Diez maneras de vivir el Orgullo 2025 en Madrid
Personas asexuales, trans, lesbianas, gais y bisexuales relatan su experiencia en las calles de la capital

La manifestación estatal por el Orgullo LGTBI+ ha recorrido el centro de Madrid bajo el lema 20 años avanzando en derechos: Ni un paso atrás. En la manifestación reivindicativa, y en la posterior celebración, han participado los diez protagonistas de este reportaje. Todos hablan de la necesidad de “defender los avances conseguidos” ante el auge de la extrema derecha. De ahí que no hayan querido faltar al Orgullo más multitudinario de Europa y uno de los más famosos del mundo.

Miguel Baya, gay de 54 años: “Me aterra el retroceso que está impulsando la extrema derecha”
Hace 10 años que Miguel Baya, 54 años, viaja con sus primos y amigos desde Barcelona a Madrid para acudir al Orgullo de la capital. “Este año está más vacío, me aterra el retroceso que está impulsando la extrema derecha“, apunta.
Trabaja en una aerolínea y explica que su orientación sexual nunca le ha supuesto un problema en el trabajo, aunque advierte que desde hace unos años mide más sus palabras: “Con la polarización actual tengo ahora más miedo que nunca”.
Lleva 16 años con su novio. Son pareja de hecho y aún no se han casado “por el desembolso económico” que supone. “No dudaría en hacerlo si viera amenazados los derechos, agrega. Para Baya lo más característico del Orgullo de Madrid es su ambiente. Y añade. “Me parece un logro que se siga manteniendo en el clima político europeo actual”. Por L.B.

Coni, mujer asexual de 30 años: “No conecto con las personas a través del sexo”
Con 16 años, cuando sus amigas y amigos empezaron a salir de fiesta, a tener citas y a conocer gente, Coni se dio cuenta de que “no tenía ni deseo ni atracción, nada me llamaba la atención”. A partir de ese momento, comenzó a investigar, a recabar información y a acudir a sesiones con el psicólogo de mi colegio: “Me di cuenta de que era asexual”, cuenta. Como tal, no siente atracción sexual hacia otras personas.
Cuando se mudó de su Chile natal a España, hace cuatro años, se dio cuenta de que, además de asexual, también era bi. Ella es asexual en tanto que no siente atracción física y sexual hacia otras personas, pero es bisexual porque sí que experimenta atracción romántica y afectiva hacia hombres y mujeres. “Conecto con las personas”, se define a sí misma.
“Es complicado ser bisexual y asexual por la bifobia. Por esto de que existe el cliché de que a los bisexuales les gusta mucho el sexo y tienen muchas relaciones sexuales. Además, las lesbianas me dibujan como una lesbiana reprimida, mientras que los heteros dicen que soy curiosa. Lo que yo soy asexual, y si bien sí puedo tener relaciones sexuales, no las necesito. No son una prioridad” explica.
Está sentada en el césped, en el paseo del Prado, a la espera de que pasen las carrozas del Orgullo. A Coni le preocupa “el auge del conservadurismo y de las limitaciones que se le imponen a las personas trans”. Por A.I.

Nagore, lesbiana de 13 años. “En casa no tuve problema; en el cole sufrí acoso”
Desde pequeña, Nagore tuvo claro que no le interesaban, ni romántica ni sexualmente, los hombres. “Eran mis amigos y jugaba con ellos al fútbol, pero nada más”. Poco a poco, fue dándose cuenta de que se sentía atraída por las chicas y de que era parte del colectivo LGTBIQ+: “Me di cuenta de que era lesbiana”.
Al tener clara su orientación sexual desde una temprana edad, nunca tuvo que “salir del armario”. En casa, con sus padres, no tuvo ningún problema al comunicar su orientación: “Mi madre es bisexual”. Sin embargo, en el colegio y el instituto las cosas no fueron fáciles. “Sufrí acoso, sobre todo por mi corte de pelo [corto], pero no me arrepiento”.
Este es el segundo Orgullo al que viene Nagore y lo hace por un motivo: “Quiero que la gente no tenga miedo de lo que pueden pensar otras personas”. También porque considera el Orgullo necesario, “quiero que siga haciéndose y que siga siendo así de bonito”. Por A.I.

David Pérez Alonso, bisexual de 30 años: “Se pueden perder muchos derechos dependiendo quién gobierne”
Es el quinto año que David Pérez Alonso (30 años, Barcelona) viene al Orgullo de Madrid. Desde los 16 se identifica como bisexual y se alegra de ver cómo la cita madrileña es cada vez más multitudinaria. “Es alegría. Nada lo puede definir mejor. Ver a toda esta gente junta, incluso personas que no son parte de la comunidad, pero nos apoya”, cuenta.
Ha venido a la manifestación con una decena de amigos. Considera que son “momentos complicados” para el colectivo LGTBIQ+. “Se pueden perder muchos derechos dependiendo quién llegue al gobierno”, plantea. “Es un buen momento para mostrarse fuertes, unidos y dejar claro que lo que nos hemos ganado no se puede quitar”, afirma.
Pérez no ha sufrido bifobia en su entorno, ni con su familia ni con amigos. “Nunca me han criticado nada. Más me han señalado por ser friki y gustarme los videojuegos”, dice entre risas. A pesar de ello, considera necesario visibilizar más la bisexualidad, porque sí que se encuentra con gente que se lo cuestionan: “Me dicen: ‘Tú no eres bisexual, tú eres hetero, pero te gusta pasártelo bien”. Por F.R.

Estefany Pérez, mujer trans de 30 años: “Una vez tu madre te acepta ya todo da igual”
Estefany Pérez lleva solo 15 días en Madrid y este es su primer Orgullo como mujer trans. Hace tres años que empezó su transición, tras ganar un certamen de Miss Trans en Colombia. Pérez nació en Barinas (Venezuela) y cuando acabó la carrera emigró a Colombia “por la situación política”. Allí se decidió a participar en el concurso.
Desde pequeña veía a escondidas concursos de belleza y ayudaba a sus amigas para prepararse en los certámenes de reinas de su colegio. Ha llegado a Madrid “para buscar mejores oportunidades laborales”. Explica que en la capital se siente “con más confianza para ir tranquila por la calle, gracias al clima de libertad que se respira”. Siempre contó con el apoyo de su familia, lo que para ella la salvó desde el principio. “Una vez tu madre te acepta ya todo da igual”, añade. Por L.B.

Lisa Hoelting, heterosexual de 30 años: “Soy una aliada: estoy aquí en defensa de la libertad y la diversidad”
Lisa Hoelting (Alemania, 30 años) ha venido desde su país con un grupo de amigos queer. Entre ellos, José, un chico gay brasileño que propuso el viaje al Orgullo de Madrid, el más multitudinario de Europa. Es la primera vez de todo el grupo en la manifestación de la capital española. Hoelting es heterosexual, pero no es su primer orgullo.
“Soy una aliada y tengo un mindset [una forma de pensar] queer”, argumenta. “Estoy aquí en apoyo de todos los seres humanos y en defensa de la libertad y de la diversidad”. Para Hoelting, las cosas están mejorando para las personas LGTBIQ+, pero hay espacios que hay que salir a defender. En su país, sobre todo en el este, las cosas se están poniendo “feas”, asegura en referencia al auge de la extrema derecha. Por eso, siempre que hace falta, ella sale a la calle.
Dice estar orgullosa de que España cumpla 20 años de matrimonio igualitario. “¡Ojalá podamos celebrar los 40!”, grita mirando a sus compañeros de viaje. Para esta mujer lo más importante, sin embargo, es seguir avanzando “hasta que no se sienta ninguna diferencia”. Por M.H.

Maxx y Nico, dos chicos trans de 18 años: “No se nos respeta”
Maxx y Nico, ambos de Madrid y de 18 años, han venido al Orgullo con un grupo de amigos de la universidad. Nico es la tercera vez que participa, Maxx acudió por primera vez el año pasado. “Es importante que se nos vea, que sepan que existimos”, afirma Maxx.
“La aceptación del colectivo en España es amplia, aunque aún hay mucha lgtbifobia, especialmente transfobia”, dice Nico, quien describe el Orgullo como un espacio para que “el miedo desaparezca”. Él siempre se sintió diferente a como la gente lo veía: “No sabía darle nombre”, recuerda. Gracias a su instituto supo sobre el colectivo LGTBIQ+. “Entonces pude ser yo”, añade con una sonrisa. Lo más difícil de su transición fue hacérselo entender a sus padres. “Me preguntaron si lo próximo era que me sintiera perro”, lamenta.
Con el tiempo, su padre lo ha comprendido mejor. Sin embargo, siente que su madre sigue “con la esperanza” de que las cosas cambien. “De que me eche para atrás”, especifica. Para ambos chicos, urge arrancar de raíz la discriminación, fundamentalmente, de los espacios laborales. “Me hormono, y se nota mucho [la diferencia de trato] en las entrevistas”, se lamenta Maxx. Y concluye: “A día de hoy, no se nos respeta”. Por M.H.

Cristina y Belenchu, lesbianas de 49 años: “Todo el mundo quiere amar”
Cristina González Fernández y Belenchu Fernández, ambas de 49 años, vienen con un grupo grande de amigas. “Todas de entre 40 y 50”, dicen entre risas, con la cara llena de brillantina y colores arcoíris. Vienen al Orgullo desde hace dos décadas y para ellas la mayor diferencia es que cada vez hay más personas. “Mientras más gente, mejor. Para que abran la mente”, opina Fernández. “Todo el mundo es bienvenido aquí. Todos tienen que estar orgullosos de su condición sexual”, continúa.
González y Fernández son lesbianas y lamentan que a las mujeres del colectivo aún les queda “camino por recorrer”. “Parece que a la gente todavía le cuesta aceptar que una mujer sea lesbiana”, explican. “Sobre todo a la gente mayor”, matizan. “Los chavales de 15 a 20 años lo tienen totalmente interiorizado, mientras que los mayores todavía cuestionan cualquier decisión. Tienen que cambiar la mentalidad”. Por F.R.
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