¿Hay que llevar a los niños al zoo? Razones a favor y en contra
Para unos, estos espacios hacen una magnífica labor de conservación, estudio y divulgación del reino animal. Para otros son simplemente cárceles para las bestias


¿Tienen sentido hoy los parques zoológicos? Para unos hacen una magnífica labor de conservación, estudio y divulgación del reino animal. Para otros son simplemente cárceles para animales secuestrados de sus hogares. Más allá de polémicas y debates, cada padre debe confrontar sus propias opiniones con el bien familiar, cuando sus hijos le solicitan la clásica petición de “¿por qué no vamos al zoo?”.
Lo cierto es que ni tú has encerrado a los animales allí (a menos que casualmente tu actividad económica sí que sea esa, pero entonces no creo que tengas debates éticos ni te pongas a leer columnas de este tipo), ni la situación del zoo cambiará porque una sola familia vaya o no vaya. Pero cada pequeña decisión va sumando. Y es entonces cuando un simple plan de un día puede provocar una división en la familia o, por lo menos, un enfado entre adultos (si no son de la misma opinión) o con los críos, si nos negamos en rotundo.
Por eso, si estas vacaciones surge en casa el debate de “¿hay que llevar a los niños al zoo?”, aquí te traigo razones a favor y en contra para visitarlo con tus hijos. Ojalá te ayuden a decidirte con más convicción. Por supuesto, son reflexiones genéricas, porque cada zoo tiene unas instalaciones y trabajadores distintos, y además, en principio, todo el mundo que trabaja allí con animales lo hace desde el amor y el respeto hacia estos seres vivos.
A favor de ir
- Puedes ver en vivo y en directo cientos de animales que como mucho te habrán salido en documentales y libros de texto del cole. Y esa sensación tan emocionante es la misma que tienes al ir a un concierto de un artista que solo has escuchado en la radio.
- Esta experiencia en persona es un aprendizaje mucho más potente y recordado que estudiar la fauna en clase. O sea, que si quieres que saquen mejores notas en las asignaturas de naturales, llévalos varias veces.
- La visita puede despertar vocaciones y producir una nueva generación de estudiantes o seguidores de la zoología, la biología o la conservación.
- Conoces de golpe y en un mismo espacio-tiempo un amplio abanico de especies de muchos ecosistemas del mundo.
- Se aprende muchísimo y de golpe. Y no solo los niños. Puede que os sepáis El rey león de memoria, pero ahora conocerás el auténtico nombre de cada especie y un montón de datos curiosos.
- Es un día en familia que viviréis con emoción y después recordaréis con cariño. Y si los críos se pelean o se portan mal, lo harán rodeados de fauna, que siempre queda más vistoso.
- Ver a los animales ayuda a que los niños se preocupen por ellos y tomen conciencia de los peligros que sufren muchas especies. Si solo amamos lo que conocemos, mejor que conozcan la fauna de su planeta antes de que desaparezca.
- Con el pago de tus entradas estarás contribuyendo a la investigación y a la conservación que promueve el zoo. Porque sin dinero, poco podrán mejorar.
- A tus hijos se les disparará la curiosidad y te coserán a preguntas, y de paso puede ser que también te interese a ti conocer las respuestas.

Razones en contra
- Los animales están confinados lejos de su hábitat, en condiciones que, algunas veces, distan de ser ideales.
- La incomodidad ética de contemplar seres vivos como entretenimiento te puede amargar el día (aunque seguramente más a ti que a tus hijos).
- Vale que hay packs anuales interesantes, pero, como los parques de atracciones, las entradas de un solo día para una familia de cuatro no son moco de pavo.
- En verano el calor es horroroso para según qué animales… y según qué visitantes.
- Contemplar animales cautivos te puede generar una reacción de pena importante, sobre todo si ves a algunos que parecen estar medio enfermos.
- Y a veces la pena te da no verlos, porque pueden estar haciendo la siesta o sin ganas de atender a los fans.
- Lo ideal es ver a los animales en libertad en su propio hábitat, así que es preferible viajar a la naturaleza en plan safari no cazador, ir a un santuario de animales o pegarte una maratón de documentales desde el sofá.
- Si te das un atracón de animales en un mismo día, puedes acabar aburriéndolos o contemplarlos con indiferencia mientras bostezan (mientras que con un simple caracol los niños pueden pasar días la mar de entretenidos).
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