El atentado contra Miguel Uribe pausa el debate sobre la consulta popular y enciende el de la retórica de Petro
Los opositores señalan al presidente de radicalizar al país al calificarlos de esclavistas o nazis, y los aliados ven ese señalamiento como oportunismo electoral


Pocas horas después de que un joven sicario de 15 años hiriera gravemente al precandidato opositor Miguel Uribe Turbay en Bogotá, líderes y partidos rechazaron de forma unánime que la violencia haya regresado al centro de la política colombiana. Algunos, adicionalmente, argumentan que la izquierda, encabezada por el presidente Gustavo Petro, ha incendiado el debate en los últimos meses, sobre todo para aprobar a la fuerza una consulta popular, sin medir las consecuencias de usar dicha retórica. El jefe de Estado y sus aliados rechazan categóricamente esas acusaciones, al tiempo que hacen una pausa temporal a la controversial pelea que lideraban por esa consulta.
El presidente ha sido señalado este año de asumir un tono más agresivo, sobre todo después de que el Senado negara su reforma laboral y, luego, su primera iniciativa de consulta popular para revivir el espíritu de ese proyecto de ley. Llamó al presidente del Senado un "HP“ (una contracción usual para el insulto ”hijueputa"), señaló a cualquier legislador que no apoye su consulta ser un ”HP esclavista“, y a varios opositores los calificó de “nazis”. El primero de mayo, cuando impulsó su consulta ante una multitud en el centro de la capital, desenvainó la espada de Simón Bolívar y enarboló la bandera con la que el libertador declaró en 1813 una “guerra a muerte”.
“Cuánta violencia han promovido usted y sus bodegas de sicarios en redes y sus esclavos obedientes del Gobierno”, señaló Vicky Dávila, candidata de la derecha a la presidencia, al saber del atentado contra Uribe Turbay. Marco Rubio, secretario de Estado de Donald Trump, escribió un mensaje por la misma línea: “Esto es resultado de la retórica de izquierda que viene desde los más altos niveles del gobierno Colombia”. La senadora María Fernada Cabal, copartidaria de Uribe Turbay, recordó que, horas antes del atentado, Petro exigía a sus ministros firmar un polémico decreto para convocar a la consulta popular, mientras escribía en su cuenta de X “no pasarán”. “Esto es consecuencia del ambiente de odio y estigmatización que ha promovido el gobierno de Gustavo Petro contra quienes pensamos distinto”, insistió la también precandidata.
También aludiendo al debate el alcalde de Bogotá, Carlos Fernando Galán, comentó en la noche del domingo que también habló del tema con el jefe de Estado: “le reiteré al presidente la importancia de que quienes tenemos cargos de poder seamos responsables y sensatos y dejemos a un lado los discursos de odio y la visión en la que no existen contradictores sino enemigos. Le dije que él, como Jefe de Estado, tiene una responsabilidad mayor”. Esto para “evitar que haya actos de violencia derivados del odio y de la polarización radical que está viviendo el país”.
El presidente, en su alocución en la noche del sábado, desdeñó estos ataques. Y lo hizo dos veces. “Tengo que rechazar el intento oportunista, bajo, de truhan, de utilizar con fines políticos el dolor de la familia, y del mismo Miguel Uribe Turbay”, dijo primero. Minutos después insistió: “debo rechazar los intentos de utilización política, me parecen asquerosos, de truhanes, de ratas de alcantarilla”. El presidente señaló en que tiene una hipótesis de lo que motivó el crimen, pero no mencionó a su retórica y los ecos que esta tiene entre sus seguidores. Sin embargo, sí habló de la necesidad de superar el odio político.

Sin embargo su canciller, Laura Sarabia, no ha menospreciado esa relación entre la retórica y la violencia. “Este atentado es un llamado a nuestras responsabilidades, nos compromete a trabajar incansablemente por corregir nuestros errores, por desescalar el discurso que incita al odio y a la ira, en público y en privado”, dijo en redes sociales este domingo. “Propongo, desde lo personal, erradicar el odio desde el lenguaje y el trato cotidiano”, añadió.
Aunque no haya hecho un mea culpa similar, tras el atentado el jefe de Estado sí ha bajado dejado de lado su iniciativa de convocar a la una consulta popular vía decreto. Horas antes del atentado, el presidente había convocado a todo su gabinete a la Casa de Nariño para que lo firmara, y amenazó con sacar de su cargo a quien se rehusara. “Ministro que no firme el decreto presidencial de inmediato se va”, escribió en su cuenta de X. Después del atentado, se canceló la alocución que iba a dar el ministro del Interior al respecto del decreto, y nadie volvió a hablar de la firma colectiva.
El Gobierno anunció a finales de la semana que Eduardo Montealegre será su nuevo ministro de Justicia, uno de los pocos juristas del país que ha respaldado a Petro frente a un decreto que la mayoría de expertos ven como una afrenta a las reglas constitucionales. Todo el oxígeno del debate público estaba capturado entonces por la controversia sobre si este decreto era un “golpe de estado”, o una afrenta a las instituciones, o una exageración del presidente con poco potencial de prosperar en las urnas pero con la posibilidad de hacer campaña para las presidenciales. En un giro trágico, la violencia política volvió a tomarse el oxigeno del debate, los argumentos legales de Montealegre y demás quedaron para después, y varios líderes en Colombia piden que ahora haya un espacio para analizar, y frenar, la retórica del presidente.
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