Debi Nova, la cantante que convirtió la cicatriz de la violencia de género en su nuevo álbum
‘Todo Puede Convertirse en Canción’ ilumina la grieta del machismo que la cantautora costarricense carga desde hace al menos 20 años

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Ese momento frente al piano le tomó 20 años. Una oscura progresión de acordes improvisados tiró como un hilo lo que había dejado a medio camino dentro de su cuerpo el empujón de la maternidad: una canción. Y así, aun después de quince años de carrera como cantautora y cinco álbumes de estudio, Debi Nova descubrió que todo, absolutamente todo, puede cantarse. Fue una revelación violenta como la historia que inspiró su más reciente disco: Todo Puede Convertirse en Canción.
Producido por Printz, conocido por su trabajo con la agrupación angelina Black Eyed Peas, el álbum vio luz este 18 de julio. Con el lanzamiento, también se iluminó la grieta que la cantautora costarricense con nominaciones al Latin Grammy y al Grammy porta desde hace dos décadas: la de la violencia machista.
Cuando Deborah Nowalski Kader, nacida en San José de Costa Rica hace 44 años, daba sus primeros pasos como solista, vivió una relación violenta de la que ha hablado en entrevistas y a través de campañas de concientización, pero de la que nunca había escrito una canción: “Creo que tiene que ver mucho con haberme convertido en mamá”, confesó a días del lanzamiento en un restaurante de Manhattan donde se escondió por un rato del bullicio de la Latin Alternative Music Conference a la que asistía 15 años después de presentar en ese espacio su primer disco Luna Nueva. “Es que hay una parte como de una nueva mujer que nace cuando nace tu hija”. La cantante dio a luz a su hija Paloma hace cuatro años. “Y esa nueva mujer tuvo ganas de hablar de esas cosas incómodas y de sacárselas del cuerpo… para liberarme, para romper el ciclo”, dijo al referirse a Brindo, el primer tema que escribió para este disco.
La canción contiene un verso demoledor: “Tus marcas en mi piel me hicieron crecer y hacerme fuerte, son muchas las historias sin la misma suerte”. No ofrece más detalles que esas líneas para describir aquellos años: “Lo importante es saber que este problema de violencia de género es un problema global y es un problema que no discrimina”, comentó como una sentencia. La respaldan los datos.

En Costa Rica, el Instituto Nacional de las Mujeres ha declarado la lucha contra la violencia de género como “una causa país”. En los primeros dos meses de 2025, se registró una tercera parte del total de feminicidios del año anterior. En América Latina y el Caribe, la violencia contra la mujer es un problema estructural que “no conoce fronteras, edades, ni espacios”, según Naciones Unidas, pero la acción de las organizaciones feministas ha sido crucial para visibilizar y contabilizar la violencia contra la mujer en la región.
La sororidad disuelve la vergüenza, en lo colectivo y en lo individual. “Cuando estoy en grupos de otras mujeres que han pasado por algo similar, yo siempre les digo que qué importante es poder hablarlo porque nos avergonzamos”. Para Debi Nova, su historia se hizo canción acompañada de la honestidad de otras mujeres que han hecho arte de la violencia. El tema está inspirado en los acordes densos de la cantante estadounidense Nina Simone y La puerta violeta de Rozalén lanzada en 2017: “Cuando yo escuché eso dije guau, cómo quisiera poder escribir una canción de esto”, confesó conmovida, “Y me tomó siete años más”.
El impulso final llegó mientras grababa su álbum anterior, Dar Vida, en el que convocó a cinco músicas latinoamericanas que son también vocales activistas en sus propias causas. La colombiana afrodescendiente Goyo, la dominicana-brasileña Jarina de Marco, Gaby Moreno, de Guatemala, y Kany García, quien es una de las voces más fuertes entre los artistas latinos en defensa de la comunidad LGBTQ. “Yo creo que el álbum pasado a mí me dio la licencia para poder escribir de esto ahora y hacer este álbum ahora”, dijo. Rodeada de aquella manada de mujeres fuertes, Debi Nova comenzó a escribir la canción que tomó dos décadas en materializarse.
Varios de los diez temas de Todo Puede Convertirse en Canción están dedicados a rupturas amorosas, como Holograma o Noticias de ayer, pero no todos. Dejarlo es producto de una decepción laboral ocurrida mientras escribía el disco: “Si yo no dejaba ir esa relación, me iba a matar”, dice admitiendo ser admiradora de la poesía de la nicaragüense Gioconda Belli: “Vivo mi música como si fuera mi vida”.
Rotos los lazos tóxicos y cerradas las heridas, Debi Nova se prepara para un concierto en octubre que celebra 15 años de carrera en su natal Costa Rica. “Yo dije: ‘¿será que yo voy a poder cantar esto en vivo?”, confiesa con una risa nerviosa. “La tengo con tres asteriscos. Wow… No sé. No lo sé. Es una canción delicada”. Lo que sí tiene es la certeza de que, cuando lo haga, estará rodeada de mujeres: “Si la hago, quiero tener a varias chicas en el piano para poder hacerla, porque si no, no es”.
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