El entierro de Miguel Uribe profundiza las distancias entre el Gobierno de Gustavo Petro y la derecha
Discursos, trinos y declaraciones de la oposición y el oficialismo alimentan un choque cada vez más enconado

“Mientras Gustavo Petro instiga al odio, ningún presidente de Colombia —incluido Álvaro Uribe— instigó contra la Unión Patriótica ni negó el genocidio de sus integrantes. Esa es la diferencia: en la historia reciente, jamás un presidente había alentado la violencia desde el poder, como ocurre hoy", escribió este miércoles el Centro Democrático, el partido opositor de derecha que fundó y lidera Uribe, y en el que militaba el asesinado senador Miguel Uribe Turbay. Habían pasado menos de cuatro horas desde la ceremonia religiosa de entierro del también precandidato presidencial, al que no acudieron el presidente Petro ni sus funcionarios por petición de la familia de la víctima. Esos dos hechos marcan el nivel de la distancia entre el primer Gobierno de izquierda del país en las últimas décadas y su oposición, una fractura que tensiona aún más las inciertas elecciones presidenciales y legislativas de 2026.
Las honras fúnebres de Uribe Turbay, que sobrevivió por 65 días a un atentado sicarial que lo dejó en cuidados intensivos, congelaron al país. Petro decretó un día de duelo nacional y honores oficiales a quien fuera su crítico. Las banderas ondearon a media asta en las oficinas públicas, incluyendo el palacio presidencial; el presidente y sus altos funcionarios enviaron mensajes de condolencias, al igual que políticos de todas las tendencias. Los medios hicieron transmisiones en vivo de las ceremonias, desde que su féretro llegó al Congreso en la tarde del lunes hasta la misa en la catedral de Bogotá sobre el mediodía del miércoles. El marco estaba dado para una muestra de unidad frente a la violencia asesina. Pero no solo no fue así sino que las diferencias quedaron exacerbadas.
Miguel Uribe Londoño, padre de la víctima, habló en la ceremonia religiosa que se transmitía por televisores y computadoras de restaurantes, hogares u oficinas. “Esta guerra tiene culpables y responsables, lo sabemos. No tenemos ninguna duda de dónde viene la violencia. No tenemos duda quién la promueve. No tenemos duda quién la permite”, dijo, sin mencionar nombres. La clara alusión a Petro se complementaba con la explicación que habían dado, pocas horas antes, el presidente y sus altos funcionarios sobre su inasistencia a la eucaristía: la familia les había pedido no asistir. El funeral de Estado se dio sin la presencia del jefe del Estado colombiano.

Esas palabras y solicitudes se dieron en parte como respuesta a las declaraciones que hizo el lunes del jefe de gabinete presidencial, Alfredo Saade, ante varios medios. “La actividad política siempre tiene un riesgo, toda actividad tiene un riesgo. Manejar bicicleta tiene un riesgo de caerse, tropezarse o que lo atropelle un vehículo”, dijo en respuesta a las denuncias de varios aspirantes y sectores de una falta de protección en actividades electorales. Esas palabras, horas después de conocerse la muerte del precandidato, fueron recibidas como una minimización de la gravedad del asesinato de un aspirante presidencial en un acto de campaña.
Si ya con lo ocurrido en la misa quedaba claro el tamaño de la fractura, lo que siguió reveló cómo aumenta. Gabriel Vallejo Chujfi, director del Centro Democrático, leyó en la ceremonia una intervención de Uribe Vélez. El expresidente no pudo asistir porque cumple una pena de prisión domiciliaria en una reciente condena por soborno de testigos, que ha apelado y que ha tildado de ser efecto de una instrumentalización de la política cometida por aliados de Petro. “Asesinaron a Miguel, que ejercía la oposición crítica y razonada, con la instigación de la venganza inducida por el presidente de la República, que encontró como muletilla acusar de asesino y torturador al expresidente Turbay, abuelo de nuestro mártir”, leyó Vallejo cuando las cámaras de los medios, y la atención de los colombianos, estaban enfocadas en la catedral. Y siguió con una muy sensible referencia a un partido político de izquierda arrasado a punta de asesinatos en los años 80 y 90, la Unión Patriótica. “Él [Uribe Turbay], como nuestro partido y las fuerzas democráticas de Colombia, nunca apeló a la combinación de las formas de lucha, a diferencia de algunos miembros de la Unión Patriótica que promovían el secuestro, participaban de órdenes de asesinato, pero se sentían con derecho a imponerse sobre la democracia”.
El presidente respondió a finales de la tarde con un contraataque, a la vez muestra y alimento del aumento del encontronazo. “Álvaro Uribe está lleno de veneno, desconoce el genocidio de la UP y la participación del Estado en él. Incluso que hoy hace 26 años asesinaron a Jaime Garzón por instigación de un asesor de su gobierno, y asigna como responsable al gobierno actual, cuando sabe que los indicios apuntan a los mismos que asesinaron a la UP. Ahora gente subjudice como antaño, marca la línea de la extrema derecha”, escribió en su popular cuenta de X, recordando la situación legal de su opositor. La espiral de juicios negativos solo crece mientras se acercan las elecciones y la definición del recurso legal de la defensa de Uribe Vélez contra la sentencia en su contra.
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