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El aire envenenado de la política colombiana: Petro y la oposición elevan el tono

El presidente arremete con dureza contra la oposición, los empresarios, los medios de comunicación y de vuelta recibe acusaciones de autoritarismo

gustavo petro
Juan Diego Quesada

Las palabras engendran rencor y polarización estos días en Colombia. Gustavo Petro ha elevado el tono contra la oposición y los empresarios que obstaculizan sus reformas y de vuelta ha recibido una catarata de insultos y acusaciones. El ambiente se ha envenenado con la puesta en marcha desde el Gobierno de un referéndum con el que el presidente quiere cambiar el sistema de salud y mejorar los derechos de los trabajadores. Petro llama a sus adversarios corruptos, vendidos, criminales. Ellos le contestan que va a arruinar el país y que busca perpetuarse en el poder.

Petro repite en privado que necesita acelerar en estos meses para sacar adelante esa consulta popular que, a la vez, servirá para medir si la izquierda tiene alguna posibilidad de volver a colocar otro candidato en 2026, cuando se celebran nuevas elecciones presidenciales. El presidente asegura que no le ha quedado otra que poner a consideración del “pueblo” sus reformas, y no dejarlas en manos del Congreso, donde se ha llevado varios reveses. Siente complotan en su contra, que el stablishment no le permite gobernar. A los empresarios les ha llamado “vampiros” y “orangutanes de la codicia”. A los dueños de la comunicación, “mentirosos y manipuladores”. Contra los alcaldes que no respetaron el día de fiesta que decretó por el inicio fue todavía más duro.

“Precisamente para trabajar hay que parar. Alcaldes de la miseria que dejan a sus ciudades sin agua. Que prefieren golpear débiles habitantes de calle y vendedores ambulantes que frenar a los voraces especuladores de la tierra y el agua. Alcaldes de la muerte que no saben defender la vida y que serán borrados de la memoria de los pueblos por las multitudes desatadas”, escribió, lo que generó un gran revuelo. Le respondieron con piedras en la mano. El debate, con el paso de los días, no ha hecho más que emponzoñarse.

No ha ayudado nada que el presidente, de vez en cuando, tilde a alguien de nazi. Entre el 19 y el 20 de marzo, se refirió así a alguien en 10 ocasiones en sus redes sociales. El Consejo de Estado le obligó a retractarse en una de las ocasiones, cuando se lo decía a una activista que le criticaba por su intento de reforma a la salud. Este tema es el que más controversia genera estos días. Petro quiere acabar con las intermediarias, las EPS, unas empresas privadas -su idea es instaurar un sistema puramente público-. La oposición se opone porque considera que estas compañías garantizan un sistema de salud mejor que el de los países de la región, aunque tenga fallos que merecen ser subsanados.

Petro se ha enfrentado de manera directa y muy vehemente en este asunto con Alejandro Gaviria, ahora candidato presidencial. Lo llamativo es que Gaviria apoyó a Petro en la segunda vuelta de las presidenciales, en 2022, y después fue su ministro de Educación. Salió del Gobierno precisamente por esto, por discutirle al presidente la reforma que organizaba otra compañera. Petro lo consideró una deslealtad y lo destituyó. Desde entonces, a menudo se enzarzan en público. Por la crisis de medicamentos que vive el país en estos momentos, el presidente llamó a Gaviria “militante en el campo de la muerte” y “mi querido crematístico”.

Se ha vuelto a acordar de él en el Consejo de Ministros celebrado este martes y lo ha criticado. El asunto parece personal entre ellos. Gaviria veía la retransmisión y le contestaba en vivo a través de redes sociales: “El presidente Petro pasó de las teorías de conspiración a un delirio rabioso. Ya dijo que los dueños de los medios son dueños de las EPS, que quienes han trabajado en el sistema son peores que los paramilitares, que el sistema ha matado cientos de miles de personas... Delira”. “Presidente, Con retóricas altisonantes, con insultos —ese parece ser su ámbito preferido, el de los epítetos—, no podrá ocultar una realidad evidente: el fracaso de su política de salud”, le había dicho días antes.

El periódico liberal de Colombia, El Espectador, ha criticado el tono del presidente en un editorial que tituló así: “El fuego retórico del presidente Petro ha superado lo tolerable”. En él se leía: “Vemos con alarma cómo el contenido de las declaraciones del primer mandatario ha puesto a un lado su rol como presidente y están siguiendo el mismo camino que han tomado otros líderes, como Donald Trump en los Estados Unidos y Javier Milei en la Argentina. Tildar de “nazi” a todo el que se le oponga y desafiar el equilibrio de poderes con sus sugerencias de corte autoritario no es el actuar de un presidente que respete la democracia. Que el hervor de la campaña, presidente, no eche por la borda su largo historial de respeto a las instituciones”.

Petro también ha sido atacado con saña y basta echar un vistazo en Twitter para encontrar mensajes llenos de odio, no de usuarios anónimos ni de universitarios con las hormonas disparadas, sino de líderes de opinión y representantes políticos. La política María Fernanda Cabal, el congresista Miguel Polo Polo o la candidata Vicky Dávila suelen recurrir a calibre grueso. La Segunda Vicepresidenta de la Cámara de Representante, Lina María Garrido, escribió al acabar la reunión ministerial un mensaje que resultaría impropio hasta en un chat de adolescentes: “Lo único aceptable y verdadero del Consejo de Ministro hoy es que por fin se bañó y se peinó”. Días atrás se había metido en su vida privada con una falsedad homofóbica y el mensaje ahí sigue dando vuelta en redes. El debate parece embrutecido, encanallado. La política se ha instalado en el insulto.


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Sobre la firma

Juan Diego Quesada
Es el corresponsal de Colombia, Venezuela y la región andina. Fue miembro fundador de EL PAÍS América en 2013, en la sede de México. Después pasó por la sección de Internacional, donde fue enviado especial a Irak, Filipinas y los Balcanes. Más tarde escribió reportajes en Madrid, ciudad desde la que cubrió la pandemia de covid-19.
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