Celia Maya: “El Tribunal de Disciplina tiene las mismas funciones que antes, pero ahora hay voluntad política”
La próxima presidenta del organismo vigilará y sancionará a la primera generación de juzgadores electos por voto popular


Cuando Celia Maya (75 años, Santiago de Querétaro), escuchó de José Maya, su padre, y de su maestra de sexto año de primaria que tenía que ser abogada para luchar contra las injusticias no pensó que esas palabras, que le provocaron un extraño temor por el Derecho, terminarían siendo su guía para encontrar la pasión que le ha ocupado los últimos 40 años de su vida: la impartición de justicia. Los resultados de la elección judicial del 1 de junio en México han colocado a la jurista en línea directa para presidir el nuevo Tribunal de Disciplina del Poder Judicial, un órgano que sustituye al Consejo de la Judicatura, del que actualmente es consejera. Una figura con iguales funciones, las de vigilar y sancionar la actuación de los juzgadores. Maya se ve sonriente, su nueva encomienda la emociona y la reta. Se ha propuesto recorrer todos los tribunales del país para vigilar de cerca. La polémica por la distribución masiva de volantes, los llamados acordeones, en los que su nombre aparece impreso en muchos de ellos, no la escandalizan: sirvieron como una herramienta, dice. Tampoco ve en ello delito a perseguir. “Cada quien eligió su acordeón y decidió si lo utilizaba o no”, sostiene.
En su despacho destaca una foto con el presidente Andrés Manuel López Obrador y una imagen de la silueta de su sucesora, Claudia Sheinbaum. La catedrática y dos veces candidata a la gubernatura de su natal Querétaro, por los partidos PRD y Morena, respectivamente, ha aspirado por partida doble al Senado, también a la Suprema Corte de Justicia de la Nación, aupada por el partido gobernante y por López Obrador. Sus inclinaciones políticas, sostiene, no son impedimento para impartir justicia. Maya se alista para dar rumbo al Tribunal de Disciplina y refundar el Poder Judicial, dice, para cumplir con uno de los anhelos que le sembró su padre, justicia social, rápida y transparente.
Pregunta. ¿Cómo ha compaginado una mujer su vida personal con tantos cargos?
Respuesta. Me distrajo tanto la carrera judicial que se me olvidó todo. Cuando decidí que quería tener hijos, ya no hubo oportunidad. Tengo pareja, casi 30 años con ella, vamos bien. Me hubiera gustado ser mamá, pero me siento plena, realizada como persona, contenta y hoy más contenta y agradecida con el pueblo de México que me dio su voto. Tengo un gran compromiso, empezar a direccionar este nuevo órgano de disciplina judicial.
P. ¿Cómo califica la elección judicial?
R. Fue una elección histórica y compleja. La población acudió a votar de manera libre y contra todos los pronósticos que decían que no iría ni un millón de personas. Más de 3.400 candidatos sin espectaculares, sin reuniones masivas que le permitieran a la gente identificar a los candidatos.
P. ¿Qué inquietudes ciudadanas recogió en la campaña?
R. La campaña fue muy importante porque confirmó los motivos que llevaron a la reforma judicial. La gente decía: ‘qué bueno que va a cambiar el Poder Judicial, necesitamos justicia’.
P. ¿Por qué considera que hubo baja participación?
R. La gente no está acostumbrada a una elección con muchos candidatos. Está habituada a aspirantes más visibles, a verlos en televisión, en mítines y en esta elección no ocurrió. Pero el empeño de la gente que fue [a votar] es importante como un primer ejercicio.
P. ¿La elección judicial marca un antes y un después en el Poder Judicial?
R. Tiene que ser. Cuando se da un cambio tan profundo como este, tiene que dejar huella. La elección popular es muy importante. El hecho de que te nombre el pueblo te hace más independiente. La independencia no se compra en la tienda, no se va a la escuela para que te enseñen a ser independiente, es una cualidad del ser humano para conducirse en la vida. Se refrenda que México camina hacia la justicia social.

P. ¿Qué diferencia hay entre las funciones del nuevo Tribunal y el Consejo de la Judicatura Federal?
R. No hay diferencias en las funciones, vigilar era la función antes y ahora. Se trata de voluntad, ahora sí hay voluntad política. El Consejo de la Judicatura se burocratizó.
P. ¿Hay sanciones más duras?
R. Las sanciones son las de siempre. Ya estaban en la ley y siguen. Desde la amonestación privada, pública, suspensión en el empleo, multas, hasta la destitución del cargo y la inhabilitación para el servicio público. Tengo planeado platicar con todos los jueces y magistrados, y con todo el personal para dejar muy claro cuál es la visión y la misión del Poder Judicial. El Tribunal de Disciplina no es una instancia jurisdiccional. Si un juez dicta una sentencia, el tribunal de disciplina no la va a corregir, pero si el juez se salió de los cánones que establece la ley, eso sí lo puede sancionar.
P. ¿Qué hizo bien el Consejo de la Judicatura?
R. El Consejo de la Judicatura nació para que la Corte no se ocupara de los asuntos administrativos y se dedicara a la constitucionalidad. Pero después de 30 años resultó que no daba la respuesta que la gente quería, no vigilaba. En su momento se crearon las instituciones y empezaron a funcionar, debemos tomar la experiencia, rescatar las buenas prácticas y eliminar las nocivas.
P. ¿Cuál es el reto como próxima presidenta del Tribunal de Disciplina?
R. Lograr que en unos meses la gente empiece a sentir y a ver el cambio. Es más importante lo que se ve. Podemos decir que estamos haciéndolo más rápido, pero lo importante es que la percepción de la gente sea que efectivamente sus tribunales le van a servir.
P. ¿Va a recorrer todos los tribunales?
R. Sí. Hay que retomar esta nueva visión. Saber por dónde caminar. Voy a platicar con la gente.
P. ¿El Tribunal pondrá especial atención en los perfiles que han ganado y han sido cuestionados en su probidad?
R. Los Comités de Evaluación fueron los que decidieron quiénes cumplían los requisitos. Ahora se dice que hay algunos que se les fueron, por alguna razón pasaron y burlaron alguna cuestión. Si alguien de ellos se queda, se le observará. Es lógico, si desde el inicio señalan que alguien llegó con alguna deficiencia o problema, hay que estar más atento, sin que se sientan perseguidos. Que les quede claro a todos los que trabajan en el Poder Judicial: vamos a vigilar con rigor, con cuidado, vamos a estar al pendiente. Pero que nadie se sienta perseguido. Si hay una falta, inmediatamente tomaremos la medida correspondiente.
P. ¿Su afinidad con Morena, el partido gobernante, no abre la puerta a un conflicto de interés?
R. No. La manera de pensar y la ideología política nada tienen que ver con impartir justicia. He dejado todo claro en mi vida. Tengo 40 años como juzgadora profesional que están acreditados. Participé [en la política] cuando la ciudadanía me vio como su candidata. Lo acepté porque hay momentos en que los cargos públicos son una obligación. No nada más es lo que tú quieras. Si la gente ve en ti una oportunidad de resolver una problemática no puedes decir: ¡ay mira, no me interesa!, tienes que ir. No gané, regresé a mi tribunal y seguí trabajando. Es la mayor muestra de que sé separar las cosas. Desde niña supe que la justicia social era lo que mi país necesitaba.
P. ¿Cuándo decidió ser juzgadora?
R. No lo decidí yo. Yo hubiera sido médico, pero me di cuenta de que aprender el nombre de todos los huesos no me gustaba tanto. Hubo dos sucesos muy importantes. Mi papá me decía: ‘Estudia para abogada, para que saques a todos los inocentes de la cárcel. No debes permitir ninguna injusticia’. Otro suceso ocurrió cuando vine a Ciudad de México con mi maestra de sexto año, porque gané un concurso de primaria y nos trajeron a saludar al presidente Adolfo López Mateos. También saludé al secretario de Educación, Jaime Torres Bodet, recuerdo que me impresionó su discurso. Mi maestra me preguntó: ¿Celia, qué vas a estudiar?, le respondí: Voy a ser maestra. Se sorprendió, pensé que era porque le parecía muy tonta para ser maestra, me dijo: ‘¡No! Tú debes ser abogada para que este país salga adelante’. Me daba mucho miedo ser abogada, me pesaba mucho que quisieran que resolviera todos los problemas.
P. ¿La distribución masiva de acordeones en la elección judicial, en los que usted aparecía favorita, ¿no resta legitimidad a los resultados de los comicios?
R. No, no veo por qué. Dicen que hubo acordeones masivos, lo que vi es que la gente veía una elección compleja. Cuando empecé a explicar mi boleta, me decían: ‘¿Cómo los voy a conocer?’. Eso provocó que se buscaran herramientas y empezaran a circular muchos acordeones. La gente se fue por los más visibles y más conocidos, los que ya estaban en la función pública. Eso lo explica. El acordeón fue una herramienta. No llevé acordeón [a votar] y sentí no llevarlo. La boleta fue compleja, había que ponerle atención a la de jueces. La gente usó razonadamente un apoyo para decidir.
P. ¿Aunque se distribuyeron masivamente?
R. Los vi en las redes. Todo lo que está en las redes se puede imprimir. A la gente le encanta compartir. A alguien le dieron uno y lo intercambió con alguien más.
P. Las impresiones fueron profesionales
R. No sé si fueron profesionales o no, pero fueron una herramienta. De ninguna manera se puede descalificar la elección. La gente acudió a votar, eligió libremente y a nadie se le dijo que no fuera.
P. ¿Coincidencias hasta del 90% no son una alarma?
R. La gente se fue por los que había oído mencionar más.
P. ¿Se debe encontrar a los responsables de la impresión y reparto de acordeones y sancionarlos?
R. A nadie lo obligaron a que fuera a votar. Cada quien eligió su acordeón y decidió si lo utilizaba o no. No le veo ninguna falta. Si alguien subió un acordeón y unos lo bajaron y otros lo retomaron, lo hicieron libremente. A nadie se le obligó. Los que están protestando [por los acordeones] ¿por qué no fueron a votar? Hubieran elegido a sus candidatos con o sin acordeón. El pueblo que decidió ir a votar ya eligió y lo hizo en términos constitucionales.
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