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Los despilfarros de Noroña y el nepotismo de los Monreal golpean de nuevo al prestigio de Morena

El partido en el Gobierno atraviesa una de sus mayores crisis de credibilidad ante la ciudadanía debido a los escándalos de enriquecimiento y frivolidad de sus principales figuras

Zedryk Raziel

Cada vez es más claro que la presidenta, Claudia Sheinbaum, y su partido, Morena, caminan por líneas separadas, sobre todo en lo referente a cumplir los mandatos de austeridad, honestidad y devoción por el trabajo establecidos por Andrés Manuel López Obrador, el fundador de la formación izquierdista. La separación ha sido documentada por las recientes encuestas de Enkoll, que muestran cómo Sheinbaum mantiene una aprobación de hierro mientras Morena ha perdido puntos en el respaldo de la ciudadanía. Esa caída coincide con el verano negro morenista, la racha de escándalos de enriquecimiento, despilfarro y presunta corrupción que han envuelto a los líderes del partido en los últimos meses. Lejos de recular, los señalados desafían las directrices lanzadas por la presidenta para custodiar los principios de Morena, caso del senador Gerardo Fernández Noroña y el clan de los Monreal.

Noroña ha hecho patente su insurrección ante el mandato de la austeridad. El miércoles, Reforma reveló que el senador, uno de los aspirantes presidenciales dentro de Morena para los comicios de 2030, usó una aeronave privada para acudir a una gira en el Estado de Coahuila el pasado fin de semana. Metido a la carrera presidencial con varios años de anticipación, Noroña suele presentar “informes” de sus actividades legislativas en Ciudad de México y otros Estados. Esta vez, decidió usar un avión por lo apretado de su agenda, según ha explicado él mismo tras la revelación de su exclusivo flete. El vuelo está rodeado de dudas. Si bien el senador dijo que pagó por el viaje ―lo que le habría costado 14.000 dólares―, el avión tiene placas estadounidenses y no cuenta con permisos para dar servicio de transporte de alquiler en México. Noroña ha señalado que el impedimento para usar aeronaves particulares es permitido hasta cierto punto. “La compañera presidenta dijo claramente que, cuando es necesario, se podía [usarlas]”, refirió el senador.

La interpretación de Noroña se aleja de las instrucciones expresas de la mandataria, que en mayo envió a los dirigentes de Morena una carta en la que afirmó: “No es de nuestro movimiento andar en aviones o helicópteros privados”. Aquella vez, la indicación fue dirigida a Ricardo Monreal, que semanas atrás fue captado subiéndose a un helicóptero particular para hacer un viaje dentro de la propia ciudad. La carta de Sheinbaum era un profundo alegato en contra del dinero, los lujos y, en general, la “parafernalia del poder”, y una defensa de la humildad en el servicio público. En el escrito, la mandataria, que al tomar posesión del cargo puso tierra de por medio con su partido, dedicaba otras líneas a Noroña por sus viajes en primera clase a congresos internacionales, que ella calificó de “turismo político”.

El miércoles, la presidenta le pidió al senador dar una explicación. Noroña lleva semanas en el ojo del huracán, por sus desplantes y su actitud desafiante hacia la oposición en el Senado, pero, sobre todo, por la revelación de que es dueño de una casa de 12 millones de pesos en el Estado de Morelos. Noroña, que en cada oportunidad presume de su condición de “ser del pueblo”, defendió su patrimonio y dijo que él, personalmente, no tenía la obligación de ser austero. El legislador explicó que la austeridad dictada por López Obrador era sobre el gasto del Gobierno, no el privado, obviando que el expresidente también exhortaba a los funcionarios a vivir “en la justa medianía”, por consideración a los millones de pobres del país. Esta vez, cuestionado sobre la información del pago de su vuelo privado, Noroña dijo que no tenía por qué transparentar nada.

El caso de los Monreal también es distintivo del malestar al interior de Morena con las directrices presidenciales. Sheinbaum envió al Congreso una reforma para impedir el “nepotismo electoral”, esto es, que los familiares cercanos de un gobernante “hereden” su cargo, aun presentándose a comicios. La reforma llevaba entre líneas una dedicatoria a los clanes políticos de todos los partidos que ejercen un fuerte control en los Estados. Los Monreal son un ejemplo de ese poderío en Zacatecas, cuna familiar, de la que han sido gobernadores Ricardo, la cabeza del clan, y David, el actual mandatairo. El menor de los hermanos, el senador Saúl Monreal, está formado en la línea para convertirse en candidato a gobernador. “El que respira, aspira. Mi aspiración sigue intacta y firme”, dijo esta semana, y abrió la puerta a cambiarse de partido si en Morena le frustran sus planes.

Sheinbaum pidió al benjamín de los Monreal que deje pasar un sexenio para postularse a la gubernatura de su Estado. El anhelo implacable del senador explica por qué la reforma de Sheinbaum sobre el nepotismo se estrelló en el Congreso contra los políticos de la misma coalición gobernante (la presidenta pretendía que se implementara para los comicios de 2027, pero los legisladores pospusieron su aplicación para 2030). El senador Félix Salgado quiere suceder en el Gobierno de Guerrero a su hija, Evelyn Salgado, y el mandatario de San Luis Potosí, Ricardo Gallardo, quiere pasar el cargo a su esposa, la senadora Ruth González. Ambas elecciones, como la de Zacatecas, se celebran en 2027. Ricardo Monreal, jefe de la bancada morenista en la Cámara de Diputados, aseguró en una entrevista con este periódico hace unos meses que su hermano acataría la orden de Sheinbaum y no se postularía en el proceso electoral inmediato. Está por verse si ha habido un cambio de opinión.

Mientras el clan Monreal decide su futuro político, la presidenta ha tomado nota y ha pasado factura a los rebeldes de su formación. El domingo, en el evento en el Zócalo capitalino por el primer aniversario de su Gobierno, colocó en segunda fila a Monreal, Noroña y otras figuras polémicas de Morena, entre ellas el senador Adán Augusto López, atribulado por señalamientos sobre su millonario patrimonio y por los presuntos vínculos de uno de sus excolaboradores con el narco. Son los mismos personajes que hace unos meses, en ese Zócalo, por estar ocupados tomándose una foto, ensimismados en la cresta de la popularidad de Morena, le dieron la espalda a Sheinbaum y no se percataron de que caminaba detrás de ellos. Ricardo Monreal acusó recibo del gesto de la presidenta de pasarlos a segunda fila este fin de semana. “Nos encorralaron para no cometer aquel error”, dijo, sonriendo, apenado.

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Sobre la firma

Zedryk Raziel
Reportero de EL PAÍS México, especialista en la cobertura de asuntos políticos y de corrupción. Licenciado por la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM. Ha sido colaborador en el diario Reforma y el portal Animal Político. Es coautor de ‘El caso Viuda Negra’ (Grijalbo, 2022) y ‘Licencia para robar’ (Grijalbo, 2025).
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