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Ser solo “el padre de” o “la madre de”: cuando la identidad propia se desdibuja detrás de un hijo

Los síntomas de que la existencia de una persona esté basada solo en su rol de progenitor están relacionados con el agobio, la ansiedad o su falta de interés, por lo que es recomendable que dedique tiempo a reconectar consigo mismo

Inicio del curso escolar en el Colegio Antonio Moreno Rosales (Madrid).
Jorge Marzo Arauzo

A la salida de un colegio cualquiera, decenas de padres esperan a sus hijos. En una escena imaginaria, miras a los lados y ves a Ana, madre de Juan; a Sonia, madre de Lucas y Raquel; a Héctor, padre de Javier y Alicia; pero también al padre de Iván, a la madre de Sandra o a la de Eva. Sin embargo, de los últimos no sabes sus nombres. Ni ellos el tuyo. Para algunas personas, tu identidad se esconde detrás del nombre de tu hijo o hija. Solo eres “el padre de” o “la madre de”.

“La paternidad es de los cambios vitales más grandes que te ocurren en la vida adulta. Porque generan una crisis y el sentido del cambio que viene a alterar todas esas cuestiones que estaban firmes”, desarrolla Paula Gamallo, psicóloga clínica de Apai Psicólogos dedicada al área infantojuvenil y familia. “Lo más normal que puede pasar es que la paternidad represente una fuerte crisis de identidad y de personalidad porque hay un mundo de cambios. Y con la madre desde el momento uno: con esos cambios físicos, hormonales, fisiológicos que le van a generar una mayor sensibilidad. Y esto se va a ver repercutido en lo psicológico. Miedos nuevos, inseguridades nuevas que tienen que ver con no sentirse lo suficientemente buena para poderse hacer cargo de ese niño. Porque es una decisión de la que no hay vuelta atrás”, añade la experta.

Gamallo afirma, además, que ser “el padre de” o “la madre de” implica que tu vida ya no es solo tuya, sino que tienes al cargo a otra persona. “Una persona que pudo reconstruir su identidad como padre, si va a un campamento [a buscar a sus hijos], por ejemplo, y se relaciona con otros progenitores y siente que lo tratan como ‘padre de’, no le va a crear una crisis ni una molestia. Tiene un lado positivo, de encontrarte con gente que quizás no es de tu grupo de amigos, pero que tiene un niño de la misma edad y, de repente, ves que no eres el único que está pasando por eso, por esa nueva identidad. Pero también ocurre lo contrario, hay señores y señoras que se sienten desdibujados detrás de su descendencia”. Para la experta, la parte negativa de ser “padre de” tiene que ver con un conflicto más profundo, pero también con la construcción de la identidad que hace ese adulto previamente: “Implica una gran pérdida dejar de ‘ser’, que luego por el proceso se va acomodando”.

Hay progenitores para los que ser reconocidos por ser “el padre de” no es ninguna molestia. “Al principio, todos eran papá de no sé quién y no sé cuál, porque no los conocías más allá de ese ámbito y de ser esa persona. Luego, conforme vas coincidiendo en más cumpleaños, reuniones de clase, te vas haciendo grupo, tus hijas van haciendo que te juntes con nuevos amigos”, explica Víctor Manero, padre de dos hijas, de 7 y 10 años. "Pero hay muchos padres que, después de muchos años en el colegio, todavía no sé cómo se llaman ni ellos cómo me llamo yo, pero sí que saben que soy el padre de mis hijas. No me duele, es difícil que me moleste por algo así”. Manero considera que la paternidad sí que le ha arrebatado algo de libertad, planes cotidianos que antes hacía, como por ejemplo jugar al fútbol con sus amigos, y tener tiempo para él mismo, al deber compaginar su conciliación laboral con la de su mujer, que trabaja de tardes: “Me ha absorbido mucho tiempo antes y ahora, pero poco a poco va cambiando”.

El problema principal de la crianza es sobre todo la falta de tiempo, no poderse hacer cargo de todo.

Los síntomas de que la existencia de una persona está basada en ser “el padre de” o “la madre de” están relacionados con una sensación de agobio, ansiedad, ser muy irascible o intolerante, tener falta de interés, de deseo o incluso sentir culpa, según Gamallo, que recomienda principalmente dedicarle el tiempo y las ganas a conectarse con uno mismo: “Eso requiere organización. Organizar es usar tus redes de apoyo, si tienes una pareja, si tienes amigos, si tienes abuelos… Porque el problema principal es, sobre todo, la falta de tiempo, no poderse hacer cargo de todo. Crecemos y hay nuevas responsabilidades, hay nuevas tareas, y una elige estar en otra posición. Pero eso no implica dejar de lado lo que a ti te hace bien, lo que a ti te pone contento, te gusta y disfrutas”.

Para la psicóloga es muy importante equilibrar la identidad propia con el rol de la paternidad, y no ser solamente una de las dos cosas. Varios padres y madres consultados coinciden en señalar la importancia de cuidar la salud mental para no dejar de lado sus propias aficiones y su identidad personal, incluso cuando la crianza exige toda su atención. “Echo especialmente de menos la tranquilidad para poder leer o simplemente poder hacer ejercicio o dar paseos”, lamenta Raquel Latorre, madre de dos hijos, de 3 y 12 años. Latorre reconoce que tiene pocos espacios donde ser ella sin el rol de madre por delante, y que sus amistades han pasado a reducirse a otros padres que también tienen hijos; aunque se relaciona con parejas sin descendencia y que han querido adaptarse a su modo de vida.

Otro caso es el de Nicolás Ibáñez. Ser padre le ha hecho perder parte de su esencia y tener que aprender a equilibrar sus quehaceres con los de sus dos hijos, pero sin dejar de lado su personalidad: “Tienes mucho menos tiempo de vida, porque lo dedicas a los niños, pero siempre se saca algo para poder echar un partido de pádel o tomar unas cervezas o ir a ver a los amigos. Es primordial hacerlo, para tu salud mental y la de tu pareja”. Manero también destaca la importancia de la calma mental y el cambio que ha vivido desde que es padre: “Ahora mismo tengo una carga mental que no tenía antes. Antes la vida era algo más fácil porque no tenía tantas responsabilidades. Mi tiempo para mí y mis planes es lo que echo de menos. Pero se puede ser ambas cosas: ‘el padre de’ y Víctor. Hay tiempo para todo si se gestiona bien”.

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Sobre la firma

Jorge Marzo Arauzo
Es periodista en la sección de Deportes desde 2024. Antes, en Narrativas Visuales, donde aprendió sobre el mundo de la infografía y el periodismo de datos. Se graduó en periodismo por la Universidad de Valladolid y cursó el máster de periodismo UAM-EL PAÍS con la promoción 2021-2023.
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