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Cartas a la Directora
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Gaza, la masacre en directo

Los lectores escriben sobre la hambruna en la Franja, la adicción a las pantallas, los insultos de Abascal y la percepción negativa de las profesiones técnicas

Niños palestinos luchaban el sábado por conseguir alimentos donados en un comedor comunitario de Jan Yunis, en la franja de Gaza.

Después de más de tres años de intensos bombardeos sobre aproximadamente dos millones de seres humanos desprotegidos, el Gobierno de Netanyahu lleva más de dos meses prohibiendo la entrada de toda ayuda humanitaria en Gaza. Ningún camión con alimentos puede paliar la hambruna que están soportando los palestinos, siguiendo las directrices de esos dirigentes que sostienen que “al enemigo se le mata, no se le alimenta”. Las imágenes que nos llegan de la Franja de personas esqueléticas nos remiten a los episodios más oscuros de nuestra historia sin que ningún dirigente internacional mueva un dedo para exigir a Israel que detenga inmediatamente la masacre. La diferencia con respecto a otras matanzas es que la situación pavorosa de Gaza la estamos viendo todos los días en las televisiones. ¿Hasta cuándo vamos a soportarlo?

Pedro García González. Madrid

Habitar el vacío sin miedo

Almuerzo mientras el gol de Mbappé amortigua la soledad con estruendo artificial. Me arreglo el cabello mientras una serie que ya no miro evita que escuche lo que pienso. Ceno con un podcast sobre emociones que jamás practico. Manejo al son de Héroes del Silencio como quien se aferra a un eco para no oír el propio ruido interior. Llamamos “silencio incómodo” a la ausencia de estímulo. Tememos que el mutismo revele lo que no dominamos. Pero quizá el verdadero lujo no sea la hiperconectividad constante, sino habitar el vacío sin miedo. Ser sin entretenerse. Estar sin evadir. Callar y permanecer.

Fátima Hawit Muela. San Pedro Sula (Honduras)

¿Dónde ponemos el límite?

Como ciudadano de un país que se tiene por democrático, me siento interpelado por el insulto grueso, fácil y sin consecuencias pronunciado por políticos que recurren habitualmente a soluciones fáciles para tratar problemas complejos. Aquello que proponen ya lo conoció una generación que está desapareciendo. Si alguien tiene dudas de quiénes son estos renovados personajes y sus propuestas, basta con que se asomen a la novela de Rafael Chirbes —o, quizás más fácil, a su adaptación cinematográfica— La buena letra. Llamar “capullo” a un presidente de Gobierno, democráticamente elegido en nuestro Parlamento, como hizo este viernes el líder de Vox, Santiago Abascal, debería llenarnos de vergüenza ajena a todos.

Julio Olmo Escribano. Valencia

Lo que da sentido

Veo a gente que romantiza tener un trabajo precario en el mundo del arte y que cree que todos los ingenieros somos infelices. Dirijo una fábrica y doy clase en la universidad, tengo un buen sueldo, pero, aun así, tengo claro que trabajar no da sentido a mi vida; cubre mis necesidades. Mi vida la definen mi pareja, mis amigos, mi familia, mis lecturas, los conciertos a los que voy y los cuadros que admiro o los domingos de rastro. Un cuadro es más bello que una tabla dinámica, pero los dos son trabajo.

Patricia Cadenas López. Zaragoza

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