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Líderes políticos y empresariales europeos critican el acuerdo comercial entre EE UU y la UE

Bruselas excusa las cesiones ante Estados Unidos agitando el fantasma de una guerra comercial que “traería serias consecuencias sobre millones de empleos”. “Es un día oscuro”, responde el primer ministro francés

El canciller alemán Friedrich Merz tras ofrecer una declaración en la Cancillería, este lunes en Berlín.

Bruselas intenta convencer a los Estados miembros de la UE y a las empresas del continente de que sus cesiones a Washington en el acuerdo comercial suscrito el domingo por Donald Trump y Ursula von der Leyen se justifican para evitar una guerra comercial abierta con la superpotencia mundial. Es decir, echa mano del viejísimo adagio latino: “Es mejor un mal acuerdo que un buen pleito”. Pero ese argumento no parece estar convenciendo a muchos o, al menos, no logra un apoyo entusiasta. “Es un día sombrío cuando una alianza de pueblos libres, reunidos para afirmar sus valores y defender sus intereses, decide someterse”, ha clamado este lunes el primer ministro francés, François Bayrou. El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, se ha ahorrado la crítica, pero ha dejado claro, con un lenguaje diplomático, que el resultado no le gusta: “Respaldo este acuerdo comercial, pero lo hago sin ningún entusiasmo”. También representantes de la industria alemana han expresado sus críticas al acuerdo.

La Comisión Europea es consciente de que lo pactado con el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, en Escocia no gusta ni por el contenido ni por la coreografía que acompañó a su firma. “Paremos por un momento para pensar en la alternativa: una guerra comercial, como algunos parecen pedir, traería serias consecuencias. Con al menos un 30% de aranceles, nuestro comercio transatlántico se detendría, poniendo en riesgo millones de empleos”, ha respondido el comisario de Comercio y jefe negociador europeo, Maros Sefcovic. El resultado final ha quedado justo a medio camino: un arancel general del 15%, lejos de ese 30%, pero muy por encima del 1,4% de gravamen medio que estaba en vigor cuando Trump abrió las hostilidades.

Sefcovic también intenta hacer de la necesidad virtud cuando esgrime que comprometerse a comprar productos energéticos (gas natural licuado, petróleo y combustible nuclear) por valor de 750.000 millones de dólares (640.000 millones de euros) en tres años —uno de los acuerdos de los que sacó pecho Trump— está alineado con el objetivo de la UE de dejar de adquirir materias primas a Rusia. El comisario eslovaco ha usado otros argumentos, como que confía en que las investigaciones abiertas por Estados Unidos a productos farmacéuticos nunca acabarán con aranceles superiores al 15%. “Hemos pasado mucho tiempo juntos. Nos conocemos mucho mejor que antes. [...] Por eso creo que respetarán el compromiso”, ha dicho.

Ursula von der Leyen y Donald Trump se dan la mano, este domingo en Turnberry (Escocia).

Pero nada de esto ha convencido en capitales como París. Lo ha demostrado el primer ministro Bayrou y también el ministro para Asuntos Europeos de Francia, Benjamin Haddad, que considera que el pacto aporta “estabilidad temporal”, pero “está desequilibrado”. Por supuesto, tampoco ha gustado el pacto al primer ministro de Hungría, el ultraconservador Viktor Orbán, que lo ha usado para arremeter contra Von der Leyen en defensa de Trump. “Esto no es un acuerdo... Donald Trump se comió a Von der Leyen para desayunar, eso es lo que pasó y sospechábamos que iba a pasar, ya que el presidente de Estados Unidos es un peso pesado en lo que respecta a las negociaciones, mientras que la señora presidenta es un peso pluma”, aseguró el líder húngaro, habitual punto discordante en las decisiones que se adoptan entre los líderes europeos.

Que el acuerdo no es satisfactorio es algo que se hace patente incluso entre los líderes que evitan la crítica abierta o los que apoyan a la Comisión, pero que lo hacen con desacostumbrada frialdad. “Valoro el esfuerzo de la Comisión Europea y la actitud negociadora y constructiva de la presidenta y respaldo este acuerdo comercial, pero lo hago sin ningún entusiasmo”, ha dicho el jefe de Gobierno español. Y ha dejado claro que la UE tiene que ser más ambiciosa: “Europa se tiene que poner las pilas en todos los ámbitos, en la autonomía estratégica, en las relaciones comerciales con otros países.... Tenemos que diversificar nuestras relaciones comerciales, hacerlo con bloques regionales que quieren acordar con Europa, como es el caso de Mercosur”, ha insistido Sánchez.

En el lado de quienes sí respaldan el pacto están los gobiernos de Alemania e Italia. La postura de Berlín y Roma ha pesado bastante para que Bruselas no fuera más dura en sus posiciones. Así que este lunes la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, ha respondido en consecuencia: “Valoro positivamente el hecho de que se haya alcanzado un acuerdo, siempre he pensado y sigo pensando que una escalada comercial entre Europa y Estados Unidos habría tenido consecuencias imprevisibles y potencialmente devastadoras”. Aun así, ha subrayado, todavía hay que “estudiar los detalles del acuerdo”, mientras que Europa debe “acelerar y tratar de compensar” las posibles pérdidas que produzca el pacto cerrado en Escocia.

Acuerdo de aranceles entre EE UU y la UE

También el canciller alemán, Friedrich Merz —quien durante el tiempo de negociaciones mostró su impaciencia más de una vez— ha respaldado el resultado escocés: “Es bueno que Europa y EE UU hayan llegado a un acuerdo y se haya evitado así una escalada innecesaria en las relaciones comerciales transatlánticas”. E incluso así ha dejado entrever algunos peros. “Hemos podido defender nuestros intereses fundamentales, aunque me habría gustado que se hubieran introducido más facilidades en el comercio transatlántico”, ha señalado el jefe de Gobierno alemán, quien, como otros mandatarios, ha dicho estar a la espera de conocer “más detalles” del acuerdo.

Pero no todos en Alemania están satisfechos. Alice Weidel, copresidenta del partido ultra Alternativa para Alemania (AfD), ha criticado con dureza a los negociadores europeos. “No es un acuerdo, sino una bofetada para los consumidores y las empresas europeas”, ha asegurado.

Para la federación de grupos industriales alemán BDI, el pacto tendrá “repercusiones negativas considerables”. “Quienes esperan un huracán agradecen una tormenta”, ha resumido Wolfgang Groe Entrup, presidente de la Asociación Alemana de la Industria Química (VCI), al tiempo que ha pedido más negociaciones para reducir los aranceles, que calificó de “demasiado elevados” para la industria química europea, en declaraciones recogidas por Reuters. “Se ha evitado una mayor escalada. No obstante, el precio es alto para ambas partes. Las exportaciones europeas están perdiendo competitividad. Los clientes estadounidenses están pagando los aranceles”, afirmó.

“Parece que en los próximos días podría haber negociaciones para ciertos productos agrícolas, cero por cero, que es lo que los sectores europeos y estadounidenses han estado pidiendo”, ha declarado José Luis Benítez, director de la Federación Española del Vino. Benítez ha añadido que un tipo del 15 % podría poner a Europa en desventaja frente a otras regiones exportadoras de vino sujetas a aranceles del 10%. “Si hay alguna excepción, esperamos que la Comisión (Europea) entienda que el vino debería ser una de ellas”.

Lamberto Frescobaldi, presidente del organismo vitivinícola italiano UIV, afirmó el domingo que los aranceles del 15% sobre el vino supondrían una pérdida de 317 millones de euros (372,63 millones de dólares) en los próximos 12 meses, aunque el grupo estaba a la espera de ver el texto definitivo del acuerdo.

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