado de izquierda elegirá por votación al candidato que esperan que suceda a Petro en la jefatura del Estado a partir del 7 de agosto de 2026. Allí, en las urnas, Quintero se medirá con Carolina Corcho, Susana Muhamad, Camilo Romero, Gloria Flórez y Gustavo Bolívar.
El video nacionalista del exalcalde de Medellín es corto (menos de 40 segundos), a diferencia de la producción que tiene detrás, que incluye tomas aéreas y otras del candidato a bordo de una lancha, con la bandera abrazada al pecho y el atardecer amazónico a sus espaldas. “De ninguna manera dejaré perder el río Amazonas a manos de Perú. Ya nos robaron demasiado con Panamá y el mar de San Andrés con Nicaragua. Nuestra Colombia se defiende con el alma, y como presidente, si Dios quiere, así lo haré”, dice. Luego hace un llamado a la hombría para defender el territorio nacional: “No podemos llorar como niños lo que no pudimos defender como hombres”. Y termina diciendo: “¡Viva Colombia! Colombia se defiende”, mientras la enorme bandera que acaba de izar ondea con el cielo azul de fondo, que se empieza a llenar de un humo amarillo, azul y rojo que emerge de la tierra.
Nos quitaron Panamá, nos quitaron San Andrés. No voy a permitir que nos quiten el Amazonas. Santa Rosa es Colombia. 🇨🇴 pic.twitter.com/rQnxpTxfdK
— Daniel Quintero 🇨🇴 (@QuinteroCalle) August 12, 2025
La bandera colombiana en la isla Santa Rosa ya estaba ondeando el lunes pasado, para sorpresa de los habitantes de la zona y de las autoridades de Perú, y fue retirada poco después. Horas más tarde, el Ministerio de Exteriores peruano emitió un breve comunicado en que decía tomar con “preocupación” la instalación de la enseña colombiana en Santa Rosa de Loreto. “Este tipo de actos no contribuyen a la histórica convivencia armónica y pacífica que existe entre las comunidades y autoridades peruanas y colombianas de la zona”, añade la comunicación. En ese momento no se sabía todavía la procedencia de la bandera. Ha sido el propio responsable de su instalación quien lo ha revelado y, luego, ha acusado a las autoridades peruanas de violar la soberanía colombiana al retirar el símbolo patrio.
En Colombia, un país que parece reciclar sus guerras cada cierto tiempo, el diferendo con Perú no escapa a la tendencia. Una pequeña invasión del ejército de ese país desencadenó en 1932 el único conflicto bélico que ha tenido Colombia con algún vecino. La guerra, que entonces despertó también el sentimiento patrio, culminó con un acuerdo en 1934 en que se definieron los límites entre los dos países. Sin embargo, la isla Santa Rosa es una formación de tierra que surgió después de la firma de esos tratados que están por cumplir un siglo. Perú creó allí hace pocas semanas un distrito, lo que ha motivado notas de protesta del lado colombiano. El presidente Petro ha acusado al vecino de “copar un territorio” que, según él, está dentro de las fronteras de su país.
También el pasado 7 de agosto, Quintero se refirió al diferendo con Perú con una postura belicista. “No dudaré en ir a la guerra si Perú insiste en dejar a Leticia sin el Amazonas”, escribió en sus redes sociales para acompañar un video en que señala al país vecino de querer “quedarse con el Amazonas colombiano”. En esa grabación, menciona además la guerra colombo-peruana de los años treinta y, tal y como ocurre en el video en el que iza la bandera en la isla Santa Rosa, se pone en manos de Dios para defender a su patria: “Si Dios quiere y soy elegido presidente, no dejaré que nos quiten ni un solo centímetro de nuestro territorio”. En ese mismo canal, ha hecho una publicación con un mensaje que rememora los años más combativos de Fidel Castro en su intento por construir el socialismo en Cuba: “Patria o muerte”.
Patria o muerte. pic.twitter.com/b5v62RPPTX
— Daniel Quintero 🇨🇴 (@QuinteroCalle) August 12, 2025
La trayectoria política de Quintero se ha basado, desde sus comienzos, en llamar la atención. Y en un país en que el debate suele ser muy ruidoso, sus formas han sido particulares. Fue él quien inventó, en 2013, el Partido del Tomate, una formación que no logró la representación a la que aspiraba, y que fustigaba a los políticos por haber causado una “crisis de representación” en una generación escéptica con sus líderes. Para demostrarlo, instalaba pancartas con los rostros de varios de ellos en sitios públicos para que la gente los castigara a tomatazos. Un año más tarde, se lanzó a la Cámara de Representantes por el Partido Liberar lanzándose él mismo atado a un arnés desde un puente en Bogotá.
En 2018, durante un debate en el Concejo de Medellín sobre la venta de activos de Empresas Públicas de Medellín (EPM), llevó un enorme trozo de queso para ofrecérselo al gerente de la compañía, a quien acusaba de favorecer intereses particulares y de querer “comerse” a la empresa: “Amigo el ratón del queso”, le dijo con ironía. Y en 2022, en medio de la campaña presidencial —y con él impedido para participar en política por su posición de alcalde de Medellín—, hizo un guiño a la candidatura de Gustavo Petro: sentado en su carro, embragó, puso la primera velocidad como para arrancar, y dijo: “El cambio, en primera”, el lema de la aspiración del futuro presidente. La Procuraduría lo sancionó por participar en política.
Su nueva manera de captar atención es con un giro nacionalista que, sin embargo, no ha sido la única forma en que ha buscado visibilidad en las últimas semanas. En un país con una rutina política trepidante, el exalcalde no ha rehuido ninguna polémica: se ha enfrentado en redes con la representante a la Cámara Jennifer Pedraza; ha criticado a su sucesor en la Alcaldía de Medellín, Federico Gutiérrez, por su gestión en el Gobierno de la ciudad; ha reaccionado con ironía por no haber sido invitado al congreso de la Asociación Nacional de Industriales (ANDI) esta semana en Cartagena; y ha asegurado sin pruebas que el atentado contra el fallecido senador Miguel Uribe Turbay fue orquestado por políticos y narcotraficantes para desestabilizar el país. Así, Quintero —imputado por corrupción en marzo pasado— se mantiene en el centro de todo debate, como quien sabe que lo importante no es tanto si la gente habla bien o mal de él, sino que hable.
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