Lina María Garrido, la congresista que detonó la furia de Petro: “No acepta que desenmascare su engaño”
El mandatario decidió salir del Capitolio cuando la representante opositora lo cuestionó por el escándalo de corrupción en la UNGRD, el atentado contra Miguel Uribe y su maltrato a Francia Márquez


La congresista arrancó citando una famosa frase del difunto Hugo Chávez en 2006: en este recinto, dijo, “huele a azufre”. Pero no se refería, como el líder venezolano, a la presencia de George W Bush en la ONU. Lina María Garrido, congresista en la Cámara de Representantes de Colombia por el partido Cambio Radical, se refería a la presencia del presidente Gustavo Petro en el Capitolio. El 20 de julio, durante la instalación del cuarto año de legislatura, los partidos de oposición como el de ella tuvieron derecho a replicar el largo discurso del jefe de Estado. La de Garrido fue la segunda intervención de tres que hubo en la noche, pero una que se volvió viral, que se ganó aplausos de todos los partidos y líderes de oposición, y no solo eso: que motivó al presidente salir del recinto como forma de protesta.
“Lo que dije llamó la atención porque es cierto. Si fuera mentira no le hubiera tocado una fibra al presidente”, dice en conversación con El PAÍS sobre la huida del mandatario. “Le incomodó que le dijera la verdad porque para él no es aceptable que desenmascare el engaño que él ha tenido con Colombia. El país del que él está hablando no es el mismo en el que estamos viviendo”.
Petro no es un político de piel sensible, sabe recibir dardos tras 20 años de experiencia en el Legislativo. Así mismo lo admitió en la noche. “No estoy acostumbrado a salir corriendo”, escribió en su cuenta de X. “Escuché toda la intervención de la parlamentaria Garrido, no dió cifras, no demostró que las mías sean falsas. Y solo escuche insultos y mentiras”, añadió. Entonces se fue. El ministro del Interior, Armando Benedetti, ha anunciado que denunciará a Garrido por injuria y calumnia (ella lo señaló de violencia de género), y la llamó “vulgar, ordinaria, grosera, sin preparación”. “Píntelas, ministro”, le respondió desafiante la representante que se acaba de graduar como una nueva líder en la oposición.
Lina Garrido (Arauca, 38 años) era relativamente desconocida hasta este momento, y su nueva fama le puede ayudar el próximo año, ya que aspira a saltar al Senado. Con un sombrero que gusta portar en sus intervenciones, asociado a la cultura llanera de la frontera que representa, se identifica como una mujer humilde que hizo parte del electorado de Petro y que, como buena parte de ese grupo, se siente decepcionada.
“No soy oligarca, soy la hija de docentes de escuela pública en el departamento de Arauca”, contó en su discurso. En conversación con este diario elabora más sobre su decepción: “Las mujeres de mi tierra sabemos que la palabra es un documento, y Petro tuvo en 2022 un capítulo especial con Arauca, dijo que firmaría la paz con el ELN en tres meses”. Eso no pasó, y la situación de seguridad en el departamento ha empeorado. Garrido cuenta que está amenazada por el ELN y las disidencias de las FARC. “Yo veo un presidente desconectado, que no gobierna... y me incomoda de sobremanera que se lave las manos, la grandeza de un líder está en reconocer sus errores”, añade.
Garrido tiene estudios en relaciones internacionales y mercadeo político, y ha hecho toda su carrera en Cambio Radical. Arrancó como miembro de la Unidad de Trabajo Legislativo de otra exrepresentante de Arauca, y luego saltó a ser miembro del consejo de su ciudad. Tras su discurso, ha salido a relucir que su padre, expolítico local, fue destituido en 2018 por un caso de corrupción investigado por la Contraloría. Ella dice que sigue en un proceso de apelación.
Hubo algo en el discurso de Garrido más que azufre: no tantas cifras, pero sí un tono incendiario para denunciar a tres elefantes ignorados en el discurso de Petro. También desde la voz de alguien que, como el mandatario, se identifica como “la voz del ‘pueblo”. ”Yo soy pueblo. Petro piensa que todo el que piensa distinto es oligarca, que tiene una vida de privilegios y yo vengo de un territorio golpeado, yo me la he tenido que sufrir, guerrear, trabajar, luchármela, y por eso soy una voz legítima para decirle que no hace nada", dice.
El primer elefante que mencionó en su discurso es el escándalo de corrupción en la UNGRD, o Unidad Nacional de Gestión del Riesgo de Desastres, donde varios exfuncionarios ya han admitido que movieron millones de pesos para sobornar congresistas a favor del Gobierno, en vez de dirigiros a carrotanques que ayudarían a niños pobres en el departamento de La Guajira. Petro, hace un año, pidió perdón por haber nombrado ahí a Olmedo López como director. Este año no se refirió al tema en absoluto, a pesar de que recientemente la justicia pidió una orden de captura contra uno de sus asesores en presidencia, Carlos Ramón González (quien se encuentra en Nicaragua) por el mismo escándalo; de que dos expresidentes del Senado y la Cámara están detenidos por la misma razón; de que la Fiscalía investiga a su exministro de Hacienda, Ricardo Bonilla.
“Era plata que iba para los niños de la Guajira, agua potable”, le dijo Garrido en referencia a los recursos públicos robados de la UNGRD. Y en parte su discurso fue viral por decir lo que muchos en la oposición denuncian pero con un toque de simbolismo que suele manejar mejor Petro. “Yo veo el cuadro que usted tiene de un niño de Palestina en la Casa de Nariño, señor presidente, y todos nos solidarizamos con la causa, nadie quiere que muera un niño, pero yo le voy a regalar un cuadro donde estén los niños de La Guajira esperando agua potable”, le dijo ella.
El segundo elefante fue el atentado en junio contra el senador opositor Miguel Uribe Turbay, del Centro Democrático, que el presidente casi no mencionó a pesar de ser uno de los eventos de violencia política más graves que le han ocurrido a un líder de alto perfil en años. Petro solo hizo una breve mención para insinuar, sin pruebas, que detrás de este atentado está una junta del narcotráfico con sede en Dubai. “Eso nunca le pasó a usted Gustavo Petro cuando fue oposición”, le dijo Garrido, quien citó las palabras de Miguel Uribe Turbay hace un año cuando tuvo el derecho a réplica. Él dijo “mientras usted viaja, a los colombianos los están matando” y, añade ella, “nos siguen matando”. El presidente admitió que la paz total no ha dado los resultados esperados, pero no mencionó los crímenes que la congresista denunció que sí han aumentado: los secuestros, la extorsión, el fortalecimiento de los grupos armados.
El tercer y más delicado elefante es el de la relación entre el presidente con Francia Márquez, y el silencio de ella ante lo que Garrido llama un “maltrato”. El presidente la sacó del Ministerio de la Igualdad cuando ella cuestionó la entrada de Armando Benedetti al gabinete, en febrero; luego pidió que se la investigara cuando el excanciller Álvaro Leyva la mencionó en una conversación como aliada suya en un posible golpe contra Petro. Márquez ha negado entrar en complots con Leyva, pero también ha dejado de dar entrevistas, y no respondió nada ante el comentario racista del presidente en su Consejo de Ministros la semana pasada. “A mi ningún negro me viene a decir...”, dijo el presidente, cuando criticó que ella no nombrara a un activista amigo de él.
“Usted utilizó e instrumentalizó a la vicepresidenta Francia Márquez, a la que traicionó y hoy desprecia”, le dijo Garrido a Petro. Nadie ha cuestionado al presidente en este tema públicamente de igual forma. Luego se dirigió a ella. “Se lo digo mirándola a los ojos, señora vicepresidenta, usted tiene en este momento, para las mujeres en Colombia, el cargo más importante. Lo que nos ha costado a las mujeres llegar a estos espacios de representación ha sido tan difícil, una lucha tan grande, que su silencio solo me demuestra a mí que la dignidad nunca se va a hacer costumbre, porque usted a permitido que la utilicen”, añadió.
Márquez no dijo nada. Tampoco salió del recinto con Petro cuando este se retiró. Entró al Capitolio sin el presidente, y salió sin él, actos en silencio que hablan más que todas las palabras de Garrido. La representante cuenta que le envió una carta a Francia Márquez cuando Petro la sacó del Ministerio de la Igualdad.
“Le envié la carta en la que le dije: ‘Francia, usted dijo en campaña: hasta que la dignidad se vuelva costumbre. No se deje maltratar, defiéndase que a usted también la eligieron los colombianos, hágase a un lado si la desprecian’. Ella me respondió que tenía que seguir el mandato que el pueblo le había dado de ser vicepresidente”, cuenta Garrido. “Pero la verdad, con ver las cosas que pasan en el Cauca [el departamento de Márquez, donde la violencia ha aumentado], el desprecio del presidente a la comunidad negra, yo creo que Francia se dejó silenciar”. Garrido, en cambio, disfruta la libertad por estos días de hablar de más sobre lo que el presidente no dice.
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