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Elección judicial
Columna
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México lindo y jodido

Con la elección popular de magistrados y jueces, el poder queda homogenizado en un solo partido. Los jueces serán leales a la política y no a la verdad de los hechos

Votantes acuden a las urnas durante la elección del Poder Judicial en Ciudad de México, el 1 de junio de 2025.

Los atributos de México son inmensos. Su geografía es abrupta, dijo el poeta: “Dos poderosas cordilleras, la Sierra madre occidental y la Oriental, corren paralelas a lo largo de su territorio; hacia el norte, penetran en el oeste de los Estados Unidos mientras que, hacia el sur, se enlazan en el istmo de Tehuantepec y forman un nudo de montañas”. Majestuosas pirámides como catedrales se yerguen entre extensos valles. Ir desde las playas de Veracruz hacia la capital mexicana es pasar de la sofocante vegetación de los trópicos a las tierras templadas de la meseta. “El sol del trópico ilumina cada día los picos desnudos y la nieve perpetua de los volcanes que rodean el valle de México”.

Su historia también es abrupta. “Dos civilizaciones han vivido y combatido en el alma de cada mexicano: una oriunda de su propia tierra y otra venida de afuera. Dos civilizaciones y en el interior de cada una de ellas, distintas sociedades con frecuencia divididas por diferencias de cultura y de intereses. Desgarramientos internos, enfrentamientos internos, rupturas y revoluciones. La pirámide concilia a las oposiciones pero no las anula”.

Y su cultura, ni hablar, cada pintura, cada escultura, cada poema y cada canción es alabada por los colombianos como si fuéramos nativos. La música se escucha como si fuera propia. No hay colombiano que no cante rancheras, y la Plaza Garibaldi tiene colombianos a tutiplén disfrazados de charros con patilla largas. El Zócalo es la plaza más caracterizada de la América Latina por su exuberante belleza y su tamaño.

Entonces nos preguntamos: ¿por qué, ante tanta maravilla de país, México lindo está tan jodido? La violencia política y la existencia de mafias encargadas de manejar el narcotráfico mundial los llevó a adoptar una reforma mediante la cual el poder judicial queda sometido a la elección popular de magistrados y jueces. Es una completa y equivocada política que busca luchar contra la corrupción y la impunidad. Para luchar contra la una y la otra se le entrega a la política electoral el manejo de la elección correspondiente. La opinión pública no participó en la elección de los 800 cargos federales y 1.800 estatales. La abstención fue de más del 80% y todo el proceso fue controlado por el partido Morena, que ejerce los poderes ejecutivo y legislativo. Entregar a la política electoral el manejo de los jueces constituye la homogenización del poder en México en un solo partido. Como bien lo definió el politólogo y abogado prominente Mauricio García Villegas en El Espectador, una característica del populismo es que las decisiones no se toman con base en un diagnóstico serio de los problemas sino a partir de lo que es popular.

Por eso decimos que México, que ahora libra una batalla en Estados Unidos para defender a sus nacionales residentes en California -que sufren una persecución violenta de parte del Gobierno Trump-, se jodió por las malas decisiones que tomarán los jueces elegidos para ser fieles y leales a la política que representan y no a la verdad de los hechos. Definitivamente, la famosa frase se repite en Los Ángeles: “Pobre México, tan lejos de Dios y tan cerca de los Estados Unidos”.

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