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Ana Redondo, ministra de Igualdad: “Con Vox en el Gobierno no habría Orgullo”

La socialista, máxima responsable también de políticas LGTBI+, apunta a Mazón por los recortes: “El PP mercadea con los derechos LGTBI+, en Valencia lo estamos viendo”

Ana Redondo, en uno de los balcones del Ministerio de Igualdad, este jueves en Madrid.
Pablo León

La ministra de Igualdad viene de unos días ajetreados. Estuvo en la conmemoración del 20 aniversario de la ley de matrimonio igualitario, estuvo en Valladolid, en el Orgullo de su ciudad, acaba de visitar Sevilla, por la cumbre de la ONU. Además, iba a visitar Hungría, el viernes intervenía en la conferencia de derechos humanos asociada al Orgullo de Budapest, pero no pudo acudir, ya que cancelaron su vuelo: “Nos hubiera gustado estar. Sentimos muchísima pena por no haber sido partícipes de ese momento”, afirma Ana Redondo (Valladolid, 58 años) desde una sala del ministerio de Igualdad, al lado de la Gran Vía.

El edificio está engalanado estos días. Por fuera, lo preside una enorme bandera arcoíris. Por dentro, acoge una exposición sobre los avances en derechos LGTBI+ en España. “Va a girar por media España y también por muchos países de la Unión Europea, además del Parlamento Europeo”, apunta la ministra socialista. A Hungría no sabe si podrán llevarla. “Donde nos veten, también intentaremos estar”, incide. “En Budapest se ha producido una defensa de la libertad desde la ciudadanía y el activismo. En ese puente, atestado de gente, había personas defendiendo a personas. Manda un mensaje muy potente a cualquier gobernante: los derechos conquistados no se tocan. Algunos pretendían poner en jaque a la democracia y la ciudadanía ha dicho no. En Budapest, ha surgido algo”.

Pregunta. Estamos viendo que el Gobierno plantea avances en legislación LGTBIQ+, mientras que en algunas autonomías, como Valencia o Madrid, hay intentos de retroceso, ¿por qué esa disonancia?

Respuesta. La batalla cultural se está librando ahora mismo en el campo del feminismo y la diversidad. Está en el núcleo de la regresión defendida por las fuerzas ultras y también algunas conservadoras. Ahí nos jugamos el futuro, la democracia. Hay que avanzar en legislación, de manera institucional, y también presupuestaria. Así se ponen barreras ante los reaccionarios.

P. ¿Qué rédito se obtiene al apuntar contra los derechos LGTBIQ+?

R. La ultraderecha, ahora normalizada por la derecha tradicional, quiere una sociedad simple, homogénea. Una sociedad diversa, inclusiva, compleja, es más difícil de controlar, es más fuerte ante el autoritarismo. En el siglo XXI la libertad está en cuestión. Es sorprendente. La libertad de ser uno mismo, de amar, la de vivir sin discriminación… La libertad de verdad, no mezclar con la de tomarte una caña después del trabajo. Hoy [el encuentro fue el 3 de julio], es un día que nos interpela por varias razones. Además de la entrada en vigor de la ley de matrimonio igualitario, es el día que asesinaron a Samuel [Luiz] por odio, un odio que se está alimentando desde hace mucho tiempo, especialmente en las redes sociales. Eso divide y enfrenta a la sociedad.

P. ¿Qué ha pasado con la campaña por el 20º aniversario del matrimonio igualitario del Ministerio en redes?

R. Nos ha censurado TikTok. Hemos preparado una campaña muy bella y de reconocimiento de un momento histórico de España. Y sorprende que TikTok nos haya vetado. La razón es que lo consideran “contenido político”. Pero no publicarlo es mucho más político. Hemos puesto un recurso, pero nada. Solo nos ha pasado en TikTok, que justamente llega a una amplia masa de gente joven.

P. ¿Cree que se pueden perder derechos LGTBIQ+?

R. Tras el retroceso con respecto al aborto en Estados Unidos, estamos viendo que no hay derechos que no puedan dar marcha atrás. Con su discurso simple e incendiario, hay riesgo de que los líderes salvapatrias ganen más terreno. La gran pregunta que nos tenemos que hacer como sociedad es si la democracia va a aguantar, porque la democracia son los derechos. Las personas LGTBI+ son el canario en la mina con respecto al retroceso en derechos, especialmente las personas trans.

P. Un sector del feminismo se ha distanciado de la corriente mayoritaria justamente por el reconocimiento de las mujeres trans.

R. Con la que está cayendo, con lo que estamos viendo en Washington, en Budapest, en Valencia o en Madrid, ¿cómo no vamos unidas? El progresismo se basa en que la unidad hace la fuerza. La derecha siempre juega al “divide y vencerás”. En este momento, necesitamos esa unión que nos fortalece y que nos permite tener un discurso inclusivo y global. Yo lo estoy intentando, aunque creo que falta diálogo. Me parece una pugna artificial basada en la falta de empatía. Cuando alguien, por ejemplo, conoce la realidad de los menores trans, entiende lo que pasan y lo que necesitan. Voy a seguir intentando coser el feminismo hasta el último momento.

P. ¿Qué le pasa al PSOE con la Q (de queer, cuando pasaron de defender los derechos LGTBIQ+ a solo los LGTBI)?

R. No creo que la terminología tenga que tener tanta relevancia en el debate. Me parece más importante centrarse en lo nuclear, en lo sustantivo: en avanzar en políticas, en cuidar a las personas, en consolidar libertades. En el pregón del Orgullo de Madrid se me acercaron tres chavales gais de Nuevas Generaciones, me saludaron y tan contentos de poder compartir espacio con una ministra que defiende sus derechos. Son del colectivo y de un partido, el PP, que votó en contra del matrimonio igualitario y ha votado en contra de todas las leyes LGTBI+, y todo lo que sea un avance social. Que no se nos olvide. Eso sucede porque cuando estos derechos se conquistan, son para toda la sociedad. Si fuese al revés, no ocurriría lo mismo: con Vox en el Gobierno no habría Orgullo. Ya lo hemos visto: intentan eliminarlo allí donde tocan poder. Orbán [el primer ministro de Hungría] es socio prioritario de Abascal.

Ana Redondo, ministra de Igualdad, el jueves en la sede de su departamento en Madrid.

P. ¿Qué papel juega el Partido Popular en esto?

R. El PP, exceptuando algún verso suelto, es coherente con su discurso de recorte de derechos. Igual que rechazó la ley de matrimonio igualitario, ahora se niega a poner la bandera LGTBIQ+, o recorta derechos de legislaciones aprobadas por ellos mismos, como en Madrid y Valencia. Ya llevamos al Tribunal Constitucional los recortes anti LGTBI+ de Ayuso en Madrid y haremos lo mismo con las de Mazón. En Valencia el recorte de derechos se ha vinculado a la ley de acompañamiento al Presupuesto. No puede quedar más claro que es el pago que hace Mazón a la extrema derecha por su apoyo. Es un precio carísimo. El PP mercadea con los derechos LGTBIQ+, como hemos visto en Valencia. Es vergonzante.

P. Ha hablado de unos jóvenes militantes del PP, ¿tiene experiencias similares a la izquierda? ¿Hay una pugna entre PSOE y Sumar por el voto LGTBIQ+?

R. Puede ser. A ambas formaciones nos preocupan los derechos LGTBI+. En cualquier caso, esa competencia puede alejarnos de la defensa de lo común, de los derechos conseguidos.

P. ¿Qué relación tiene con Irene Montero y con Carmen Calvo, sus predecesoras en el cargo?

R. Con Irene coincidimos en algún evento y nos saludamos amablemente. Con Carmen tengo una excelente relación. Cuando hay diálogo, generalmente hay buena relación. Ni soy Montero ni soy Calvo, pero creo que no soy innecesaria. Soy una persona que suele tender puentes, que apela al diálogo y a la empatía. Reivindico que es una postura útil y relevante ahora mismo.

Ana Redondo, ministra de igualdad, en la sede del ministerio el pasado jueves.

P. ¿Qué le parece el escándalo de prostitución que ha saltado en el seno de su partido?

R. Es una situación que estoy viviendo con muchísima tristeza. También me anima a intentar poner barreras a esta sinvergonzonería. No hay palabras. La respuesta tiene que ser contundente y yo voy a hacer de la necesidad virtud: voy a intentar llevar nuevamente al Congreso la abolición de la prostitución para que la gente se retrate. Hay una reclamación ciudadana para poner freno a estas actitudes absolutamente machistas, que no tienen cabida en una sociedad democrática ni en un partido feminista como el PSOE. Además, internamente, necesitamos ser mucho más contundentes.

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Sobre la firma

Pablo León
Periodista de EL PAÍS desde 2009. Corresponsal LGTBIQ+ y coordinador de la newsletter semanal 'Queerletter'. Ha pasado por las secciones de Internacional, Madrid, Reportajes, El País Semanal, o El Viajero. Es licenciado en Ciencias Ambientales y Máster de Periodismo UAM-EL PAÍS.
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