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Pobreza en México
Columna
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Reducción histórica de la pobreza en México

Es un hecho histórico y de algo digno de celebrar, aunque, en un contexto de polarización tan acentuado, nunca falta quienes traten de empañar y poner en duda estos logros

Florencia Carmona, de 32 años, y su hija Noemí Luis Cardona, de 2 años, en su casa de Tehuantepec en 2022.

Hace unos días se dieron a conocer las cifras de la medición oficial de la pobreza en México correspondiente a 2024. Estas cifras se obtienen a partir de la información que recaba el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) cada dos años a través de la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares (ENIGH). Con estos nuevos datos ya es posible hacer un balance de lo ocurrido en esta dimensión en México a lo largo de la administración del presidente Andrés Manuel López Obrador (2018-2024). Antes de pasar a comentar los resultados, sin embargo, vale la pena hacer algunas precisiones sobre las definiciones que vamos a analizar.

La medición oficial de la pobreza en México tiene un carácter multidimensional. Esto implica que para que alguien sea considerado como pobre debe serlo en al menos dos dimensiones distintas: en bienestar económico (lo que se mide a través del nivel del ingreso per cápita de los hogares) y tener al menos alguna carencia de acceso a los seis derechos sociales que contempla la metodología oficial de la medición de la pobreza en México. Estas seis posibles carencias son las siguientes: rezago educativo, acceso a servicios de salud, acceso a la seguridad social, calidad y espacios de la vivienda, acceso a servicios básicos en la vivienda y acceso a la alimentación nutritiva y de calidad.

Además del concepto multidimensional, que es más reciente, en México también se utiliza el concepto de pobreza por ingresos, el cual se refiere únicamente a la dimensión de ingresos o bienestar económico. Esta era la forma oficial de medir la pobreza en México desde 1992 y hasta 2006. A partir de 2008, este concepto es sólo una de las dimensiones de la pobreza oficial en el país, aunque su disponibilidad bienal (debido a su utilización en la nueva forma de medir la pobreza en México) nos permite hacer comparaciones en el tiempo por periodos más largos.

Es importante precisar algo respecto a la metodología que se utiliza en México: si una persona con carencias sociales obtiene ingresos que le permiten exceder el umbral establecido por la línea de pobreza por ingresos, automáticamente sale de ambos conceptos, tanto de la pobreza por ingresos como de la pobreza multidimensional. Por otro lado, si alguien tiene ingresos por debajo de la línea de pobreza, esto no necesariamente implica que cae en ambas situaciones de pobreza. Es posible, por ejemplo, que una persona sea pobre por ingresos, pero que no necesariamente sea pobre en la medida multidimensional. Esto ocurriría si esa persona, a pesar de tener bajos ingresos, no presenta carencias en ninguno de los seis aspectos ya mencionados. Personas en estas circunstancias se definen como Vulnerables por ingresos, pero no son pobres en la medida multidimensional. Yo desde hace tiempo he alegado que estas personas deberían ser parte de la población pobre, pero eso ameritaría una discusión más detallada.

Pasemos ahora a describir los resultados más importantes del periodo 2018-2024. En cuanto a la pobreza por ingresos, el número de mexicanos en esta situación pasó de 61,8 millones en 2018 a sólo 46 millones en 2024. Esto implica una reducción de 15,8 millones de personas pobres en tan solo seis años y con una pandemia de por medio. Vale la pena mencionar que en 2006 justo había 46,5 millones de pobres en el país. Sin embargo, entre 2006 y 2018 el número de pobres en México aumentó en 15,3 millones de personas. México fue una auténtica fábrica de pobres en esos 12 años.

Ahora, en tan solo un sexenio, se ha logrado revertir en términos absolutos el aumento en la pobreza que se generó durante los dos gobiernos anteriores. En términos relativos, evidentemente, hubo incluso una reducción de la tasa de pobreza en México entre 2006 y 2024, ya que la población total es ahora mayor que antes. Por ello, la tasa de pobreza por ingresos pasó de 42,9% en 2006 a 49,9% en 2018, y de allí bajó a 35,4% en 2024.

Esta reducción histórica de la pobreza en México se debió fundamentalmente a una mejoría en los ingresos de los hogares mexicanos. Esto, a su vez, se explica por una serie de factores, en donde lo más importante fue el aumento sostenido en el salario mínimo real que se tuvo en estos años. Hubo otros dos elementos del mercado laboral que seguramente contribuyeron a este resultado: por una parte, un mercado laboral fuerte, impulsado por la economía de las plataformas por aplicación, que se ha traducido en que México tenga la menor tasa de desocupación de su historia reciente y, por el otro, la reforma de la terciarización u outsourcing, que permitió que muchos trabajadores que habían estado contratados bajo este esquema pudieran pasar a estar registrados en la empresa para la que realmente trabajan y que, al hacerlo, pudieron gozar de mejores salarios y mayores beneficios (como el tener acceso a la seguridad social y al reparto de utilidades). Hubo otros dos aspectos que seguramente contribuyeron a esta mejora: un crecimiento regional más equilibrado, el cual benefició especialmente al sur-sureste del país, y mayores transferencias de programas sociales, aunque estas representan una parte relativamente menor del ingreso de los hogares mexicanos.

En cuanto a la medida multidimensional de la pobreza, cabe señalar que la reducción fue menor, ya que entre 2018 y 2024, el número de personas en esta condición se redujo de 51,9 a 38,5 millones de personas, una disminución de 13,4 millones en el sexenio de López Obrador. Destaca que la disminución en este concepto haya sido inferior a la de la pobreza por ingresos. Esto se debe a que 2,3 millones de personas que salieron de la pobreza por ingresos, no eran considerados pobres multidimensionales, sino que eran únicamente “Vulnerables por ingresos”. Así, de los 15,8 millones de mexicanos que lograron rebasar el umbral de pobreza por ingresos, 13,4 millones dejaron de ser pobres multidimensionales y 2,3 millones dejaron de ser vulnerables por ingresos.

Es importante enfatizar que estas cifras de reducción en la pobreza no dependen en lo absoluto de ninguna pregunta referente a alguna de las dimensiones sociales. Hay algunos analistas que, en forma insidiosa, han tratado de arrojar dudas sobre estos resultados, sugiriendo que esto pudiera deberse a cambios en preguntas específicas sobre el acceso al agua en los hogares o sobre el acceso a los servicios de salud. Esto es una mentira flagrante. Estas preguntas no inciden en estos resultados por el simple hecho de que la reducción de la pobreza se dio a través del fortalecimiento de los ingresos, lo que permitió que millones de mexicanos salieran tanto de la pobreza por ingresos como de la pobreza multidimensional. Se trata de un hecho histórico y de algo digno de celebrar, aunque, en un contexto de polarización tan acentuado, nunca falta quienes traten de empañar y poner en duda estos logros. La histórica reducción de la pobreza que se observó en México en estos años debería servir como referente para otros países latinoamericanos que han tenido problemas para avanzar en esta dirección.

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