Trump, sobre la crisis de los drones rusos en Polonia: “¿Qué pasa con Rusia? ¡Allá vamos!"
Lejos de trabajar por un acuerdo de paz con Ucrania, Putin ha intensificado su campaña bélica tras su reunión con el presidente estadounidense en Alaska


La primera reacción del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, a la crisis de los drones rusos en Polonia se hizo esperar más de 12 horas, y, cuando finalmente llegó, dejó tras de sí más preguntas que respuestas. Aunque en realidad, la pregunta principal fue solo una. “¿Qué pasa con Rusia violando el espacio aéreo de Polonia con drones?“, escribió Trump en un mensaje en su red social, Truth, publicado este miércoles al final de la mañana, hora de Washington. “¡Allá vamos!”, añadió en un post corto, críptico y ciertamente abierto a interpretaciones.
¿Qué quería decir con ese “allá vamos”? ¿Indica que su paciencia con Moscú se agotó por fin? ¿Es el anuncio de su disposición a tomar medidas contra el presidente ruso, Vladímir Putin, por la primera incursión del Kremlin en un tercer país, para más señas, miembro de la OTAN, desde el comienzo de la guerra hace tres años y medio?
Trump habló con el presidente polaco, Karol Nawrocki, este miércoles, según confirmó el propio jefe de Estado europeo. “He hablado con el presidente estadounidense, Donald Trump, sobre la repetida violación del espacio aéreo polaco por parte de drones rusos, ocurrida anoche. La conversación es parte de las consultas que llevo a cabo con nuestros aliados. Las conversaciones de hoy confirmaron la unidad aliada”, ha escrito Nawrocki en su cuenta en la red social X.
La semana pasada, durante una visita oficial de Nawrocki a Washington, el republicano se comprometió a ayudar a Polonia a protegerse. “Apoyaremos a Polonia en todo momento”, declaró Trump.
Más allá de la sintonía personal entre ambos líderes (Trump apoyó a principios de año y en un gesto inédito la candidatura del ultranacionalista Nawrocki), el tratado de la Alianza Atlántica, organización de la que también participa Estados Unidos, exige en su artículo quinto a los socios el club defenderse mutuamente en caso de un ataque injustificado.
De viaje a la última cumbre de la OTAN, celebrada en junio en La Haya, Trump evitó comprometerse a cumplir ese mandato, porque, dijo, “depende de qué definición” se tome de ese texto. “Hay muchas. Pero yo estoy comprometido a ser su amigo, ya saben, me he hecho amigo de muchos de esos líderes y estoy comprometido a ayudarlos”.
La crisis de los drones rusos llega 22 días después de la reunión que Trump y Putin mantuvieran el pasado 15 de agosto en una base militar de Anchorage, en Alaska, un encuentro en el que el presidente estadounidense no solo sacó a su homólogo ruso del aislamiento internacional en el que se hallaba y aparcó las amenazas de imponer nuevos aranceles a Rusia para forzar un cambio de idea del Kremlin; también dio por buenas sus principales reclamaciones de Putin para empezar a hablar del final de la guerra: el control de la región de Donbás, en el este de Ucrania, a cambio de congelar la línea del frente, tal y como está en Jersón y Zaporiyia. En total, Rusia ha ocupado cerca de un 20% del país vecino.
Elogios al republicano
Desde entonces, Putin no ha dejado de elogiar a Trump. Pero una cosa con el líder ruso son las palabras, como sabe bien su homólogo estadounidense, y otra, muy distinta, los hechos: las acciones militares del Kremlin en los últimos días, que, además de la invasión del espacio aéreo de Polonia, han incluido el mayor ataque con misiles y drones sobre Ucrania desde que empezó la guerra, parecen diseñadas para agotar la paciencia del presidente republicano y para desafiarlo a cumplir unas amenazas de endurecer su postura con Rusia que no acaban de materializarse.
Todo indica que con la esperanza de provocar una reacción en el presidente de Estados Unidos, el ministro de Asuntos Exteriores polaco, Radek Sikorski, se dirigió a él durante una conferencia de prensa el miércoles en Varsovia. “Putin se ríe de los esfuerzos de paz del presidente Trump”, declaró Sikorski. “Desde Alaska, solo ha intensificado la guerra. Espero que [Trump] respalde sus palabras con hechos”.
Este ganó las pasadas elecciones con la promesa de que acabaría con la guerra en Ucrania en su primer día en el Despacho Oval, un objetivo que casi ocho meses de bandazos después (del alineamiento inicial con Moscú, a la expresión de su descontento con Putin y el endurecimiento del tono, sin demasiado efecto) no ha cumplido.
Aún falta del informe forense definitivo sobre la invasión del espacio aéreo polaco, mientras Rusia evita dar explicaciones, Polonia invoca el artículo cuatro del tratado de la OTAN para llamar a consultas a sus aliados y la Alianza advierte del riesgo de escalada en el conflicto. Entre tanto, Washington contiene el aliento hasta ver cómo influirán los últimos acontecimientos en el frente oriental de la OTAN a los planes de Estados Unidos de terminar con un conflicto que Putin no parece dispuesto a acabar si no es en sus propios términos, mientras Trump sigue obsesionado con sumar puntos para otro improbable objetivo de Trump: lograr el premio Nobel de la Paz.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.
Sobre la firma
