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LGTBIQ+
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Los gais de Trump: blancos, conservadores y poderosos

No se identifican con las siglas LGTBIQ+, reniegan de lo ‘queer’ y defienden una homosexualidad “normal”. Son los ‘MAGAys’

Gais de Trump
Pablo León

Este texto es una entrega de la Queerletter, la newsletter LGTBIQ+ de EL PAÍS, coordinada por Pablo León. Apúntate aquí para recibirla.

Son blancos, gais, trumpistas, y poderosos. En el universo MAGA hay un grupo de señores ―que no señoras― que están orgullosos no solo de su identidad, sino también de apoyar a Donald Trump y defender todas sus políticas, incluso aquellas que amenazan los derechos del colectivo LGTBIQ+. De hecho, no se identifican con las siglas, reniegan de lo queer y defienden lo que definen como “gais normales”. Estos MAGAys ocupan puestos de poder en la Administración del republicano y defienden todas las políticas del ultraconservador, desde el cierre de la línea de atención al suicidio especializada en personas LGTBIQ+ hasta el recorte de fondos para atención y prevención del VIH pasando por el ataque a las personas trans o el borrado de la historia LGTBIQ+.

Algunos de los más visibles son Scott Bessent, secretario del Tesoro; Richard Grennel, embajador en Alemania durante el primer mandato del republicano y actual director del Kennedy Center; Jacob Helberg, subsecretario de Estado de crecimiento económico, energía y medioambiente; Trent Morse, que ha sido director adjunto de Gabinete del presidente estadounidense; Tony Fabrizio, responsable de encuestas en las campañas de Trump de 2016 y 2024; o Charles Moran, alto cargo del departamento de Energía. En The New York Times los llaman los “A-Gays” y han escrito un reportaje sobre ellos a partir de la figura de Moran.

“Son abrumadoramente blancos y comparten cierto look”, resume el Times: “Cortes de cabello muy cortos. Trajes de cuadros. Pantalones cortos de golf. No son del tipo de persona que le dice a nadie sus pronombres ni usan la palabra queer. No se sienten disgustados de que el líder de su partido alimente el pánico moral contra las personas trans. Son gais. Pero siguen siendo republicanos”.

Antes de ocupar un cargo en el segundo Gobierno de Trump, Charles Moran estuvo al frente del Log Cabin Republicans (los republicanos de la cabaña del bosque), la agrupación gay de los conservadores estadounidenses. Moran, trumpista redomado, llegó a su ejecutiva en 2019 y estuvo hasta enero de este año. En ese tiempo alineó la organización con el movimiento MAGA, adquiriendo ascendencia en el ecosistema trumpista, y siendo recompensado por ello con un cargo gubernamental.

El Log Cabin Republicans fue fundado en 1978 en California como respuesta a la Iniciativa Briggs, la Propuesta 6, como se conocía al intento normativo de prohibir a lesbianas y gais trabajar en las escuelas públicas. La lucha contra esa terrible iniciativa fue lo que dio relevancia a Harvey Milk, el alcalde de Castro, el primer hombre abiertamente gay elegido para un cargo público en Estados Unidos. Hace unos meses, el Gobierno de Trump ha eliminado el nombre de Milk de un buque de la Armada. A los MAGAys no les ha importado. A los Log Cabin Republicans tampoco.

“Mientras las estructuras políticas de izquierda se esfuerzan por silenciar o menospreciar nuestras voces, ofrecemos una perspectiva LGTB conservadora”, detallan en su web los republicanos de la cabaña. La directiva de la agrupación está formada por 17 miembros, de los cuales solo dos son mujeres. Ni rastro de personas trans o cualquier otra sigla.

De Reagan a Bush (hijo), el partido Republicano no se ha caracterizado por su aceptación de la realidad LGTBIQ+. Sin embargo, en 2016 hubo un punto de inflexión. Ese año, durante la convención de los conservadores, intervino el magnate tecnológico y reaccionario Peter Thiel. “Yo estoy orgulloso de ser gay. Estoy orgulloso de ser republicano. Pero, sobre todo, estoy orgulloso de ser estadounidense”, dijo. Thiel se vio obligado a hablar de su homosexualidad después de que el medio independiente Gawker lo hiciera público. Thiel se vengó hundiendo la publicación financiando un litigio de Hulk Hogan contra la misma.

Peter Thiel

Los MAGAys, al igual que los republicanos de la cabaña del bosque, consideran que los derechos LGTBIQ+ están consolidados en Estados Unidos. Usan su influencia y sus redes sociales para negar los ataques contra la comunidad. También niegan la presión creciente para que el Tribunal Supremo retire el blindaje estatal al matrimonio igualitario (como ya hizo con el aborto). Las bodas entre personas del mismo sexo adquirieron protección nacional hace una década, tras una sentencia histórica del alto tribunal estadounidense (Obergefell contra Hodges), que ahora está recurrida por una exfuncionaria pública de fuertes convicciones religiosas.

Para la política española Carla Antonelli, senadora y diputada en Madrid, , los MAGAys ―y en general los votantes LGTB de partidos conservadores y ultras que cuestionan sus derechos― “habitan en una nube de confort donde creen que nada va a pasar: no quieren pinchar su burbuja de bienestar”. La senadora y diputada madrileña, que intervino este año en el Orgullo Mundial de Washington, también les manda un aviso: “El recorte de derechos nos afectará a todas: cuando les llegue a ellos, quizás quede poca gente para defenderlos”.

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Sobre la firma

Pablo León
Periodista de EL PAÍS desde 2009. Corresponsal LGTBIQ+ y coordinador de la newsletter semanal 'Queerletter'. Ha pasado por las secciones de Internacional, Madrid, Reportajes, El País Semanal, o El Viajero. Es licenciado en Ciencias Ambientales y Máster de Periodismo UAM-EL PAÍS.
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