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COLUMNA
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La teoría de la lámpara

Cuando observo la actualidad ya no busco brechas extrañas, sino trazas de normalidad. Es el nuevo orden mundial

Lámpara
Delia Rodríguez

Imagina que eres un hombre joven y tienes la suerte de encontrar muy pronto al amor de tu vida. Es una chica estupenda, y cuando estás a su lado sientes cómo tus mejillas se sonrojan y tu corazón late más deprisa. Tras unos meses de cortejo, comenzáis a salir juntos. En un par de años os casáis y muy pronto tenéis una hija. Dos años después, nace vuestro hijo. Ese niño es la alegría de tu vida, y cada día antes de ir al trabajo (también tienes un magnífico empleo) entras en su habitación y juegas con los dos críos. Un día, mientras descansas en el sofá, notas algo raro en la lámpara del salón. La ves en tres dimensiones, pero algo no encaja, está como invertida. Es una lámpara de base cuadrada con la pantalla blanca y no puedes apartar la vista de ella. Pasas toda la noche mirándola. Por la mañana no vas al trabajo porque sigue habiendo algo raro en esa luz. Vigilante, empiezas a no levantarte del sofá para nada, ni siquiera para comer o beber algo. A los tres días, tu mujer está tan preocupada que se lleva a los niños a casa de la abuela. Entonces, se abre una brecha en tu conciencia y tienes una epifanía: entiendes que la lámpara no es real. Y, por lo tanto, tu casa tampoco es real, ni tu mujer, ni tus niños. Los últimos 10 años de tu vida no han sido reales.

En ese momento, la lámpara empieza a agrandarse hasta que ocupa toda tu perspectiva, y comienzas a ver en color rojo; oyes voces y gritos; sientes un profundo dolor. Dices “he perdido dientes” y abres los ojos. Estás tumbado en la acera rodeado de desconocidos, asustado y confuso. La policía te lleva al hospital, donde comienzan a hacerte pruebas. Resulta que en tu último semestre de universidad fuiste agredido por un jugador de rugby por cruzarte en su camino, y durante los segundos en los cuales estuviste tirado inconsciente en el suelo viviste en tu mente una vida completa. Pasas los siguientes tres años deprimido, haciendo el duelo por tu familia perdida, temiendo haber perdido la razón. Esperas encontrarte con ellos en sueños alguna vez, pero eso nunca ocurre. Solo a veces, en el borde de tu visión periférica, vislumbras a tu hijo hablándote, anclado en los cinco años, pero no puedes oírlo.

Esta historia que he traducido y parafraseado fue publicada por un usuario anónimo del foro Reddit hace 14 años. Poco después de escribirla, borró su cuenta, por lo que no hay forma de saber si se basa en una experiencia o es tan solo una historia de terror. No importa: en cualquier caso se ha convertido en una especie de leyenda por el profundo impacto que causa en quienes la leen. Desde hace un tiempo forma parte también de la mitología de TikTok, donde ha sido bautizada como la “teoría de la lámpara”. El formato siempre es parecido. Todo va bien en la vida del autor o la autora del vídeo, incluso demasiado bien, y entonces notan algo raro en una lámpara. Supongo que esta es una forma moderna de expresar la desconfianza ante la frágil realidad, el miedo a que todo sea una simulación, una idea que atraviesa nuestra cultura del budismo a Platón, de Descartes a Matrix.

Últimamente, cuando observo el mundo no busco brechas extrañas, sino trazas de normalidad. Siento que todo está invertido. Nada conserva la lógica en las noticias; tampoco las explicaciones que nos damos sobre ellas. Nos dicen que así es el nuevo orden mundial. Nos rodean tantas mentiras y hemos asumido como cotidianas tantas cosas que no lo son, que parece que la lámpara ha devorado la realidad.

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Sobre la firma

Delia Rodríguez
Es periodista y escritora especializada en la relación entre tecnología, medios y sociedad. Fundó Verne, la web de cultura digital de EL PAÍS, y fue subdirectora de 'La Vanguardia'. En 2013 publicó 'Memecracia', ensayo que adelantó la influencia del fenómeno de la viralidad. Su newsletter personal se llama 'Leer, escribir, internet'.
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