Fuego ideológico
El lanzamiento de dardos es la única coordinación eficiente entre las administraciones populares y socialistas


La forma más fácil de quemar los bosques es intentar apagar los incendios con ardor ideológico. Y, a la vez, acusar al rival político de ser dogmáticos y “polarizar”. Tanto los unos como los otros son responsables. No en el mismo grado, pues el listón de Elías Bendodo al llamar “pirómana” a la directora general de Protección Civil es difícil de superar.
El lanzamiento de dardos ideológicos es la única coordinación eficiente entre las administraciones populares y socialistas. Y tan malo como que el barro de la refriega política madrileña se haya trasladado a las llamas de Ourense y Zamora es que PP y PSOE (de Vox ya ni hablemos), insistan en que ellos sí anteponen las soluciones “técnicas”. En lugar de concentrar los (siempre escasos) recursos materiales y la (aún más exigua) atención pública en las cuestiones decisivas —la gestión de los bosques en invierno, las capacidades de extinción en verano y la estabilidad laboral de bomberos y agentes forestales todo el año—, se enzarzan en disputas para demostrar que su ideología es la mejor. Y quizás lo es. Pero ahora no es el momento.
Al contrario de lo que quiere vender cierta izquierda, el problema hoy no es el cambio climático ni la privatización. Obviamente, el calentamiento global es uno de los retos políticos del siglo, pero, en la lucha contra los incendios, no hay que combatirlo, sino adaptarse a él. Prepararse para olas de calor extremo y condiciones atmosféricas que convierten nuestros árboles en cerillas. La descarbonización de la economía es muy necesaria, pero pertenece a otra esfera política. Si la mezclas con los incendios, como Sánchez al reclamar un pacto de Estado para afrontar el cambio climático, haces un flaco favor tanto a la lucha contra el fuego como a la emergencia climática. Si nos centramos en un factor (el cambio climático y no, por ejemplo, el abandono rural) es más difícil construir una coalición amplia de partidos que se comprometan a destinar fondos para combatir los incendios. Y generamos hostilidad contra la causa climática. Viendo que el calentamiento global no es lo más relevante en la inmediata gestión de los bosques, algunas personas deducirán erróneamente que en realidad no importa o es un “comodín” de la izquierda.
Tampoco el problema es la privatización de los servicios forestales. La cuestión es garantizar condiciones laborales decentes: en empresas privadas, públicas o administraciones. Y, desde luego, no acierta la derecha al insistir en el “terrorismo incendiario”. Ya sólo falta que alguien saque a ETA.
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