Es mejor echarse una siesta que levantar el país
No hace falta ni abrir los domingos para que suba el PIB, ni trabajar 80 horas a la semana por tu jefe


El estadounidense Daksh Gupta es el consejero delegado de Greptile, una (otra) empresa de inteligencia artificial. En lo que bien puede ser un intento de llamar la atención, ha explicado en X que cuando entrevista a un posible empleado le deja claro que no ofrece ningún equilibrio entre vida profesional y personal. En su compañía se trabaja unas 80 horas a la semana: 14 cada día de lunes a viernes y alguna más en fin de semana.
recently i started telling candidates right in the first interview that greptile offers no work-life-balance, typical workdays start at 9am and end at 11pm, often later, and we work saturdays, sometimes also sundays. i emphasize the environment is high stress, and there is no…
— Daksh Gupta (@dakshgup) November 9, 2024
Su tuit suma un millar de respuestas, que van de la admiración al horror, pasando por el resignado “al menos es sincero”, además de, según comenta él mismo, centenares de amenazas de muerte. En una entrevista posterior, Gupta añadió que reclama a su plantilla el mismo nivel de dedicación que él se autoexige, lo que es absurdo. Entiendo que quiera triunfar con su proyecto y que eso le requiera un esfuerzo, pero la mayoría de los empleados de la mayoría de las empresas trabajamos para pagar el alquiler y, sobre todo, para mantener nuestros propios proyectos de vida. Y en ello el trabajo muy posiblemente ocupa una posición secundaria frente a la familia, los amigos y las ocupaciones que no dan dinero, pero sí placer, como viajar, leer, escribir, visitar museos, jugar con los sobrinos, beber algún vino de vez en cuando o tocar (mal) la guitarra. El camarero de un estrella Michelin o el programador de una empresa tecnológica pueden estar muy orgullosos de su trabajo, por supuesto, pero es muy probable que no sientan la necesidad de trabajar 80 horas a la semana para hacer realidad los sueños de su jefe.
Y eso ya sin entrar en que si un empresario ofrece condiciones de trabajo pésimas, no va a contar con los mejores candidatos. Ni en que si uno trabaja 80 horas a la semana, a partir de la hora 43ª su trabajo va a ser regulero, porque se va a quedar dormido por las esquinas a nada que se lo permita la taquicardia provocada por las bebidas energéticas. No es algo que me invente: trabajar más horas aumenta el riesgo de cometer errores y de sufrir problemas de salud, además de reducir la productividad, según multitud de estudios.
Existe una variante patriótica de la idea ridícula de trabajar para hacer realidad los sueños de tu jefe: trabajar por el PIB. Esto viene por el tuit del economista José Carlos Díez, quien se ha visto envuelto en una polémica veraniega por criticar que las tiendas cierren nada menos que un domingo: “Las calles de Oviedo llenas de turistas y todas las tiendas de ropa cerradas. Y luego la peña se pregunta por qué no crece la riqueza de las regiones. En fin”.
Las calles de Oviedo llenas de turistas y todas las tiendas de ropa cerradas. Y luego la peña se pregunta por qué no crece la riqueza de las regiones. En fin pic.twitter.com/vFtYXZ71Zs
— José Carlos Díez (@josecdiez) August 10, 2025
Entre las respuestas, tanto en X como en Bluesky, hay quien le ha recordado que no todo es Madrid y que hay infinidad de ciudades en España y fuera de España donde los comercios cierran el domingo sin que sus habitantes vivan en la miseria. Y puede resultar contraproducente poner la economía de las ciudades al servicio del turista, por mucho que ese turista necesite con urgencia unos calcetines que lucir con las sandalias. Díez también ha tenido que sufrir alguna salida sarcástica que incide en lo mucho que nos gusta que los demás trabajen en fin de semana: “Que dice aquí el colega que si hace falta se pone a doblar camisetas un domingo para levantar Asturias”, ironiza @SantiagoNeg.
Es verdad que esto de trabajar para elevar el PIB no es tan absurdo como trabajar para que tu jefe sea feliz porque, al fin y al cabo, hay cierta relación entre el producto interior bruto de un país y el bienestar económico de sus ciudadanos. Pero cuando alguien dice que madruga para “levantar el país” por lo general se muestra irónico porque eso, en el mejor de los casos, es un efecto colateral. Y creo que no me quedo solo si digo que, si me dan a escoger entre un par de décimas del PIB y una buena siesta dominguera, siempre escogeré la siesta, porque el trabajo es un medio y la siesta es un fin.
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